En estos días los ciclones y huracanes tienen agitado el Caribe, así como el odio del magnate Donald Trump agita la tranquilidad de los inmigrantes árabes, negros e hispanos en Estados Unidos.
En Honduras, los golpistas asociados con los continuistas del neo caríato aceleran el pulso del clima social y político a menos de dos meses y medio de las elecciones generales.
En el Congreso Nacional piden reglamentar el delito de la reelección de Juan Orlando Hernández, en la Universidad Nacional sacan todas sus garras y colmillos contra la resistencia estudiantil, en la prensa manipulan sus propias mentiras y en los púlpitos rezan al diablo de las 7 cabezas.
Los objetivos de esa asociación ilícita del crimen organizado que mantiene secuestrado el Estado son bien claros, continuar robando las riquezas del país y asegurarse absoluta impunidad en el futuro próximo.
El ejército, la policía y los distintos cuerpos clandestinos de inteligencia están activados a tiempo completo alrededor de esos objetivos, a cambio de dinero como es el típico comportamiento de los mercenarios con uniforme.
Frente a ese plan delictivo que une a líderes narcos con elites políticas y empresariales, la ciudadanía que ama su país ha decidido retornar a la movilización de cuerpos, mentes y conciencias, para hacerle frente a los continuistas del horror, la violencia y la miseria.
La Convergencia contra el continuismo, que integran varias organizaciones sociales y destacados liderazgos a nivel nacional, ha recordado esta semana el derecho humano a la desobediencia civil y a la insurrección popular frente a los forajidos que amenazan con imponer la ilegal reelección sin referendum ni plebiscito ni constituyente, a la fuerza bruta.
No será la primera vez que el pueblo hondureño se movilice contra los despóticos en el poder, pero quizás sea esta la primera vez que lo haga también contra los medios del miedo, los pastores del demonio, los empresarios de carteles y las embajadas que promueven el reglamento inconstitucional del continuismo.
La Convergencia inició este viernes las convocatorias de calle y éstas seguirán todas las semanas próximas, hasta dejarle claro a la Unión Europea y a Estados Unidos que no pueden avalar impunemente ni el fraude electoral ni la reglamentación de un delito constitucional que desestabiliza el país.
Las antorchas están encendidas otra vez contra la reelección, a favor de un nuevo pacto social y político, que impida la perdición total de Honduras en el neoliberalismo narco, chafista, indigente, entreguista y canalla.
De ahora en adelante, las cosas no van a estar definidas por la Marca País ni el Plan 20-20, la gobernabilidad pasa por la gente que acabó entendiendo bien el golpismo continuista como su verdadero enemigo político.
El país ha perdido casi 9 nueve años continuos en manos de dos carteles de políticos narcotraficantes, ladrones y estúpidos que comprometen el presente y futuro de más de 8 millones de personas con derecho a vivir en paz, con trabajo y dignidad.
Y no son las elecciones de noviembre las que cambiarían esta tragedia, sino la determinación sincera, valiente y comprometida de los liderazgos populares con un nuevo rumbo institucional de corto plazo que devuelva el país a sus verdaderas hijas e hijas.
Esta noche votamos aquí a favor de la Convergenica Anti Continuista, a favor de la insurrección popular contra los despóticos, en contra los rezadores de oficio y de los medios terroristas.
La noche es larga, Morazán vigila.