EL BYE BYE DE JOH

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Antes del miércoles 16 de marzo, los medios de comunicación que siguen todavía entetados de la nostalgia del poder narco que avasalló a Honduras, cubrían la audiencia de extradición “del hombre” como si se tratara de un partido de fútbol.

El objetivo era crear un ambiente de expectación y de esperanzas como el domingo en el estadio, para que los activistas nacionalistas y los fanáticos cristianos seguidores de DoñAna tengan todavía un poco de oxígeno para gritar a todo pulmón.

En términos simples, el objetivo de los narradores de esta tragedia del líder de la manada es jugar a la inocencia y crear falsas expectativas de no extradición, lo cual sirve para ganar tiempo y hacer dinero.

En el ínterin del proceso, los compinches del hondureño que presidió la más grande conspiración latinoamericana para introducir 500 mil toneladas de cocaína a Estados Unidos, aprovechan para cambiar las vacas de potrero o para traspasar los bienes ensangrentados a sus testaferros.

Fue por esa prisa que la Procuraduría de la República se adelantó a pedir la incautación de bienes del cartel de Lempira antes de los tres días que tienen ese montón de abogados para apelar la decisión del imperio gringo.

Entre tanto, los narradores de la extradición seguirán ahí alimentando la fábula del éxito de la apelación, mostrando a doñaAna orando, manipulando, y cuando el avión de la DEA despegue con el paquete dirán todavía entonces que en Nueva York se demostrará la inocencia, y que luego el hombre volverá para ser otra vez presidente.

¡Son descarados estos canallas, y mucha gente tonta sigue esta narración futbolera, porque todavía no tenemos la brutalidad como sociedad para detener a estos pendejos en la justa medida que los describe Facundo Cabral!

Sin duda estamos presenciando uno de los hechos más dolorosos para doña Elvira Alvarado en su condición de madre, porque durante el golpismo ha perdido a tres hijos en la noche oscura del crimen organizado.

Ella como madre tiene todo el derecho a llorar la pérdida de estas crías, pero el pueblo también tiene todo el derecho a denunciar su picardía. Y a celebrar si es posible la justicia, para compensar todo el sacrificio hecho durante 12 años sin parar.

Las víctimas son demasiadas. El daño es inmenso.

Juan Orlando Hernández se construyó el poder con una serie de complejos personales nocivos entrando al Estado por la puerta de atrás, ayudado por los dueños del partido liberal y los barones del inframundo.

La historia de sus alianzas militares las conocemos, bien choteadas tiene la gente sus formas mercantiles de comprar con dinero las voluntades de los ruines, y su gracia para invocar a dios mientras trabaja con el diablo.

“Intenten acorralarme y daré la vuelta para volver convertido en el jefe de la manada” escribió en su twitter el día que su policía militar pretoriana no constitucional fue derrotada en el Congreso. Ilustró el texto de aquella amenaza con un grupo de coyotes liderados por el macho alfa enseñando los dientes y gruñendo hacia adelante.

Efectivamente, ese coyote regresó de la mano del Cohep y de la asociación de pastores, abrazado con la asociación de medios, hecho un nudo con los bancos y fortalecido con la estructura comercial de Juaquín Guzmán, el capo nunca capturado por las fuerzas armadas ni la policía que bien sabían cómo cantaba las baladas y las rancheras en el paraíso de Copán.

Ahí está este hombre en la cueva de las cobras a pocos días o a pocas horas de ser historia, para dejar detrás de sí una estructura que debe caer. Él ya está sentenciado. Él ya es culpable. El pueblo hace tiempo emitió su veredicto. Faltan los demás.

Los cabecillas de esa estructura tienen que irse rápidamente por el mismo camino. Y los bienes de todos estos sátrapas deben ser convertidos en bienes de capital para comprar cuadernos, medicamentos y emplear a los sobrevivientes de esa guerra que dejó hasta ahora más de 100 mil víctimas en Honduras.

La congresista por California, Norma Torres, ha escrito sobre la decisión del juez de extradición que eso nos acerca a la justicia para todas las víctimas de la corrupción violenta de Juan Orlando Hernández.

Las acciones de Hernández dañaron a millones de hondureños, de estadounidenses y también dañó la democracia de Honduras, dice la demócrata de origen guatemalteco.

Durante la presidencia de Hernández, desde 2010 hasta 2022, “más de 700,000 hondureños huyeron a los Estados Unidos, muchos de ellos mujeres y niños, y cientos murieron en el trayecto peligroso”, recuerda Norma Torres.

Espero que esto brinde al menos una pequeña esperanza para quienes han sufrido a causa de Hernández.

Muy bien por la congresista, tendremos tiempo de reclamarle igual a todos los demócratas y republicanos por qué esperaron 12 años para detener a estos cobardes que destruyeron el país.

Ahora es tanto el trabajo por hacer para refundar nuestra querida Honduras que nos falta el tiempo y a veces la paciencia, porque los miserables que se han beneficiado de este régimen de muerte siguen beligerantes creyendo que vamos a olvidarnos.

Nos separamos de ustedes esta noche dando la bienvenida a la libertad a nuestros once compañeros presos políticos de Pimienta, Cortés, amnistiados el martes antes de la audiencia al capo.

Bienvenidos Daniel Eduardo y José Orlando Santos, Edwin Nahúm Amaya, Mynor Ariel Reyes, Roque Jacinto Alvarenga, Wilfredo Cáceres, Francisco Miguel Gómez, Melvin Mauricio Chávez, Jonathan Ricardo Perla, Santos Ramón Paredes y Lourdes Johana Gómez.

Estos compañeros y esta compañera fueron acusados en el 2017 por la dictadura de joh de haber incendiado la posta de los abusivos policías de Pimienta. Hoy ya tienen el perdón del estado y muy pronto recibiremos a Eduardo Urbina y a los Sarmientos, así como hemos recibido al amigo Kike Flores, para seguir uniendo la familia en libertad.

Buenas noches.

Eitorial Voces contra El Olvido, sábado 19 de marzo de 2022
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