Los teóricos de la huelga popular de 1954, que parió muchas realidades sociales, jurídicas y políticas EN HONDURAS, nos decían siempre que mayo es el camino. La insistencia era debido al significado potente del 1 de mayo y el comienzo de la huelga en las bananeras en ese mismo mes.
Para decirlo de entrada, aquél paro nacional al que condujo la huelga de los jornaleros de las empresas gringas en la zona norte, fue capitalizado políticamente por el Partido Liberal. Durante años los dirigentes liberales saludaron con el sombrero de los sufrientes trabajadores de la gran prisión verde de Ramón Amaya Amador.
El partido rojo y blanco siempre desempolvaba antes de las votaciones los derechos económicos y sociales como sus grandes legados a Honduras, evitando decir los enormes engendros también creados por ellos casi al mismo tiempo. Las Fuerzas Armadas anticomunistas y el decreto 33 anticomunista, que sirvió a la oligarquía para encarcelar miles de campesinos y campesinas hasta nuestros días.
Dicho aquello, no queremos que el partido LIBRE y ningún otro partido formado en las olas de la heroica resistencia que ha sobrepasado 10 años de lucha simbólica, lucha cultural e ideológica, pretenda algún día apropiarse políticamente de la herencia del quiebre de 2009.
La herencia del golpe no es un acuerdo para un partido, ni un código ni un monumento, la herencia es de conciencia colectiva, una revolución silenciosa en el imaginario, una comprensión total de la política, la identificación de los enemigos ideológicos en las iglesias del diablo, en la prensa mercenaria y en las organizaciones del crimen organizado, el Comando Sur está bien identificado.
Entonces, el camino de junio no es de nadie en particular, no nació el 28, apenas continuó aquella batalla de 1990 para regresar los militares a sus batallones y juzgarlos en la Corte Interamericana. Y la batalla de 1995, cuando las madres arrinconaron a los chafas hasta eliminar el servicio militar obligatorio. Y cuando las víctimas abrimos los primeros juicios contra los criminales del 3-16.
El 28 de junio de 2009 no fue el inicio de las resistencias, hay que repetirlo siempre como lo hizo la historiadora Nataly Roque durante el foro convocado en la víspera por el partido Libre en el auditórium del Colprosumah, en esta capital.
Las resistencias que propusieron cambiar la Constitución mediante una asamblea originaria vienen del Bloque Popular y de la Coordinadora Nacional de Resistencia, que en 2003 se lo dijeron seriamente a Pepe Lobo en el Congreso, tras la aprobación del Tratado Comercial con Estados Unidos, que dejó en el aire nuestro contrato social.
Estas aclaraciones son importantes cada vez, porque siempre hay gente corta de la memoria que trata de atontar a otros haciéndoles creer que todo empezó con la ruptura política del 28 de junio de 2009.
Nos ocupamos de hacer esta precisión por los comentarios despectivos que leímos el jueves contra la periodista Sandra Maribel Sánchez, por haber comenzado su comparecencia en Radio Progreso señalando que el golpe de Estado de junio 28 no fue contra un presidente sino contra un pueblo.
Los textitos a ella dirigidos repiten consignas inamistosas y son similares a los endilgados contra los liderazgos de la Plataforma de defensa de la Educación y la Salud, por haber des-convocado movilizaciones previstas para el 28, para no sufrir la estrategia represiva preparada contra el partido Libre.
En esta batalla hay dos posibilidades. Que el régimen use a su favor las contradicciones internas para separar otra vez la dinámica de lucha de clases del partido político. Y la segunda, que al interior del partido político que reemplazó sin consenso el Frente Nacional de Resistencia en 2011 no exista, efectivamente, una lectura seria y madura de la nueva coyuntura nacional.
Decimos esto para defender esta noche la batalla que se libra en las iglesias, en las radios populares, en las paredes de la ciudad, en la poesía y el canto, en las redes sociales y en la defensa cotidiana de la vida y la procuración de la justicia, esto no es para asegurar cada cuatro años un trozo de democracia tutelada por el Comando Sur de los Estados Unidos. Ni para darle vigencia a individualidades. Todo esto es para mantener la identidad viva del pueblo de Morazán, que ya cambió demasiado… se cambió a sí mismo.
Decimos esto para preservar la memoria viva, para defender la bendita sangre derramada, por los dolores ahogados en el pecho de millares de víctimas de la prepotencia militar, por la impotencia que se siente a veces delante del terror armado dentro de la Universidad Pública y por los heridos, los emigrados, los exiliados, las mujeres violadas, los gritos en silencio.
Antes del ceremonial por los mártires del 28 y las víctimas del fraude electoral en el auditórium del Colprosumah, delegado al Cofadeh por su proximidad con las víctimas, escuchamos el jueves con atención la conferencia del analista boliviano Hugo Moldiz, invitado al foro organizado por el Instituto de Formación Política, que dirige el periodista Gerardo Torres.
Creemos que para zanjar este debate, que venimos planteando en este editorial, sería importante que el Instituto de Formación Política del partido Libre publique íntegra esa conferencia, porque quizás ayudaría a replantear las necesarias relaciones entre las fuerzas sociales y el partido político.
Es obvio el distanciamiento entre los liderazgos de la plataforma de salud y educación y la conducción política de Libre. La confrontación contra las doctoras Figueroa y Ruiz desde el alto nivel hasta el bajo nivel del partido, es perjudicial. Y la distancia entre el sólido liderazgo ético de la Convergencia contra el Continuismo y el partido libre, también es inconveniente.
Pero tiene que haber un encuentro sincero, un cónclave, para respetarse en el accionar público, sin apropiarse de nada ni de nadie, ni imponerse viejos feudos ni hacer listas a cargos de elección popular. Que no sea un encuentro romántico ni hostil, ni tramposo, que sea de gente seria que ama a este país.
Abogamos por este paso inteligente, que serviría radicalmente al momento de enfrentar la degradación de la dictadura Hernández – Facussé, cuyo fracaso es reconocido inclusive por el analista cotidiano de Televicentro, el periodista Renato Álvarez, quien mira venir con preocupación un escenario de guerra civil, que sacaría corriendo a sus propios jefes, antes de un próximo proceso electoral con las reglas del la selva.
Bueno, pasemos a esa reunión y sigamos, porque la lucha es constante.
Buenas noches!