Tegucigalpa.- Para fortalecer sus capacidades en la defensa y promoción de los derechos humanos, defensores y defensoras realizaron el recorrido por la Ruta de la Memoria Histórica.
El recorrido de la Ruta de la Memoria Histórica es una iniciativa impulsada por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), enfocada en visitar lugares emblemáticos de la política de terror del Estado en la década de los 80 con la aplicación de la doctrina de seguridad nacional.
Unos 20 defensores y defensoras que integran la Red Nacional de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos (RENADH) participaron en la actividad, misma que fue guiada por las promotoras de derechos humanos del Cofadeh Mery Agurcia y Nohemí Pérez.
Este viaje al pasado, para conocer el camino escabroso recorrido por las víctimas de la desaparición forzada de la década de los años 80, comienza en la sede del Cofadeh y continúa por el centro histórico de Tegucigalpa, por lugares que conllevó a los grandes esfuerzos de los familiares porque les devolvieran con vida a su pariente y termina en el valle de Amarateca, donde se erige hoy el Museo Contra El Olvido.
Entre los lugares visitados están donde fueron detenidos y luego desaparecidos Manfredo Velásquez, Eduardo Becerra y Roger González. También la plaza La Merced, donde los familiares todos los primeros viernes década mes realizan un platón; la sede de la antigua DNI y, por supuesto, las sedes de donde funcionaban los tres poderes del Estado.
En la década de los 80, el centro gubernamental se concentraba en el casco histórico de Tegucigalpa, es por ello que sus calles y ciertos edificios eran los escenarios donde se movilizaban los familiares de los detenidos desaparecidos, los frentes estudiantiles y la clase trabajadora organizada, para demandar les devolvieran con vida a sus parientes y compañeros que habían sido detenidos, por exigir un mejor país.
En cada lugar visitado se informa y se reflexiona sobre las acciones de protesta que realizaban los familiares para dar con su pariente, quienes por esa lucha de exigencia también fueron blanco de las fuerzas de seguridad del Estado.
Para Guadalupe Romero, de la Red de Defensores/as de Derechos Humanos de Olancho, ha sido una experiencia única porque son momentos emotivos que se viven en cada sitio visitado.
“Es una carga emocional, mental, sentimental que se viven, porque fueron unos hechos terribles que se dieron y que el pueblo hondureño no debe olvidar”, señaló Guadalupe Romero.
Añadió que como ellos como nueva generaciones en la defensoría de los derechos humanos, deben de transmitir a las futuras generaciones este conocimiento y contra la experiencia que se siente durante la visita a los diferentes lugares emblemáticos de la política de terror de los años 80.
Agregó que fueron momentos críticos, triste, doloroso, horrorosos para la historia de Honduras y la historia de cada una de las familias afectadas.
Para Guadalupe no es lo mismo escuchar las historias que cuenta la gente a través de documentales o leer en un textos, estar presente en estos sitios y principalmente los que fueron utilizados como centro de tortura, porque “es como revivir algo, que yo no lo viví, pero siento que lo viví”.
“Me dio tristeza, dolor y siento que el gobierno de Honduras y cada hondureño tenemos una responsabilidad en estos hechos, y el gobierno tiene la responsabilidad de darle respuesta a estas familias que exigen donde están sus parientes”, sostuvo la defensora de los derechos humanos.
“Hoy me he dado cuenta de las cuestiones clandestinas que sucedieron en los 80”, comenzó expresando el defensore de los derechos humanos José Vallecillo, de la Red de Defensores/as de Derechos Humanos y Comunicadores/as Sociales de El Paraíso (Red-Oriente).
Continuó expresando que “estoy en el lugar de los hechos, donde sucedieron las cosas y donde los tuvieron a ellos, en los lugares donde los venían a torturar, y honestamente sí voy impresionado”.
Sostuvo, además, que es muy importante conocer esta historia y darla a conocer, porque “tiene el efecto multiplicador”.
Finalmente expresó que no se debe olvidar, que se debe mantener viva, porque se debe tener fe que algún día habrá justicia.