DE LA IMPUNIDAD A LA JUSTICIA

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Llegó la hora de someter a la vindicta el nefasto papel del Ministerio Público, lo que significa venganza social contra la impunidad de los últimos 20 años, juzgamiento público de ese comportamiento institucional al servicio de las dinámicas delictivas por acción u omisión.

Aquí no se trata de elegir nuevos fiscales para que todo siga igual, se trata de refundar un nuevo Ministerio Público, de reconquistar la acción penal pública arrebatada a la sociedad por los criminales. La apuesta es por la justicia como un valor, un derecho humano, un componente estabilizador del Estado de Derecho, motor de desarrollo y garantía de la convivencia, no una mercancía o moneda de cambio.

Por eso vinieron 200 mil o 300 mil personas a Tegucigalpa el pasado 29 de agosto a decirle claramente al Congreso Nacional que los carteles de narcotráfico y las redes de corrupción no continúen blanqueando ellos mismos sus fechorías desde adentro del Ministerio Público.

El pueblo de Honduras sufre esta realidad perversa con números brutos. Los 50 políticos ladrones extraditados a Estados Unidos, con Juan Orlando Hernández a la cabeza, no tenían siquiera denuncias registradas en la Fiscalía. Ese barrio tenía excelencia moral, cero de antecedentes penales.

Igualmente, los financiadores de las campañas políticas y los banqueros que han lavado el dinero ensangrentado de las maras de cuello blanco, de las bandas asesinas de extorsionadores y de los atracadores del presupuesto nacional, ahí están disfrazados de honorables, haciéndose los ofendidos, agazapados detrás de las conspiraciones.

Para disfrutar de esos privilegios de la honestidad mal habida, los Rivera Callejas y los Facussé-Rosenthal pusieron sus fiscales domesticados durante años y luego el cartel de Los Hernández acaparó todo, impuso su jauría hasta nuestros días. Y esos son quienes más prisa tienen de elegir nuevos fiscales.

Pero oiga bien pueblo, ponga atención, estas cúpulas que han amarrado la fiscalía y estrangulado todo el sistema de justicia, están bien jodidas: el de las manos de seda está muerto con grillete electrónico por robar a la FIFA; el más sombrío de todos, el príncipe de las tinieblas, está agazapado en el lado oscuro de los escombros del partido liberal, apenas sacando la nariz a través del ex convicto en libertad condicional, y el otro designador de fiscales y jueces espera sentencia perpetua de la Corte Federal de Nueva York el próximo año, por narcotraficante y corrupto mayor.

Los dos fiscales representantes de esos operadores de las elites podridas están igualmente en problemas. Oscar Chinchilla por haber abandonado el puesto, por salir corriendo a los brazos del sandinismo protector, para evitar la extradición por colaboración eficaz con el cartel de Los Hernández. En cuanto a Sibrián, mal por él igualmente porque obedece órdenes del binomio rojo-azul de mantenerse en usurpación del cargo mediante un leguleyismo que ha sido sometido a inconstitucionalidad esta semana.

Respecto a los operadores de las redes delincuenciales tejidas por esos condenados a muerte moral y política siguen vivos, están en el Congreso Nacional, en los medios de desinformación y muchísimos están dentro del Ejecutivo, en las entrañas del gobierno de Xiomara Castro, conspirando contra todos nosotros y haciendo los mandados a los gerentes- propietarios de los carteles apodados empresarios, inversionistas, hombres y mujeres de negocios.

Entretanto, los y las hondureñas que cometieron delitos comunes o delitos políticos, sin poderes especiales ni influencias relevantes, suman más de 20 mil en las 25 prisiones del país, y los millares de personas que demandan justicia por perjuicios o agravios no tienen siquiera esperanza de recibir lo suyo, porque sus casos cayeron en esa profunda represa del 95% de impunidad enmohecida.

Contrario al valor de la justicia, esa impunidad es una carcoma invasiva. Ha sido la política pública más destacada del golpismo narco-corrupto. La gente común la entiende como sinvergüenzada entre los zaragates con poder, protección mutua, borrón de las picardías. Los delincuentes se eliminan la responsabilidad penal, civil, administrativa o disciplinaria, escapando de toda investigación con miras a su inculpación, detención, procesamiento o encarcelamiento. La pura complicidad y aquiescencia. Eso es la impunidad.

Con la entrada del partido LIBRE a la correlación de fuerzas políticas, con un pueblo organizado a nivel nacional en resistencia social y política que empuja con fuerza a su dirigencia, a sus diputados y a sus funcionarios, el consenso para elegir los cargos de fiscal general y adjunto no está fácil. Así como dolió el parto de la actual Corte Suprema. El pueblo no quiere que los acusados elijan a su fiscal con los votos de la energía política nacida del golpe de Estado, y si eso ocurre aquí no quedará piedra sobre piedra. Porque este pueblo está para más.

Los rateros, los narcos y los demás delincuentes organizados, NO pueden ser parte de la decisión en el Congreso Nacional para refundar el Ministerio Pública.

En 1993, cuando el pueblo de Honduras presionó la reforma del Estado para quitar a los jueces el monopolio escrito del proceso judicial y a los militares la apropiación de la investigación criminal, se creó la Fiscalía como órgano independiente para afianzar la confianza ciudadana en la justicia.

En aquellos días el fiscal Edmundo Orellana al frente de la organización de arranque del Ministerio Público envió un mensaje potente a la sociedad, encarando de frente al presidente saliente, el ladrón de las manos de seda como llamó el poeta Sosa a Rafael Callejas, y también a los intocables chafas violadores de derechos humanos. La historia que siguió con Imelda en los tribunales hondureños ya la conocemos.

Es por eso que hoy el ex fiscal Orellana le recomienda al presidente del Congreso Nacional, el extraordinario parlamentario Luis Redondo, que además de investigar la responsabilidad penal de Chinchilla y Sibrián en el caos del país, pida abstenerse de votar por las nuevas autoridades a todos los diputados que tengan conflictos de intereses con esos cargos.

Redondo ha respondido bien y en tiempo a esa sugerencia. Tiene usted mucha razón estimado ex fiscal de la República, le dijo. Y enseguida enumeró los 20 grandes expedientes criminales que incluyen actuales diputados:  Pacto de impunidad, la Red, Caja Chica de la Dama, Pandora, Extinción de Dominio de los Bienes de Pandora, Caja Chica del Hermano, Licitación Fraudulenta del Seguro Social, Arca Abierta, Fraude del Gualcarque, Aseguramiento de los Bienes de la Dama, Narcopolítica, Planeta Verde, Fe de Erratas, lista Hermes, Robo Parlamentario del Siglo, Fondo Departamental, Lavado de Activos, Narcotráfico puro y crimen organizado.

¡Qué rosario de canallas eligiendo a su medida al acusador público! Esto no puede ser. Por eso el presidente del poder legislativo ha llamado a los diputados del partido de Juan Hernández y el de Yani Rosenthal que, por ser parte de las distintas líneas de investigación, ellos o sus familiares, se abstengan de participar del debate y de la votación de los nuevos titulares del Ministerio Público la próxima semana. ¡Sinvergüenzas!

Frente a un panorama como este lo que queda es, entre otras acciones, mantener elevado el espíritu de movilización organizada del pueblo hondureño, listo para las que sean; evitar que mientras dure la incertidumbre se realicen maniobras delictivas al interior de las fiscalías, y exigir a los organismos de cooperación internacional, y particularmente a la embajada de Estados Unidos, que evalúen los resultados de sus contribuciones millonarias a los dos períodos de Chinchilla, a quien llamaron “fiscal cinco estrellas”.

Por otra parte, por los vientos que soplan, llegará el momento de pedir a Nicaragua su colaboración ética. No puede continuar ese país vecino otorgando nacionalidad conveniente a los delincuentes hondureños, que se aprovechan de la legislación de no extradición para burlarse de Honduras y evadir las cortes de Estados Unidos.

La impunidad no puede ser una política del Estado hondureño y el cambio de dos figuras en la pirámide del Ministerio Público no servirá de nada si continúan los mismos hábitos institucionales, la misma lloreta por el presupuesto insuficiente, las mismas argucias burocráticas para no cumplir los deberes, la indolencia, la falta de humanismo, de compromiso, la negligencia profesional, la desidia de gente cansada, sin utopía ni sueños.

Honduras está lista para acusar a los delincuentes, para desoír la chillazon de la persecución política, para enfrentar el descaro de los delincuentes. Que la UFERCO avance con todo, que la CICIH venga a levantar el honor pisoteado a la MACIH y que el juez Castel haga su parte, nosotras hacemos la nuestra. ¡No jodan, este país se respeta!

Buenas noches.

Editorial Voces contra El Olvido, sábado 9 de septiembre de 2023