Tegucigalpa, Honduras.- A un año de ser capturado entre Costa Rica y Nicaragua, tras una alerta de INTERPOL, el líder estudiantil Eduardo Enrique Urbina, compartió mediante redes sociales los hechos tal cual los vivió, apenas tres meses después de haber salido de Honduras, con ayuda del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), para salvaguardar su vida por la persecución política, en el marco del fraude electoral del 2017, que mantiene en el poder al régimen de Juan Hérnandez.
Urbina salió vía terrestre hacia Costa Rica, el domingo 10 de diciembre del 2017, y el viernes15 de diciembre fue culpado por quemar un camión militar, durante una protesta social, realizada en la salida al norte de Tegucigalpa.
El ahora exiliado político, fue requerido mediante una orden firmada por el fiscal general del Ministerio Público, Óscar Chinchilla, pese a demostrar con documentación emitida -incluso- por la Dirección de Migración de Honduras, que él ya no se encontraba en su país natal, para el día de los hechos.
Defensores en Línea, comparte sus memorias:
Por: Eduardo Urbina (líder estudiantil exiliado político en Costa Rica)
Me levanté muy temprano (4:00 am), salí del lugar donde vivía (a quienes no mencionaré por su bienestar y seguridad) me llevaron a la terminal de buses «Ticabus». Llevaba pocas cosas, mi intención era quedarme en Nicaragua unos 3-4 días. Recuerdo ir con una camisa azul de botones y un short color caqui.
Abordé el bus con total tranquilidad.
Mientras viajaba le escribía a quien entonces era mi pareja (omitiré su nombre para no exponerla de ninguna forma). Le contaba cómo iba el viaje y todo. Faltaban como 15 minutos para llegar a «Peñas blancas» la frontera Costa Rica- Nicaragua.
En ese momento recibí una llamada de un compañero de Nicaragua donde me decía «Loco es posible que estés girado por INTERPOL» a lo que yo respondí «Voy llegando aquí que pase lo que tenga que pasar hermano».
Entre al punto fronterizo en Costa Rica. Les entregué mi pasaporte e inmediatamente vi que el agente migratorio hizo señas. En segundos tenía más de 5 agentes armados rodeándome y poniéndome las esposas.
Me llevaron a una oficina y me interrogaron. Les expliqué quién era y lo que había sucedido. Vieron las fotos que de forma estúpida el estado entregó a INTERPOL (Fotos que como ya sabemos no soy yo). De forma extraña me dejaron avanzar a sabiendas que tenía una orden de captura internacional.
Camine hasta el punto fronterizo de Nicaragua. El bus seguía esperando. El acompañante del bus me pidió mi pasaporte y entró para que me lo sellaran.
Yo, ya le había contado todo a mi pareja y era cuestión de tiempo para que me detuvieran de nuevo. Entre nervios y ganas de correr me quedé esperando y hablando con ella. Vi salir a 10 personas entre militares y funcionarios de migración.
Tenían mi pasaporte en la mano. Los vi y me les acerqué. Les dije «creo que me buscan a mí». Me llevaron al cubículo de Interpol o donde tienen el sistema de la policía internacional. Creo que no eran ni las 12 del medio día.
Me quitaron mis pertenencias (entre ellas mi dinero que no volvió). Me tocó de nuevo explicar que pasaba.
Mi celular estaba en la mesa. Sonaba y sonaba ya que tenía pensado verme con dos amigos que estaban llegando a Nicaragua, pero desde Honduras. Pasaron las horas lentamente. Cambiaron de turno.
Las medidas de seguridad se pusieron más fuertes. Me esposaron y me custodiaron 4 policías o militares no recuerdo, con AK-47 sumado a dos cordones de seguridad exterior.
En la noche llegó la policía de Managua. Me levanté de la mesa caminé y subí a un vehículo. Este vehículo estaba acompañado de tres más, fuertemente armados. Supongo que íbamos entre 80 y 120 kilómetros por hora.
El viaje fue accidentado (no eran muy buenos conductores). Subimos por una colina que yo ya conocía. Si ese lugar se llama El Chipote. Meses atrás nos habíamos perdido con unos amigos por esa zona buscando un hotel donde estábamos hospedados. Se vino un pensamiento a mi mente «quién entra al Chipote no sale…”
Me registraron y la pregunta que me hicieron mil veces «¿Sos marero vos?» A lo que yo respondía de formas muy elocuentes.
Tipo 1 de la mañana (luego de muchas preguntas, fotos, huellas digitales y más preguntas) me dicen que me levante (estaba en una celda pequeñita donde no podías estar de pie) y me conducen a una celda más grande yo le dije al director de ese centro de detención «soy un dirigente político perseguido por una dictadura, así como a ustedes los persiguieron y nuestra gente los recibía heridos en sus casas» pero parece que no escucharon.
Entré en una celda con olor a orines, óxido y salitre. Entre y no se miraba mucho. Cabe mencionar que solo te dejan entrar en ropa interior. A la mañana siguiente me despierto (parece increíble, pero dormí) y ví a dos personas, mis compañeros de celda. Un tico detenido por tráfico de personas y homicidio y un salvadoreño de la mara 18 detenido por tráfico de armas.
Al inicio me interrogaron también y luego ya me explicaron cómo funcionaba todo en la celda: comida una vez al día «la chupeta» una bolsa de frijoles agrios, mantequilla rancia y arroz mal cocido, la ducha era el urinario y el sanitario todo en un agujero el agua la ponían los carceleros cuando querían ya que no había llaves, solo un tubo donde salía el agua. ¿Luz del sol? Jajajaja jamás estábamos a oscuras siempre y con 40 grados de calor.
Pasó el 11 y 12 el día 13 de marzo ya me llamaron me dijeron «alguien se está moviendo por vos, vas a salir pronto» a todo esto yo no sabía que estaba pasando les pedí mi llamada y solo se rieron. Los días pasaban jodidamente lentos y calurosos, sin comer bien, sin ver el sol ni nada. Nuestros días eran esas 4 paredes mugrientas.
Charlábamos por buen rato, el salvadoreño nos contaba sus peripecias en la vida pandillera y el tico sus experiencias traficando gente y como mato a un camerunés.
La mañana del 14 de marzo tocaron la gruesa puerta de metal y me dijeron que me preparara que iba de salida. Salí y un contingente de migración me esperaba. El FSLN-Gobierno había tomado la decisión de no entregarme a la dictadura hondureña. En su lugar me llevaron a la frontera (custodiado, pero en un bus de Tica bus) al policía que llevaba a mi par le regale un libro de poesía del Comandante Tomás Borges. Me dejo usar el celular avise a mis seres queridos que iba para Costa Rica.
En eso me cae una llamada (yo no sabía, pero COFADEH, ACODEHU, CEJIL, LIBRE y mis compañeras y compañeros ya estaba moviéndose y tenían un plan de acción) me llama una chica con una voz dulce y con amabilidad se presenta y me dice “lo único que podemos hacer es solicitar refugio al solo llegar a Costa Rica”. Suena raro, pero puse mi vida en alguien que en ese momento era desconocida pero ahora es una increíble amiga (tampoco la voy a mencionar ya que ella viaja a Honduras).
Llegué Costa Rica, solicité refugio y luego me levanté cuando iba rumbo a la puerta me dicen el agente de migración «Eduardo necesito sellar su pasaporte» tome mi celular y le digo a mi pareja «amor avisa que me van a detener de nuevo». Me detuvieron y les expliqué todo lo que había pasado y su trato fue sumamente humano y cordial me dieron comida (desde el 10 no comía esta detención fue el 14) comí como nunca en mi vida. Me dijeron que estaba detenido por una alerta de Interpol y me trasladaron a Liberia. Así pase de detenido-desaparecido temporal a un aprehendido por migración luego a un preso judicial.
El resto se los cuento en estos próximos 2 meses.
(Foto de ayer en las vías del tren en San Pedro San José)