Texto y Fotos Sandra Rodríguez
Trojes, Honduras. – Una multa de casi cinco mil lempiras por persona que entra indocumentada a Honduras, como parte de la ruta migratoria hacia el “American dream”, aumenta la crisis humanitaria en la región oriente del país.
Los caminos que unen a Honduras con Nicaragua son estrechos, apenas para ir en una fila, donde a la orilla del municipio de Trojes, en el departamento de El Paraíso, se observa a personas en motocicletas y mototaxis [al parecer] esperando a los extranjeros, de allí los desvían de la carretera principal para evitar el retén policial en la comunidad de Cifuentes, les hacen cobros excesivos en dólares para transportarlos de manera alterna e insegura.
A pocos kilómetros se ubica la estación de la Dirección Nacional de Servicios Policiales Fronterizos (DNSPF), donde los agentes aseguraron que ellos no detienen a nadie; además, niegan saber sobre la aplicación de cobros ilegales por dejarlos pasar, sino que, los migrantes deben llevar un salvoconducto que emite la Dirección General de Migración y Extranjería, pero en Trojes esta dependencia ya no brinda dicho servicio, por lo tanto lo deben tramitar en Danlí, ciudad que dista de 76 kilómetros, apenas 20 de estos es carretera pavimentada.
Pero, si los ciudadanos son de oriente medio, China u otros países en lista de alerta migratoria los Estados Unidos “hay que señalizarlos”, detalló un agente del Grupo de Operaciones Espaciales Tácticas (GOET), unidad élite para contrarrestar estructuras criminales en las fronteras, bajo los lineamientos de la Dirección Nacional de Servicios Policiales Fronterizos (DNSPF). Agregaron que el tránsito migratorio por esta zona es baja en comparación a la aduana Las Manos, municipio de Alauca.
Al inicio, los agentes policiales negaron tener un registro oficial de los señalizados, porque es manuscrito, pero el jefe de posta dijo que sí existe un informe digital, sin embargo, en ese momento no había internet. Aunque no se tuvo acceso al registro de personas que “señalizan” en la estación policial de la DNSPF de Trojes, los agentes afirmaron que se toman datos personales de los migrantes y son enviados al gobierno de los Estados Unidos.
Pero ¿Para qué hacen un registro personal de estas personas? ¿A quién envían esta información? ¿Para quién trabaja este grupo policial? Cuestionó Berta Oliva, coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).
Una comisión del COFADEH, visitó recientemente el municipio de Trojes, atendiendo el llamado de alerta que hizo la Red de Defensores/as de Derechos Humanos y Comunicadores/as Sociales de El Paraíso, organizada y formada por este Comité desde hace una década.
No podemos ser indiferentes ante este llamado, porque ellos [Red de El Paraíso] están en la zona y saben lo que está pasando, afirmó la defensora. Al ir personeros del COFADEH constataron que allí hay un drama y una crisis humanitaria compleja, donde se involucra en nuevas líneas las autoridades locales y la policía.
“Emigrar no es delito, es un derecho que se debe ver como un derecho humano” Berta Oliva, COFADEH
Si bien, me dirán que el drama migratorio es un tema de seguridad nacional -pero- las autoridades no deben aprovecharse de la situación para cometer actos de extorsión; por el contrario, los gobiernos locales en la frontera deben garantizar que, si a los migrantes se les cobra una multa o se legaliza el pago de un permiso, entonces están en la obligación de extender un recibo o un salvoconducto, ser ellos mismos los que acompañen el traslado [en este caso al departamento de Francisco Morazán] y evitar la extorsión que denuncian los habitantes de las comunidades y migrantes.
En cuanto a la señalización de los migrantes, Berta Oliva considera que se deber hacer una rendición de cuentas, qué hace inteligencia militar con estos datos o es para trasladarlo a los del Pentágono, a la CIA [Central Intelligence Agency], autoridades migratorias de los Estados Unidos y cuál es el propósito.
El secretario de Estado de los Estados Unidos, Michael Pompeo, en el 2020, reconoció los esfuerzos realizados por Honduras en el combate a la migración ilegal. Un año antes, el gobierno del impuesto presidente Juan Orlando Hernández, firmó un Acuerdo de Cooperación de Asilo con EE.UU., demostrando “ser un socio clave para la reducción de migrantes ilegales en la frontera sur”, expuso en un comunicado la Embajada Americana.
Asimismo, el Gobierno de los Estados Unidos anunció la reactivación de US$ 71 millones en asistencia exterior para fortalecer la capacidad de Honduras para mejorar la seguridad y reintegración de población retornada mediante la ejecución de programas que favorezcan la reducción de la inmigración ilegal hacia Estados Unidos desde Honduras; la implementación del Acuerdo de Coopera ción de Asilo (ACA), y brindar asistencia vital y crítica al país.
En este sentido, la coordinadora general del COFADEH cuestionó por qué las autoridades hondureñas informan del paso migratorio al gobierno de los Estados Unidos, justo el país que repudia y gasta recurso para evitar a toda costa la migración. Por lo tanto, “al final de cuentas es un servicio que se le está generando al patrón del norte que algunos quieren, pero nosotras no queremos”.
Por pequeñas cosas como estas, que poco se conoce es que mucha gente nos califica como “el patio trasero”, y hay que poner alto. Los migrantes no pasan por Honduras porque se quieren quedarse aquí, pero hay que garantizarles que van a ser tratados como seres humanos, afirmó Oliva.
Sin embargo, el desplazamiento humano tiene el propósito de justificar la existencia de la necesidad de aliarse entre gobiernos y fuerzas militares, entonces se crean acciones militares en la región, las cuales se ejecutan en las fronteras para que haya guerras.
Oliva afirmó que “Nosotras queremos paz, no la paz de los cementerios que pasa por la paz del silencio: oír, callar, no hacer y después te llevan a la paz de los cementerios, producto de la generación de guerras”.
Carretera de peligro
En medio de esta guerra creada contra los migrantes, se genera la denuncia para evitar la extorsión, xenofobia y criminalidad. Por lo que a bordo de un autobús comercial Trojes-Danlí viajaba Eriberto Ramírez, integrante de la Red de El Paraíso, en esa unidad se transportaban ocho extranjeros, justo el día que la comisión del COFADEH y la observación internacional de Peace Watch Switerland (PWS), llegaban a la zona.
El encuentro se dio en el retén policial ubicado en la comunidad Mata de Guineo, Trojes, ahí los y las defensoras de derechos humanos observaron el registro policial, a fin que no se impidiera el tránsito migratorio, ya que, si en Cifuentes no los detienen, en este lugar sí y los pueden retornar a Nicaragua.
En ese punto estaba Jothanael Flores, en representación de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF), subió al autobús para saber cuántos infantes migrantes viajaban y así entregarles un paquete se asistencia humanitaria básica, según la edad del menor.
En la primera quincena de marzo, al menos 100 menores de edad pasaron por este sitio, el más pequeño tenía ochos meses, registro indica que vienen de Haití, Cuba, China, Brasil, Nicaragua, Venezuela, Guayana Francesas, El Congo, entre otros.
El paso desde Trojes tiene su conexión próxima a Danlí, donde se habilitan centros de atención especialmente de carácter religioso. En la ciudad se aglomeran cientos de migrantes que entran también por Alauca. La población se ha enfrentado a las autoridades y empresarios que prohíben cualquier tipo de ayuda, contraviniendo la Ley de Migración y Extranjería.
Uno de los obstáculos para la comunicación, es la variedad de idiomas, son pocas las personas que hablan español, por ejemplo, José originario de Angola, viaja con su mamá (mujer mayor) y hermana (adolescente), esta familia tiene mucho tiempo en la ruta migratoria y se encuentra con la noticia que en Honduras debe pagar a la Policía, pero los integrantes de la Red de El Paraíso, les han informado que solo deben hacer el pago de Migración.
Según le dijeron otras personas a José, el pago equivale a 210 dólares por persona, que en este caso oscila a más de 15 mil lempiras por las tres personas, en eso los ojos de su mamá se llenan de angustia, se siente cansada. En el grupo sentado en una esquina del pueblo de Trojes, el joven africano es de los pocos que puede comunicarse en español.
Mientras que, en la acera de la delegación de Control Interno de Migración en Trojes, otro grupo de africanos andaban averiguando como seguir el camino hacia Estados Unidos. Habían recibido ropa y algunos implementos de higiene personal.
Venimos a constatar denuncias recibidas a través de la Red de Defensores/as de El Paraíso, sobre las violaciones a derechos humanos de los migrantes, Lorena Rubí, PDDH-COFADEH
Cabe señalar que hace algunos meses, unos ciudadanos no hispanohablantes, se molestaron porque no se les podía atender e intentaron dañar el edificio. En ese tiempo se logró suspender el cobro migratorio, pero ahora se hace en Danlí, detalló Eriberto Ramírez, quien no solo los acompaña en los autobuses, en muchas ocasiones su casa es albergue improvisado para que los migrantes no duerman en la calle.
Arleth tiene 33 años, desde hace un mes salió de Angola al sur de África, aprendió a hablar español por iniciativa propia, es Trabajadora Social, viaja hacia los Estados Unidos con la intención de mejorar su situación económica y poder ayudar mediante alguna organización a las personas migrantes y víctimas de violaciones a derechos humanos en su país, pero desde allá es imposible emprender una lucha social.
Ella trae los pies inflamados y cientos de picaduras de insectos en su piel, pero no viaja sola, su hermana en estado de gestación también enfrenta el calvario que deben atravesar en cada país, caminos peligrosos, selvas donde las mujeres son violadas sexualmente, extorsionadores, coyotes, ladrones y abusos policiales.
Para los migrantes, llegar a Trojes es solo el inicio de la nueva incertidumbre en un país extraño, pero sus compañeros que van adelante les han dicho que en Honduras no hay problema, expuso José Acosta, de origen Venezolado, quien viaja a Estados Unidos en busca “sueño americano”, pero al llegar a la frontera les empiezan a meter miedo, sin embargo, continuará porque en su país no hay oportunidades de mejorar.
En algo coinciden las personas con las que se puede tener comunicación, es que no tienen interés de quedarse en Honduras, solo van de paso.
Situación de migración nacional: En el 2021, Honduras ingresó por primera vez al ranking de los 25 territorios con más personas desplazadas según el Informe Global de Desplazamiento Interno, desarrollado en conjunto por el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC) y el Consejo Noruego de Refugiados (NRC). Dentro de dicho ranking, Honduras se ubicó en la decimoprimera posición, reportando una cifra de 937,000 desplazados al exterior y 247,000 desplazados internos por motivos de conflicto y violencia, siendo el país latinoamericano con el número más alto de desplazamientos.
El COFADEH y la Red de El Paraíso, permanecen atentos en la denuncia por la crisis migratoria en la región oriental, para la defensora de derechos humanos e integrante de la Red, Patricia Eguigure, del municipio de Yuscarán, fue interesante conocer lo que se vive en Trojes, observar las contradicciones de la policía en cuanto a negar el trabajo de la oficina de Migración y la existencia de un registro con las personas requeridas para investigación únicamente por su país de procedencia.
Otra forma de apoyo la realiza la defensora Nelly Argeñal, quien solicita ayuda logística a fin de llevar alimentos a las personas que se quedan en albergues en Danlí, la respuesta solidaria se acepta al llevar guineos (bananos) que produce Oliver Valladares, ambos defensores de la Red de El Paraíso, que a su vez integra la Red Nacional de Defensores/as de Derechos Humanos del COFADEH (RENADH/COFADEH).
A través del Área de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos del COFADEH, compartió alimentos y medicamentos en los pequeños grupos de migrantes que habían llegado ese día a Trojes. En el transcurso de la carretera se observan personas cargando mochilas e infantes, quienes no tienen dinero para abordar un autobús, mucho menos para una multa migratoria.
No deshumanizar a los migrantes
Con este drama social, Berta Oliva, reitera que, quienes emigran no son delincuentes, ellos se desplazan porque quieren cambiar sus condiciones de vida. Pero si se encontraran delincuentes entre el grupo, se debe hacer un trabajo acorde a la Ley, pero no deshumanizar a las personas que van de paso por nuestro territorio.
Antes de cumplir la ley de Migración y Extranjería artículos de 101 al 105, prevalece la Declaración Universal de los Derechos Humanos y ante un conflicto de leyes prevalece el convenio internacional que Honduras firmó el 10 de diciembre de 1948 en Paris, Francia.
Por lo tanto, es necesario hacer campañas en favor del respeto a la vida y de los derechos de los migrantes. Se debe articular el gobierno municipal con la policía de frontera y la Policía Preventiva para impedir que se continúe con el menoscabo de las personas que por ahí transitan.
También se debe trabajar en procesos de sensibilización de las comunidades, de lo contrario, siempre verán al migrante como enemigo y causante de las cosas feas que pasan en su comunidad, sin hacer alto a una revisión y autoevaluación que quien comete las cosas irregulares ilegales son los que hacen uso de la extorción en contra del migrante.
Es una situación que parece difícil y que deberíamos ser indiferentes ante esto, pero no podemos, afirmó Berta Oliva, porque ahí se está cometiendo violaciones sistemáticas a los derechos humanos a vista y paciencia de las autoridades, y eso también es una forma de ir implementando el mecanismo de rendición de cuentas tanto lo que ingresa en economía y cuánta gente ingresa al país, ya que no hay registro concreto.
La presente publicación ha sido elaborada con el apoyo financiero de la Unión Europea. Su contenido es responsabilidad exclusiva del consorcio HEKS EPER–COFADEH-CLIBRE-PWS-PICI y no necesariamente refleja los puntos de vista de la Unión Europea».