Tegucigalpa.- Las medidas adoptadas por el régimen de Juan Orlando Hernández para evitar la expansión del Covid-19, no han contribuido tampoco para detener la violencia en el país.
En lo que va de la emergencia sanitaria por el coronavirus, Honduras registra ya tres crímenes múltiples, dejando como saldo nueve personas muertas, todos del sexo masculino.
El primer hecho sangriento, que dejó un saldo de tres jóvenes asesinados, ocurrió en el sector de la López Arellano, municipio de Choloma departamento de Cortés, 72 horas después de que el régimen decretara toque de queda a nivel nacional y absoluto en el Distrito Central, San Pedro Sula y La Ceiba.
El día 16 de marzo las autoridades hondureñas aprobaron «toque de queda» para frenar la propagación del Covid-19, al confirmarse ocho contagiados por el virus.
«En aplicación del decreto de suspensión de garantías (…) se declara toque de queda a nivel nacional y absoluto», anunció en cadena nacional el ministro de Seguridad, Julián Pacheco.
Horas después de este anuncio, en el municipio de Choloma, vecino de San Pedro Sula, ciudad que se decretó con toque de queda absoluto, en horas de la noche del jueves 19 de marzo tres jóvenes se encontraban departiendo en las cercanías de un campo de fútbol localizado en la colonia Las Colinas número uno del sector López Arellano, hasta donde llegaron sujetos fuertemente armados que los increparon y luego asesinaron de múltiples impactos de bala.
Desde el 16 de marzo que se decretó el toque de queda a nivel nacional, hasta la fecha, más de 190 homicidios se han dado en el país y tres masacres.
La segunda masacre durante la emergencia del Covid-19 ocurrió el 13 de abril en la colonia Japón del Distrito Central, un grupo de jóvenes jugaba fútbol cuando llegaron miembros armados que procedieron a disparar, dejando como saldo a tres víctimas mortales y otras tres heridas. Uno de los fallecidos era empleado del Registro Nacional de las Personas (RNP).
El ataque se da cuando Honduras mantiene vigente un toque de queda absoluto por la pandemia de coronavirus, es decir que está prohibida la circulación de personas en todo el territorio.
La noche de ayer en la colonia 6 de Mayo, del sector de la Rivera Hernández de San Pedro Sula, ciudad que está con toque de queda absoluto, tres miembros de una sola familia fueron asesinados, tres hermanos que respondía a los nombres de Axcel Josué Reinau, Franklin Enrique Reinau y Carlos Mauricio Reinau.
Se conoció de manera preliminar, que las personas que cometieron este múltiple crimen vestían con indumentaria policial.
Durante esta emergencia sanitaria la Policía Nacional y miembros del ejército realizan operativos, pero su misión es llevarse detenidos a aquellos ciudadanos que andan en la calle en busca de alimentos, descuidando la seguridad de la población, que está sumergida por la campaña de terror del Covid-19, impulsada por el régimen, más la ola de violencia que abate al país desde que Juan Orlando Hernández se apoderó del poder.
En lo que va del año, se han registrado en el país un total de nueve muertes múltiples, dejando un total de 33 personas asesinadas.
En su informe “Crisis de derechos humanos durante la pandemia covid-19”, hecho público el pasado 2 de abril, el Comité de Familiares Detenidos Desaparecidos (COFADEH), señala que el 27 de marzo de 2020, la Policía Nacional basada en San Antonio del Norte, La Paz, alrededor de las 7:35 de la noche, procedió a detener a Erasmo Fúnez Alvarenga por el delito de violencia doméstica. Un día después la policía reportó que encontró su cuerpo sin vida en la celda de la jefatura municipal, supuestamente con señales de asfixia por suspensión.
Este sería uno de los primeros casos de muerte por autoría sospechosa por parte de la Seguridad del régimen en lo que va de la emergencia nacional por el coronavirus.