CONSECUENCIAS DESEABLES DE LA SENTENCIA A JOH

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La cantidad de años de prisión o el número de cadenas a perpetuidad que el juez Castel dictará a JOH no es lo más importante de los próximos días o semanas.

Tampoco es el rictus psicológico del traje naranja. Cómo vestirá, cómo tiene el pelo o la barba durante la sesión de cierre.

Nada de esas cursilerías. Mucho menos el llanto cocodrilezco en Las Palmas, de seres concha dura buscadores de votos en el desparpajo.

Lo más importante tampoco es el sermón que el juez inspirado del Common-Law dirá seguramente al condenado en ese acto final, que se prestará para moralizar a los ausentes con poder.

La falsa narrativa del pobrecito inocente que sirvió de monigote a los intereses de la DEA, el Comando Sur y la Casa Blanca, irá difuminándose tranquilamente hasta desaparecer en la campaña electoral.

El olvido será implacable con esta yunta de hermanos lanas que se burlaron de su extensa familia Hernández, y del pueblo hondureño.

Tonny y Juancho dejarán la imagen de dos socios enriquecidos que envilecieron súbditos del becerro de oro, comedores compulsivos de carne asada y bebedores de alcohol como jeques o sultanes sin clase.

El día de la sentencia al líder lo más importante será la precisión de consecuencias deseables para la justicia nacional, las relaciones locales de poder, y la política exterior de Honduras hacia Estados Unidos, entre otras.

Después del fallo contra el sátrapa del río Grande de Gracias Lempira, la sociedad hondureña demandará un nuevo comportamiento del poder judicial integrado por Libre, partido nacional y liberal.

La Corte Suprema viene de ser territorio de los bancos, de los oligarcas terratenientes, industriales sucios y religiosos pisteros, además de los capos de otros crímenes organizados.

Hoy es la Corte de los Tomatos, de los Titos y de los turbantes, pero también de la resistencia nacional.

Muy a pesar de ese reparto desigual, debe quedar atrás la imagen de ventanilla de trámite de extradiciones solicitadas por Estados Unidos, porque no es una imagen que abone precisamente a la justicia que queremos.

Al contrario, es una estampa vergonzosa que hace de Honduras un mandadero del guardián, el juez, el amo y señor del universo, que juzga al resto del mundo excepto a sí mismo.

Es la misma exigencia al Ministerio Público, la policía de investigación criminal y la secretaría de seguridad, entrenados, equipados y controlados a veces por la avenida Los Próceres.

De todos los llamados operarios de la justicia se esperan requerimientos fiscales, capturas, juicios públicos, evidencias científicas, alegatos probatorios de peso, encarcelamientos, ejemplos contundentes.

Si el tiempo sigue avanzando sin resultados contra los ladrones del tesoro nacional, rateros de la caja única del Estado, corbatudos banqueros, capos dueños de fideicomisos públicos, entonces volverá a afianzarse aquí esa perniciosa creencia de la impunidad.

La refundación de la justicia es una de las batallas simbólicas de la heroica resistencia que conmemora este 28 de junio 15 años de lucha permanente.

Es una resistencia que no cree en milagros, cree en resoluciones, en fallos, en opiniones vinculantes, en jurisprudencia, en sentencias argumentadas que destruyan la indecente estadística de las cosas por hacer.

La sentencia al hijo de doña Elvira y al ex compañero de la sobrina de Carías es una sentencia contra la prensa cobarde, mercenaria y transera.

Es una sentencia contra las iglesias gritonas que bendijeron a los capos investidos de autoridad a cambio de ofrendas ensangrentadas.

El de JOH es un chorizo de cargos contra la empresa privada corrupta, garrapatera incapaz de vivir sin chupar la sangre de la res pública, conspiradora del proceso de transición actual.

El pliego del 26 de junio es contra los estados colonialistas que apoyaron el golpe, los fraudes y la violación a la Constitución de Honduras, para impedir el ejercicio del poder al pueblo en resistencia.

Juan Orlando no está solo en su laberinto de capo culpable, con él los generales robacarros, asesinos, golpistas, que hoy fundan pacíficos escuadrones de muerte para impedir la continuidad, deben ser sometidos por crímenes de lesa Patria.

Por los centenares de mártires del golpe y del golpismo, a su memoria, se reclaman relaciones de dignidad y respeto con el gobierno de Estados Unidos.

El modelo narcotraficante para instalar ZEDES, preservar las concesiones de la Standard Fruit y la Tela Railroad Company, no es nuestro modelo, no en nuestro patio.

La conmemoración del décimo quinto aniversario del golpe no es para bajar la guardia con celebraciones, sino el mejor momento para golpear la radicalización del gobierno de Xiomara Castro.

No es tiempo de contarnos anécdotas, es el momento para decidir si continuamos por la vía del reformismo, el revisionismo, el neoliberalismo, el progresismo, el dialogismo, o pasamos a la acción para enfrentar con radicalidad la derecha fascista que se reagrupa.

Buenas noches