Tegucigalpa, Honduras.- Una pareja en Pespire, Choluteca, por temor a la reacción de sus vecinos permanecen en la cladestinidad, después que el señor viajó desde la costa norte, el sábado anterior.
Bajo un cuadro de depresión, desempleo y soledad, hizo lo posible para movilizarse desde San Pedro Sula, departamento de Cortés, hasta su domicilio familiar en el municipio de Pespire (82 kilómetros al sur de Tegucigalpa) donde la reacción violenta del vecindario, lo hizo huir con su esposa, quien fue a su encuentro auxiliada por la policía.
Al ciudadano de 39 años, lo acusan de ser sospechoso de contagio por Coronavirus o Covid 19, pese a que está dispuestos a someterse al procedimiento establecido por autoridades de salud, no lo dejaron llegar a su casa.
Algún vecino de Pespire, dijo él venía con síntomas de Covid 19, y convocó a unas nueve familias de la zona, hasta iban a arrancar la puerta de casa creyendo que estaba dentro, la Policía les dijo que si lo hacían era un delito, y desde entonces no sabían de ellos, hasta hoy en la madrugada.
Ellos tuvieron mucho miedo, siempre han estado juntos, desde el sábado permanecen sin alimentos, él está enfermo del corazón, y no tiene su medicamento, denunció una pariente, ante el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).
La familia ya había planificado cómo sería la cuarentena de él, en qué casa iba a estar, pero ni siquiera lo dejaron llegar, creando una insertidumbre en el entorno, en un pueblo que tiene toque de queda, por ordenaza municipal, ante la crisis sanitaria.
Una defensora de derechos humanos en el municipio, recurrió a la Red de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos del Sur (REDEHSUR), para exponer la situación, y que se vele por el respeto a la vida de la pareja, ya que la situación es incierta.
Si bien, la policía ayudó en la búsqueda, no fue capaz de encontrarlos, ni de protegerlos la noche del sábado, cuando la esposa del señor estigmatizado fue a su encuentro. Los hijos del matrimonio quedaron en casa de otros familiares, sin saber lo sucedido con sus madre y padre.
Hoy se volvió a llamar a la policía para que vayan a dónde se encuentra refugiada la pareja. Que está con más miedo por la reacción violenta de sus vecinos que, quizás a someterse a un chequeo médico, de lo cuál están conscientes, detalló la defensora de derechos humanos.
La familia está desesperada, exigen a las autoridades correspondientes que velen por la seguridad del matriminio y el estigma infundado en el desconocimiento y desprecio en la población, que provocó la huida y abandono de su casa a la pajera.
Según la defensora de derechos humanos en la zona norte del país, María Luisa Regalado, más de 100 mil empleos en el rubro maquilero se han perdido en Cortés a causa de la pandemia que azota la región. La mayoría de trabajadores y trabajadoras son migrantes especialmente del noroccidente, pero también llegan del sur.
La crisis es peor que en 1998 con el Huracán Mitch -declaró al COFADEH al defensora- por que ahora, la gente está desempleada, sin dinero, alquila y está encerrada sin poder movilizarse con libertad a sus lugares de origen, dónde cada pueblo ha puesto sus reglas, y la población está conciente que corre -hasta- el riesgo, que no los dejen entrar, más aún, si proceden de Cortés.
Hasta ayer domingo 26 de abril, el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SINAGER), reportó que en Honduras hay 661 casos confirmados de COVID 19, de los qué el 75 por ciento corresponde a Cortés. Hay 61 víctimas mortales y 69 se han recuperado. Por su parte el departamento de Choluteca al sur del país registra 6 casos positivos.
En pasado 11 de marzo se informó sobre los primeros dos casos de Covid 19, en el Distrito Central, Francisco Morazán; La Ceiba, Atlántida; casos posteriores fueron en El Triunfo, Choluteca. Y desde el 16 de marzo se ordenó toque de queda absoluto para éstos tres departamentos. Actualmente el confinamiento se ha extendido a nivel nacional hasta el próximo domingo 3 de mayo.
A nivel mundial el nuevo coronavirus ya afectó a casi tres millones de personas y cobrado unas 270 mil vidas, en 190 países. El estigma hacia sospechosos o enfermos de esta pandemia ha generado ataques sociales, silencios y falta oportuna de atención médica, vulnerando el derecho más valioso que es la vida.