San José, Costa Rica.
Desde el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) saludamos la realización de la captura y la formalización de cargos contra Roberto David Castillo, como uno de los presuntos autores intelectuales del asesinato de Berta Cáceres Flores, el 2 de marzo del 2016, en su casa de La Esperanza, Intibucá.
La lideresa lenca luchó contra el proyecto Agua Zarca, promovido por la empresa Desarrollos Energéticos (DESA) de la que Castillo era director ejecutivo. El informe del Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE), hecho público en octubre del año pasado, demostró los vínculos entre la empresa y autoridades estatales, que fueron cooptadas y compradas a cambio de criminalizar la resistencia indígena que lidera el COPINH. Dicho informe también señaló que el proyecto Agua Zarca utilizó recursos de financiadoras internacionales para mantener estasredes de corrupción público-privada.
La captura de Castillo comprueba también lo indicado por el GAIPE, que señaló que el Ministerio Público contaba con prueba suficiente para alcanzar las autorías intelectuales detrás de este crimen que estremeció el mundo. Castillo es uno de los autores intelectuales, pero no el único.
La muerte de Berta constató lo que enfrentan miles de defensores y defensoras de derechos humanos en las Américas, que se ven implicados/as en una espiral de violencia por el simple hecho de apelar a sociedades más justas, democráticas, respetuosas del bienestar colectivo y de los recursos naturales.
CEJIL hace un llamado vehemente para que las autoridades hondureñas continúen con la identificación, juzgamiento y sanción de todos los autores intelectuales, así como revoquen de una vez por todas la concesión otorgada irregularmente a la empresa DESA.