En la emisión nocturna de Radio Nacional, el miércoles de esta semana, fue presentada una obra literaria recientemente impresa en los talleres de la editorial SEDESOL.
Buscando el Tesoro, un libro escrito por la joven Bertha Elena Nativí, nieta del profesor y poeta revolucionario Tomás Nativí. La obra forma parte de la Tercera Feria Internacional del Libro que concluye este fin de semana en la Universidad Pedagógica Francisco Morazán.
“El tesoro para mí es la ternura, el heroísmo y la dignidad de un hombre modesto, que amaba los libros, la limpieza y la Patria”, contesta Bertha Elena la primera pregunta anticipada de País Global.
El profesor Nativí, fundador de la Unión Revolucionaria del Pueblo (URP), fue desaparecido en junio de 1981 por el batallón de la muerte 3-16, creado y entrenado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Escuchando el relato de Bertha Elena, firme, convencido y profundo, los agentes de la radio pública de Honduras pudieron comprender los impactos generalmente invisibilizados de la desaparición forzada en las víctimas de segunda y tercera generación.
Ahora hacia la treintena, esta nieta de Tomás Nativí enfrentó desde sus primeros años en la escuela y en su entorno familiar, el peso y el honor de llevar el apellido de su abuelo.
Primero sorprendida y después halagada, la nieta narró en la radio haber pasado por escenas impactantes que la condujeron finalmente a la conciencia crítica, a la decisión de escribir.
Ella contó que una vez, después de una sesión de padres y madres de familia en la escuela donde ella esperaba a su abuela Bertha Oliva, un participante se le acercó amablemente para hablarle.
Atraído por el parecido físico con el rostro de su abuelo, el hombre explicó a la niña que él conoció personalmente a Tomás y que guardaba un viejo periódico conteniendo una foto del líder revolucionario.
“Este periódico es un documento histórico – le dijo el hombre – mientras enseñaba la página donde aparecía el profesor Nativí Gálvez, y estará mejor en tus manos que en mi biblioteca” le dijo, y se fue.
Más tarde, en la Universidad, un profesor que hacía control de asistencia de sus alumnos se detenía cada vez en el apellido Nativí de Bertha Elena. Un día, delante de todos sus compañeros, el suspicaz profe le preguntó si ella era pariente de doña Bertha Oliva Nativí.
“No tuve miedo responder aquella pregunta inesperada, pero ese día me di cuenta del peso que significa ser víctima de la tercera generación de la desaparición forzada”. El inhóspito profesor le dijo que no creyera que ese apellido sería el pasaporte para aprobar su curso. Era una amenaza.
Perturbada, llena de inquietudes, interpelada por el desafío de conocer al hombre que el Estado de Honduras llamó terrorista por oponerse desde la insurrección armada de los años 80s a la ocupación militar de Honduras, la autora de este libro pasó a la búsqueda.
En la parte final de su formación en Economía, en Managua, Nicaragua, decidió aprovechar un seminario de técnicas en investigación social para cerrar el ciclo de reflexión y pasar a la acción. Sin temores ni vergüenzas.
“Las autoras que leí y que cito en este libro – dice Bertha Elena — trazan el camino de la crisis de identidad a la restauración, de la liberación personal a la organización activa”.
Bertha continúa. “Fue en esa dirección que decidí profundizar mi experiencia en el Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras al lado de mi abuela, de otras generaciones sobrevivientes de este delito de lesa humanidad, y fundamos con un grupo de jóvenes viviendo similar proceso, el Programa Embajadores de la Memoria”.
Adscrito al Cofadeh, este programa de relevo generacional impulsa los principios universales de la justicia transicional: el derecho a la verdad, la justicia, la memoria histórica, la reparación de los daños y las garantías de no repetición.
Estos principios están reflejados en las obras físicas de gran envergadura impulsadas por el Cofadeh en Santa Ana – el Hogar contra el Olvido – y el Museo Regional de Memoria Histórica, en Amarateca, ambos en Francisco Morazán.
También estos mismos principios guían el dictamen de la Ley Integral de reparación a las víctimas de la Doctrina de Seguridad Nacional, cuya aprobación se espera antes del 30 de agosto de este año en ocasión del Día Internacional contra la Desaparición Forzada, en el Congreso.
“Estamos acompañando el proceso del Museo y de la Ley integral como embajadores y embajadoras de la Memoria”, apunta la autora.
Fue precisamente desde la organización embajadoras de la memoria que Bertha Elena decidió comenzar a organizar toda la información gráfica, audiovisual y vivencial que tenía sobre su abuelo.
Además del libro Buscando el tesoro, surgió la iniciativa de apoyar el Centro Básico “Tomás Nativí Gálvez”, fundado por la comunidad en El Progreso, Yoro, ciudad natal del revolucionario educador.
El apoyo ha sido ejemplar por instituciones públicas, privadas y ciudadanía, movidos por estos jóvenes que siguen la senda de sus padres, abuelos y abuelas, inspiración de sus vidas en el presente.
Toda esa acción es lo que Bertha Elena llama el paso de la restauración personal a la acción. Una de las próximas acciones de las que formará parte la joven autora es la presentación pública de una nueva obra literaria – también por la editorial SEDESOL que dirige el ministro José Carlos Cardona.
La obra es de Emiliano Balerini, hijo de Carlos Balerini García, argentino, la primera persona desaparecida en Honduras en 1981.
Bertha Elena se declara emocionada por ese momento, porque ese periodista, académico y escritor argentino que presentará su tesis en la capital hondureña, tenía un año en agosto de 1981 cuando el Estado de Honduras desapareció a su padre. Era un bebé.
Y para escribir y para presentarse en Honduras, de donde lo rescató su madre llevándolo al exilio en México, tuvo que recorrer un largo camino como el de esta niña joven que agarrada a las enaguas de su abuela Bertha Oliva Nativí descubrió al autor de la potente consigna nacional: en las calles está el poder! Su tesoro de hoy.
Buenas noches