Amarateca, Francisco Morazán.- Al menos siete voluntarias de Brigadas Internacionales de Paz (PBI) realizaron un recorrido por el Museo Contra el Olvido ubicado en Amarateca, Francisco Morazán, espacio de reflexión sobre las violaciones a la dignidad humana durante la aplicación de la doctrina de seguridad nacional en la década de los 80.
PBI tiene 10 años de su presencia en el país, acompañando a defensores y defensoras que se encuentran en riesgo, debido a su labor en favor de la defensa de los derechos humanos en el país.
Siete voluntarias llegaron este día al Museo Contra el Olvido para conocer sobre los crímenes de lesa humanidad que aquí se conocieron durante la instalación de la doctrina de seguridad nacional, orquestada por los Estado Unidos y ejecutada por las Fuerzas Armadas de Honduras.
Las voluntarias internaciones fueron atendidas por la coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), Berta Oliva, y por la procuradora de derechos humanos y abogada del área de Acceso a la Justicia del Comité, Dora Oliva.
«Estamos en medio de gente que no es ajena a la vida y a la política y a los efectos de esas políticas de países como Argentina, Colombia, México, España entre otros”, señaló Berta Oliva a los visitantes.
Añadió que el mundo está unido y ahora con todas las tecnologías está más conectado, pero ahorita creo que debemos comenzar a hablar por la puesta en marcha del plan Cóndor, que se dio en principio su efecto en Chile.
«Para nuestras vidas y para la gente que tenía una forma de pensar de manera diferente a los poderes, y que se resistió en aquel momento al despojo, yo sí creo que ese despojo ellos se resistieron, pero no creyeron, no pensaron hasta donde se iba a llegar el plan que estaba en marcha”, expresó.
Además les indicó que en «Centroamérica nos tocó como la coleada de lo que habían preparado, pero las coleadas son las más peligrosas porque son las de muerte en el proceso».
«Los que diseñaron ese proyecto neoliberal si creyeron que no iban a haber estorbos, que la memoria no iba a funcionar, pero aquí la lucha de la rebeldía fue más fuerte”, agregó.
Los integrantes de PBI se mostraron agradecidas por conocer este espacio y todos estos espacios de recuperación y de reparación, porque es muy importante conocerlos para que se puedan ampliar mucho más.
Señalaron, además, que es inevitable recordar la ex ESMA en Argentina y que a veces se piensa que nunca más van a pasar estás cosas.
También agregaron que es un espacio que permite conmoverse y que el mismo ya logró su objetivo.
La propiedad donde se encuentra el Museo pertenecía al coronel José Amílcar Zelaya, miembro del triunvirato de la Junta Militar que gobernó Honduras de 1978 a 1980, tras darle golpe de Estado al general y jefe de Estado Juan Alberto Melgar Castro (1975-1978).
El lugar, que fue bautizado por las víctimas y familiares como la “casa del terror”, fue utilizada por las Fuerzas Armadas de Honduras como cárcel clandestina, centro de tortura y cementerio clandestino, durante la aplicación de la doctrina de seguridad nacional en la década de los 80.
En el recorrido interno, los visitantes de PBI conocieron la edificación que fue utilizada como espacio de detención para grupos grandes, según testimonios de sobrevivientes.
También una pequeña construcción en donde en marzo de 1999, en una inspección y aplicación de luminol ordenado por el Juzgado Primero de Letras de Francisco Morazán, se extrajo al menos 24 fragmentos de proyectil incrustado en una de las paredes y en el piso y techo se encontró sangre.
Asimismo, conocieron en la casa principal el espacio que fue utilizado para mantener en cautiverio a las víctimas que eran sometidas a vejámenes y la sala que era utilizada para hacer el proceso de interrogación bajo tortura, con el objetivo de extraer información de las actividades políticas de las víctimas.
PBI acompaña formalmente a ocho organizaciones en el país y durante ésta década de su presencia en el país, han viajado a 16 de los 18 departamentos y 67 personas voluntarias de 17 nacionalidades han pasado por PBI, realizando cientos de acompañamiento cada año, respaldando a las defensoras de derechos humanos en actividades de alto riesgo.