Tegucigalpa. En el marco del 42 aniversario del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), su coordinadora general, Berta Oliva, recordó a las madres que lucharon por encontrar a sus hijos detenidos desaparecidos durante la instalación de la dotrina de seguridad nacional, en la época de los años ochenta en Honduras.
Durante una de sus participaciones, enmarcadas en el 42 aniversario del COFADEH, la coordinadora general, Berta Oliva, señaló que los desafíos que han enfrentado son enormes, pero también las esperanzas han sido fuertes.
“Quiero hablarle de los primeros diez años. En ese tiempo realmente no podía hablar de impunidad de los años. Era joven y me acompañaban y teníamos madres, tanto ayer como hoy, no solo se los dedicamos, por lo menos desde mi punto de vista, a nuestros y nuestras detenidas desaparecidas, sino a las madres que ya no están con nosotras”.
Oliva expresó que esas madres que las alimentaron y que inclusive miraban en las que en ese entonces estaban jóvenes, que podían tener la misma suerte de sus hijos e hijas.
“Era hermoso, era duro, pero tenía un mandato de Tomás Nativi. Sus últimas palabras, sé fuerte amor mío, tal vez te dejan viva para que puedas luchar por nosotros”.
La coordinadora del Cofadeh dijo que cómo pueden pensar que en mi cabeza no va a pasar la ternura de doña Fidelina Borjas, que siempre nos decía vamos a hacer y buscar a todos cuando nos disponíamos a hacer los trabajos de búsqueda en los cementerios clandestinos.
“Doña Liduvina siempre decía, Berta, no soporto más. No saber y estar aquí y no poder encontrar a Enrique, me decía después que en 1991 le asesinaron a Marco Tulio Hernández, su otro hijo, el que le dijo un día levántate de ahí mamá, unite con las mujeres de Tegucigalpa”, recordó Oliva.
Asimismo recordó a doña Bertilia, aquella mujer fatigada que buscaba a su hijo, a Germen Pérez.
“Yo quiero contarles esto porque esos diez primeros años fueron de dolor, y esta mujer que les habla también tenía la convicción que tenía que ir a buscarlo sin temor alguno, a buscar a Tomás, a buscar a Fidel”, sostuvo.
Indicó, además, que la ruta estaba definida, era no permitir ni que se mercantilizaran a las víctimas, ni que pasaran al olvido y esa era una apuesta de la tiranía.
“Vivir esa tiranía no era fácil, pero claro, teníamos la posibilidad de movernos y que teníamos también gente que nos acompañaran. Por ejemplo, cuando se decide formar y formalizar al COFADEH como un espacio de reclamación de familias, no crean que fue la decisión de una sola persona, también eran de hombres que nos acompañaban”.
Al finalizar su participación señaló que siempre se ha dicho que el mejor juez es la conciencia, y mantener la frente en alto, aunque nos quieran botar.