BASTA DE NORMALIZACIÓN

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Hoy estamos aquí de nuevo para celebrar el reconocimiento en Alemania al Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia en las personas de Víctor y Martín Fernández, luchadores sociales ejemplares, defensores de derechos a tiempo completo, liderazgos comunitarios de Cortés, Atlántida y Yoro, quienes acompañan las luchas históricas del pueblo tolupán y otros.

También hemos venido para celebrar la vida de Juana Pavón, mujer viviente que rompió siempre los patrones de la obediencia debida y despedazó con locura como convenía los clichés impuestos a la mujer hondureña.

Esta plaza saluda hoy, igualmente, a las mujeres indígenas lencas que llegaron a la capital con sus pañuelos de vivos colores a denunciar la destrucción de las fuentes de agua en Intibucá y Lempira, por alcaldes y grupos privados criminales que destruyen el país culpando al cambio climático, como si ellos no fueran los destructores de la vida.

Esta familia contra la desaparición forzada en Honduras ha venido, sin duda, a denunciar a los corruptos fuera de la lista de Mike Pompeo, quienes están forzando al pueblo hondureño a huir hacia el norte del continente a través de sufrientes caminos que implican dolores profundos y también la muerte.

Ese grupo de narcos, lavadores de dinero y traficantes de fe, armas e influencias, que osan llamarse políticos y, peor, aún, que se auto proclaman gobierno.

Este éxodo masivo de Honduras hacia el exterior es culpa del cartel criminal que asalta el poder en complicidad con la embajada de Estados Unidos, el ministerio de asuntos exteriores de Canadá y algunos países europeos, cómplices de la dictadura narco militar, corrupta.

Nos toca denunciar aquí los sufrimientos de un pueblo que ha resistido durante diez años después del golpe de Estado, pero que ha perdido la esperanza en una solución democrática a la crisis nacional, y se va diciendo ya basta de esta paja de la normalización post conflicto.

Lamentablemente, la mayoría del pueblo de Honduras no tiene a dónde ir y no sabe cómo irse, y permanece sometido a una banda de delincuentes sin conciencia, animalizados al extremo de robar el poco dinero en poder de los habitantes de esta caricatura de país.

Por tanto, hoy hacemos un enérgico llamado a las Naciones Unidas y a la Organización de Estados Americanos, para que de manera clara y contundente asuman el rol histórico que les compete ante los criminales que se han disfrazado de Gobierno.

Su actitud solo incrementa la factura que el pueblo está pagando en destrucción social, ambiental e institucional por culpa de esos canallas. No podemos seguir soportándola en silencio. ¡No señores!

Esta pantomima engañosa de simular la normalidad de un país roto, destruido, violentado, es una actitud antiética que rechazamos. Esto no es un gobierno. Este no es un Presidente ni esas son fuerzas armadas normales, son bandidos armados. Y ustedes insisten en relacionarse con ellos como si fueran autoridades.

El encarcelamiento de la libertad de expresión para simular el funcionamiento del Estado de derecho, desacatando disposiciones de la CIDH, es una soberbia jamás vista y que no deberían ustedes permitir.

Venimos a la Plaza de los Pañuelos Blancos a recordarnos a nosotras mismas que aquí, hace 36 años, iniciamos una búsqueda que no cesa: verdad y justicia, porque no es normal guardar silencio, porque no aprendimos a obedecer a los fabricantes de silencios.

De los hechos y de los hechores, ni olvido ni perdón.

COFADEH
Tegucigalpa, M.D.C., 5 de abril de 2019