Tegucigalpa.
Por Sandra Rodríguez
Un apagón de luz tiene a la Radio Taragual “Voz de la Vida” fuera del aire. Hace dos meses que la radio comunitaria ubicada en el municipio de La Iguala, al norte del departamento de Lempira ha apagado su voz, sin tener muchas opciones para que la frecuencia retorne a los hogares de las familias Lencas.
La radio emitió su primera señal el 3 de mayo del 2014, con el objetivo de llevar la voz de denuncia y formación social a la clase más desposeída; en ese momento las comunicaciones no eran muy fluidas, incluso hablar por teléfono móvil era casi imposible.
Allí se escucha radioemisoras del departamento de Santa Bárbara, Gracias que es la cabecera departamental de Lempira, y algunas de Santa Rosa de Copán, todas son de carácter comercial, por lo que es necesaria la presencia de radios comunitarias.
Además, está la radio comunitaria “Los Hijos de Puca” que emite su señal desde la comunidad de La Asomada, aledaña a Gracias, pero también tiene problemas de transmisión, por lo que estar al aire se restringe a determinadas horas, a modo de no esforzar el equipo técnico.
La gente siempre está llamando al número de teléfono de la radio ¿Cuándo va estar la radio al aire? “Nos hace falta la radio” “es la radio con la que nos levantamos a las cuatro de la mañana”, comentó Bernardino Pérez, parte de la junta directiva de la Radio Taragual, cuya cabina tiene espacio en su casa.
El también miembro de la Red de Defensores de Derechos Humanos de Lempira, que forma y acompaña el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, ha sido víctima de persecución, hostigamiento y amenazas contra su vida, debido a su labor en defensa de la libertad de expresión, la verdad, la justicia, respeto por la vida y que la gente esté informada.
Al no estar la radio en funcionamiento, se generan más problemas desde que la población se desinforma, porque hay espacios diversos de línea educativa que con mucho esfuerzo generan ingresos económicos que nos ayudan a costear algunos –irónicamente- como pagar la energía eléctrica, servicio público que, al fallar, es lo que los tiene con los micrófonos en silencio. O comprar recargas telefónicas o paquetes de internet para transmitir eventos desde fuera de cabina, o retransmitir algunos programas como “Voces Contra el Olvido” cuando logramos señal los sábados por la noche, dijo Bernardino, refiriéndose al programa radial del COFADEH.
Volver a salir al aire es de mucho costo económico, hay que hacer actividades, pero no es suficiente, tampoco hay un compromiso de parte de la estatal por los daños que provoca, denunció el comunicador social y defensor de DDHH.
Radio Taragual llega a los municipios de La Iguala, San Rafael, Gracias, La Unión y Lepaera en Lempira; La Arada, Atima y El Níspero en Santa Bárbara; y San Antonio en Intibucá. Desde esos lugares recibimos reportes de la gente, quien muestra su preocupación por que hace dos meses no nos sintonizan, compartió Bernardino, mientras recibía un mensaje de texto que dice “digame.k.paso.con.la.emisora”.
El COFADEH siempre le apostó y le apostará a las Radios Comunitarias, porque es de la única forma que los pueblos despertaran contrayendo denuncias y dándolas a conocer tan como son y no de manera acomodada como lo hacen los medios corporativos.
No se puede hablar es esta forma de comunicación tan cercana a la realidad de los pueblos, sin mencionar la labor del periodista Félix Molina, impulsor de las radios comunitarias atacado dos veces el mismo día y en el mismo lugar el pasado 2 de mayo en Tegucigalpa, en el segundo atentado recibió varios impactos de balas en sus piernas, días después debió abandonar el país para resguardad su vida.
Molina es asesor técnico de la Asociación de Medios Comunitarios de Honduras (AMCH) y un reconocido defensor de los derechos humanos y de la libre expresión, desde hace décadas.
Félix Molina ha dejado un vacío exagerado, están pendiente de nosotros y nos ayudaba a buscar soluciones a los problemas técnicos y formación de los voluntarios. Nos sentimos abandonados, pero no nos damos por vencido, volveremos a tener nuestra radio “La Voz de la Vida” en el calor de cada hogar, con las voces denunciantes y en la defensa de los derechos humanos, aseveró Pérez.
El ataque que le dieron a Félix Molina, no se lo daban no solo a cuerpo, sino a su proyecto de comunicación para que los pueblos, pues era enlazarse, comunicarse y florecer, generado un proyecto de comunicación libre, compartió la coordinadora general del COFADEH, Bertha Oliva.
“Es que, con las radios comunitarias, los pueblos inician sus procesos de liberación y ahora tenemos una radio Taragual silenciada”.
Agregó que, los apagones de luz son ataques, porque nunca ha habido responsabilizada de parte de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, ENEE; sin dejar huellas legales destruyen lo más importante, las radios comunitarias, el derecho a la información, la libertad de expresión, la emisión del libre pensamiento, que es vertebral para los derechos humanos.
Y es que, escuchando su programación, la gente genera opinión y asume una posición porque está alimentada, tienen un propósito inductor y liberador de pensamiento, puntualizó la defensora de DDHH.
“Las radios comunitarias son el antídoto de los púlpitos que embrutecen a los pueblos” aseveró Oliva, mientras Bernardino Pérez le compartía la manipulación que hay en la población desde las iglesias, donde obligan a sus feligreses a no escuchar “Radio Taragual”, y otras radios comunitarias porque su mensaje es contrario a la Ley que está escrita y debe cumplirse, desde lo espiritual cristiano y lo político.
El derecho a que los pueblos indígenas tengan sus propias radios está contemplado en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, sobre los Pueblos Indígenas y Tribales. Así mismo, lo menciona la Declaración de Pueblos Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas, en este caso Radio Taragual Pertenece a la Asociación Indígena del Desarrollo Comunitario, AIDC, por lo que es obligación del Estado hondureño respetar y promover la libertad de expresión de los pueblos indígenas.