Tegucigalpa.- El 15 de septiembre de 2021 se cumplió un año del brutal ataque que sufrió el joven Cristian Espinoza, por parte de elementos represores del Estado, donde casi pierde la vista al ser atacado con un chorro de agua a presión, que, según expresaba en aquel momento, contenía un químico color rosado que fue a impactar directo a su cara.
Espinoza permaneció varios días interno en el Hospital Escuela Universitario (HEU) por la gravedad de las heridas en sus ojos, mientras estuvo ingresado en el centro asistencial, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) estuvo pendiente y acompañando el proceso de su recuperación, misma que hasta la fecha sigue haciendo.
El hecho se dio en el marco de la movilización del 15 de septiembre de 2020, donde el pueblo denunciaba los actos irregulares que estaba haciendo el régimen durante la pandemia que llegó a Honduras el 15 de marzo de 2020, donde la población fue sometida a un confinamiento para evitar la propagación del coronavirus que ha estado afectando al mundo.
El régimen se aprovechó para desviar dineros destinados a la emergencia sanitaria, lo que hizo que la población reaccionara y saliera a las calles a protestar y preguntar ¿Dónde está el dinero? Ante estas acciones del pueblo, el régimen mandó a los elementos policiales y militares a reprimir, sin ninguna piedad ni consideración.
El ataque contra el joven se dio a eso de las 11:00 de la mañana en las inmediaciones del Parque Central de Tegucigalpa, cuando regresaba a su casa con un grupo de amigos, mismos que lo auxiliaron, trasladándolo al centro asistencial, cuando la policía al causarle las heridas lo dejó tirado en el suelo, sin importarle lo que pasara con él.
Cristian señala que al recordar ese día, un año después le trae mucha tristeza, pero da gracias a Dios por estar con vida.
“Al despertarme pensé muchas cosas, al acordarme del hecho del que fui víctima, pero una de las principales cosas por las que doy gracias es que todavía estoy a aquí con vida y puedo ver, ya que no estoy completamente ciego como otras personas, y todavía puedo hacer algo diferente en la sociedad, puedo ser un cambio, entonces creo que me da una esperanza de seguir todavía luchando”.
Además, agregó que después del ataque su vida sufrió muchos cambios y que ha tenido que aprender a sobrevivir a ellos. “Estoy a gradecido porque no perdí la vista, pero después del accidente hubo un cambio totalmente diferente, pero si cambia el estilo de vida, en cómo seguir, como ver las cosas desde otra perspectiva”.
El joven señala que la vida no volvió a ser igual, ya que las consecuencias de estos ataques están presentes en todo momento, “más que todo un poco complicado las consecuencias de salud, porque paso con migraña, antes del ataque yo no tenía y se me presenta muy seguido, es algo a lo que me tengo que acostumbrar a eso, si he sentido esos cambios y tenemos que aceptar eso”.
Además de la migraña, Cristian dijo a defensoresenlinea.com que tiene que usar lentes de por vida, “la luz me afecta ahora por eso tengo que andar lentes para poder leer y soportar la luz, ahora tengo que usarlos de por vida y no puedo forzar mucho la vista”.
“Otro de los riesgos a los que me enfrento es que tengo que andar más despierto, porque me puede pasar cualquier cosa, un accidente y no me voy a poder dar cuenta, porque el ojo derecho me falla frecuentemente, cosa que antes no me pasaba, tengo que acostumbrarme a esto”, añadió.
El joven señala que con la ayuda de su madre, amigos y compañeros de trabajo, así como organizaciones como el COFADEH, que siempre ha estado pendiente de él y de su salud, ha logrado salir adelante.
Cristian es un artista circense y además es parte de la mayoría de la población que vive del día a día y que demandaban también que se respete la soberanía hondureña, pero como siempre el régimen dictatorial mandó a sus cuerpos represores para que fuera reprimido, causándole graves lesiones al joven en su vista.