El ambiente previo al domingo no es el mejor, porque las aguas están agitadas. Y porque vamos a las filas sin vacunación contra la pandemia. Y porque abriremos un enorme voto lleno de rostros de personas bajo cuestionamiento público por corrupción, por lavado, por narcotráfico y otros crímenes organizados. Y porque las urnas están bajo custodia de las fuerzas armadas, que han facilitado la transportación de la cocaína y otras drogas.
Estas elecciones primarias e internas para los partidos liberal, nacional y libre, ocurren en medio de un cuestionamiento general al censo de las personas mayores de 18 años. Y porque ocurren sin reforma electoral en medio del golpismo.
Los tres partidos que ya controlan las alcaldías y el Congreso van a las urnas con la misma ley del más fuerte. Desde el poder del Estado, Oliva compite contra Papi bajo el control de joh, Yanni contra Luis Zelaya bajo el control de Flores y el 28 contra la fuerza refundacional bajo el control de Mel.
Desde la barrera, Salvador Nasrrala espera las elecciones generales en noviembre para competir contra esta maquinaria tradicional.
En esas circunstancias, el país abatido por el golpismo, la degradación social y ambiental, y sometido a la negligencia en el manejo de la Covid, no tiene otras opciones para enfrentar la triste realidad.
Después de 12 años de lucha social contra la mafia gringa y local que ha usado a Honduras para traficar drogas y lavar dinero, la población está cansada. Y un levantamiento insurreccional no es posible en las actuales condiciones de pobreza extrema y desesperanza. Y desconfianza.
Lo único que queda es votar, botar los votos en una cloaca inmensa de seres inútiles que han traicionado la Patria. Sólo unas excepciones dignas permanecen en lista para no pecar absolutamente con las generalizaciones.
El país está prisionero. Está en las manos de un cartel criminal que cuenta con una jauría mediática, una banda militar armada y un batallón de religiosos diabólicos que mantienen apendejada la conciencia colectiva.
El ejemplo más evidente de este hartazgo es la emigración masiva, verdaderamente masiva, que nunca había sufrido el país. Es un desgarre total de la sociedad hondureña que tiene consecuencias demográficas, culturales y políticas serias.
Una consecuencia política de este quiebre de la Honduras local y la Honduras externa es, lamentablemente, la ausencia de una resistencia social organizada que facilita el afianzamiento de ese modelo egoísta y racista, basado en la economía de consumo y el supremacismo de la fuerza bruta.
Es tal el aturdimiento de la sociedad actual que el juicio a la dictadura en Nueva York no tiene ninguna consecuencia electoral este domingo, al contrario, la organización política que dirige el crimen organizado desde el Estado anunciará el lunes que sobrepasó el millón de electores.
Con el jolgorio de las banderas y las primeras vacunas llegando al país van a tapar esas fotos que muestran a joh con Ricardo reconciliados por los Cachiros en Bonito Oriental, y esas otras fotos de los candidatos chupando con el Chapo en El Paraíso.
Como después de una serie de ficción, saldremos de una semana intensa con informaciones desde Washington y el sur de Nueva York mostrando distancias aparentes entre los demócratas y sus aliados del Obelisco. Unos buscando en el Congreso la cacería de los corruptos y otros en Manhattan aumentando el barrio de los narcos hondureños. Pero todos ellos aquí buscando en las urnas la continuidad. Y el aplauso popular.
A veces no sabemos si reír o llorar. Cuando nos preguntan nuestra lista de personas para votar mañana se nos encoge el alma. Cuando nos explican que no hay nada que hacer este domingo, el corazón nos deja de palpitar. Y cuando nos informan que al final todos los de siempre estarán unidos, queremos huir para no morir.
Los tweets de la influyente senadora Norma Torres encachimbada con joh y con los militares, anunciando que cortará los presupuestos militares por dos años, diciéndoles que se queden con su cocaína, es fuerte eso.
O cuando el portavoz del departamento de Estado anuncia que no harán tratos con este joh, es también serio eso. Y cuando Devis Leonel Rivera describe los sobornos a los expresidentes Lobo, Zelaya y el dictador, asunto serio también.
Asistimos a un momento en el cual Honduras aparece claramente como un paisaje utilizado por las fuerzas militares y políticas de Estados Unidos, sin soberanía, sin dignidad. Un estercolero. Un país ocupado. Un Estado paria, sin poderes constituidos, con una Corte extra regional en Nueva York, un Congreso en la red de Pandora y un Ejecutivo en la gerencia del cartel de Occidente, expuestos a la extradición.
Pero aquí no pasa nada. Las cosas son así. Es la voluntad del señor. La autoridad viene de Dios. ¡Esto no puede ser! ¡No puede ser!
Mañana ni habrá autogolpe ni habrá tensión, será una fiesta…. Es que aquí en Honduras así es la cosa usted…
Bueno, con su permiso
Buenas noches
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 13 de marzo de 2021