ANTIGUA SEDE DEL DNI, UN LUGAR CONDENADO A LA MEMORIA

0
211


Esta semana, una placa de memoria fue develada en un edificio policial que arrastra del pasado una pésima reputación en el barrio Los Dolores de Tegucigalpa.

Asistieron para tirar la cuerda la ministra de derechos humanos, Angélica Álvarez; la coordinadora del Cofadeh, Bertha Oliva, y el ministro de seguridad, Gustavo Sánchez.

Para Angélica esta posta, como decimos, fue un centro de detención estudiantil después del golpe de 2009. De detención, de tratos crueles y degradantes, de tortura pues. De las miles de personas detenidas después del fraude de 2017, muchas vinieron aquí, insultadas y humilladas.

Para Bertha, el DNI fue la oficina clandestina de la Doctrina de Seguridad Nacional. El reino de Balí Castillo, de Papi Raymond, de López Grijalba, de Hernández Sánchez, de Isaías Vilorio, las manazas que torturaban. Ahí molieron a Tomás Nativí, su marido, durante la Navidad de 1980 hasta desaparecerlo en junio de 1981.

Para Gustavo Sánchez, el ministro, aquellos fueron errores. Muy bien su presencia, su discurso de perdón, su lenguaje sensorial inteligente y su reconocimiento al trabajo sostenido del Cofadeh y su coordinadora, Bertha Oliva. La próxima vez, porque habrá nuevos actos como éste, Sánchez llamará las cosas por su nombre. Todos aquellos fueron delitos, crímenes, conductas oficiales. Y lo importante es que esos errores y esos crímenes no vuelvan a cometerse.

La Unidad Metropolitana de Prevención # 1 como se llama hoy, en tiempos del golpe era el CORE 7 y durante la guerra fría el DNI, Departamento Nacional de Investigaciones. Tres nombres para una misma identidad con mácula.

La placa descubierta dice que el acto se hace para la reconciliación con las víctimas que pasaron por aquí, para comprometerse a no repetir los hechos del pasado, y asegurar que nunca se olviden. Y que nunca vuelvan a cometerse. Estamos hablando de torturas y de muertes extrajudiciales, en diferentes épocas.

Con esta acción formal, ampliamente cubierta por la prensa, la voluntad del gobierno es señalizar los sitios donde el Estado cometió violaciones a derechos humanos.

Sin contradecir ese propósito, el Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en Honduras enfatizó que, además de identificar, el Estado debe entregar los inmuebles a las organizaciones de derechos humanos.

Identificarlos en el mapa del Estado y en el mapa de la geografía nacional, luego marcarlos oficialmente, y entregarlos a la administración de las víctimas. Porque eso sí sería un acto de reconocimiento real y de voluntad de enmienda.

Como en Chile y en Argentina, aquí todos los lugares estatales y privados donde miles de personas fueron ocultadas, interrogadas, torturadas e inclusive asesinadas, fueron entregados legalmente a las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, y a otras organizaciones de víctimas.

Por ejemplo, la Escuela de Mecánica de la Armada, la ESMA, que funcionó en 17 hectáreas como el principal centro clandestino de detención, tortura y exterminio en el centro de Buenos Aires, fue traspasado por la ley 1412 a varias identidades sociales en el año 2004.

Aquella guarida de terroristas de Estado fue reconvertida en un Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos. Allí funcionan el Archivo Nacional de la Memoria, el Centro Cultural Haroldo Conti, el Espacio Cultural Nuestros Hijos, el Museo Malvinas, el canal Encuentro, de TV y radio, y el Museo Sitio de Memoria ESMA, entre otros.

Por supuesto, valoramos esta iniciativa de la presidenta Xiomara Castro que escuchó en 2022 la propuesta de 30 organizaciones sociales y de derechos humanos, que realizaron una consulta nacional para la recuperación y señalización de sitios de memoria.

Conjuntamente, el Cofadeh y la secretaría de derechos humanos, en aquel momento conducida por la ministra Natalie Roque, hicieron la solicitud de cambiar los nombres al CORE y a la plaza La Merced, y entregarlos luego en administración y dominio a las organizaciones de víctimas. El planteamiento incluye la reconversión de estos sitios macabros en escuelas, talleres y museos.

La Secretaría de Seguridad propuso como un primer paso colocar placas visibles en Los Dolores y en El Manchén, pero la Universidad privada se negó a cambiar La Virgen de La Merced por la Plaza de Los Desaparecidos.

El próximo acto de responsabilidad internacional del Estado de Honduras y ceremonial de memoria para las víctimas en la persona del joven Pedro Magdiel, será el 25 de julio, en Alauca El Paraiso. Estará presente la procuraduría del Estado y la presidenta Xiomara Castro.

Magdiel fue sacrificado al lado de la posta policial donde había sido encerrado en 2009, al estilo de los escuadrones de la muerte, de un modo para infundir terror a la multitud que reclamaba el regreso al orden constitucional roto por los golpistas.

Consultada para este editorial, la coordinadora del Cofadeh, explica lo que se siente. Estas ceremonias son importantes, hacen sentir aires de reparación, colocan al Estado en su condición de agresor y le devuelven, a la vez, su carácter de persona jurídica centrada en el fin supremo, que es el ser humano.

Estos actos sin embargo no son populares para los poderes fácticos, que han estado acostumbrados a poner y quitar presidentes. Tampoco lo son para los espíritus mezquinos, que quisieran su inclusión en la memoria colectiva sin trabajar orgánicamente, con disciplina y con respeto.

A mí me cuesta estar en estos actos – dice Bertha –, porque el terrorismo mediático de esos sectores utiliza el odio para minimizar el golpe, para ignorar las víctimas mortales y condenar la amnistía a las personas luchadoras sociales y políticas procesadas o encarceladas por defender la Patria. Son esa oposición ciega, de derechas.

Pero hemos estado presentes y lo seguiremos haciendo, porque nunca dejamos atrás a las víctimas, porque la verdad sana, la memoria vigoriza la sociedad, y porque aún en medio del desierto de los ataques infundados, se reconoce nuestro aporte a la lucha por la justicia.

Así es, y si así no fuera Bertha, algún día de todos modos había que empezar. Y ese día es ahora. Cumplir las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos es importante. Honrar la verdadera identidad de las víctimas sacrificadas por el Estado es muy importante. No olvidar es obligatorio. Trabajar mano en mano con quienes construyen futuro es ideal, aunque el presente no les guste, no detenerse por celos ni cobardías o excesos de criticidad ideológica. Sigamos adelante. Buenas noches.