Tegucigalpa.- Alba Luz Deras García, hermana de Herminio Deras, maestro y dirigente del partido Comunista de Honduras (PCH), asesinado por el escuadrón de la muerte 3-16 en 1983, en un acto muy emotivo y sin precedentes en la historia de los derechos humanos, señaló en su discurso que brindó a nombre de su familia que: “es hora, que los archivos de las Fuerzas Armadas se abran, para conocer la verdad que se nos ha ocultado, para conocer donde se encuentran los restos de los desaparecidos, quiénes son los responsables de los asesinatos políticos”.
“Es hora, de que las Fuerzas Armadas dejen de ser instrumentos de represión y muerte. Es hora, de que las Fuerzas Armadas se vistan de pueblo, y no con el disfraz que le imponen la oligarquía, los grupos de poder y el imperialismo”.
Como estaba previsto, el lunes 12 de junio, el gobierno de la presidenta Xiomara Castro, en cumplimiento de las disposiciones contenidas en la sentencia condenatoria contra el estado de Honduras y emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) en relación con el asesinato político del maestro y revolucionario Herminio Deras, reconoció la responsabilidad internacional por tal crimen, en un acto público desarrollado en la ciudad de El Progreso, Yoro.
Los parientes de Herminio Deras recibieron el cálido acompañamiento del movimiento social hondureño de varias regiones del país, que expresaron su satisfacción por el acto público y auguraron que hechos como el cometido por escuadrones de la muerte en enero de 1983 con la ejecución de Herminio Deras, no vuelvan a repetirse.
Es en este marco que www.defensoresenlinea.com reproduce el texto íntegro del discurso pronunciado por Alba Deras, hermana de Herminio Deras que a nombre de los familiares se dirigió a los presentes y al pueblo hondureño en general.
A continuación el texto del discurso:
Buenos días a todos y todas. Saludamos a los representantes del estado y del gobierno de Honduras, a los invitados de los organismos internacionales, a los representantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos, a Cofadeh, a la Federación Internacional de Derechos Humanos, a las organizaciones feministas, a las organizaciones de la diversidad sexual, a los defensores de los territorios y la vida, a los estudiantes, a los obreros, campesinos, pobladores, autoridades municipales, hermanos jesuítas, medios de comunicación, con gran agradecimiento a las 20 radios comunitarias y a Radio Progreso, que están transmitiendo a todos los rincones de Honduras este importante momento y en especial saludamos a los familiares de las víctimas de violación de los derechos humanos, a los amigos, ex compañeros y camaradas de Herminio Deras, a toda nuestra familia que nos acompañan en este día tan especial para la justicia en honduras.
Hace unos momentos muchos de ustedes hicieron la caminata hasta donde se encuentra la tumba de Herminio, de mi padre y de mi hermana, todos víctimas del estado de Honduras. Pudieron constatar el grado de abandono social y de vulnerabilidad en el cual se encuentra el cementerio que guarda los restos de nuestros conciudadanos. Al realizar ese recorrido, cruzando por arriba de las tumbas abiertas y abandonadas, quizá tuvieron temor de caerse, de lastimarse. Este recorrido tenía dos propósitos, uno y el más importante, que fuera un ejercicio de memoria histórica y de compromiso de recuperar los lugares donde descansan a lo ancho del territorio nacional, los hombres y mujeres que fueron sacrificados en la década de los ochenta y a lo largo de la historia de las luchas sociales, porque tenemos una deuda con esos compañeros y compañeras que no deben quedar en el olvido.
El segundo propósito era vincular esa experiencia de caminar por ese lugar tan difícil, con el recorrido que, a nosotros, la familia de Herminio Deras, nos tocó enfrentar durante 40 años en la búsqueda de justicia. Muchas veces tuvimos temor de que no nos alcanzara la vida, como le pasó a varios miembros de nuestra familia, para llegar a este momento donde debe comenzar el cese de la impunidad. Dejamos la juventud en ese largo recorrido, tocamos todas la puertas de la justicia hondureña, los juzgados, la flamante Corte Suprema de Justicia, de ellos solo recibimos portazos, todo este tiempo estuvimos abandonados, vulnerados en nuestros derechos. Pero en este largo recorrido, a lo que nunca le tuvimos temor fue a perder la esperanza, a perder la memoria, no le tuvimos temor ni miedo a las constantes acciones de represión, persecución y tortura que en el transcurso de los años hemos sufrido.
Por eso, 19 años después de cometido el crimen contra Herminio, tocamos las puertas del Sistema Interamericano de Justicia, en un lejano febrero del año 2002. Y veinte años después, en mayo del 2022, se abrió la puerta grande, majestuosa, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en San José, Costa Rica. Por primera vez se escucharía nuestra verdad, la verdad que los perpetradores del crimen y de las abusos a toda una familia y a todo un pueblo se propusieron ocultar. Porque así es la conducta de los responsables de crímenes de lesa humanidad, ocultan, desinforman, tergiversan, engañan, manipulan, para afianzar la impunidad. 39 años después del crimen, y por primera vez en la historia de los juicios en el Sistema Interamericano, un estado se declaraba responsable total de las violaciones a los derechos humanos y en este caso cometidas por las fuerzas militares de Honduras. Valoramos altamente la responsabilidad asumida por el actual gobierno.
Hoy, nos encontramos en un acto de desagravio a Herminio Deras y a la familia, en cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Nos encontramos en la ciudad heroica, símbolo, pionera de las luchas sociales en Honduras. Nos encontramos rodeados de pueblo, de ese pueblo al cual Herminio entregó su inteligencia, su compromiso, sus ideales, su sangre. En esta ciudad que tiene muchos ejemplos de sacrificios, de sangre derramada, de sus hijos que fueron asesinados, torturados, masacrados, desaparecidos.
Esos ejemplos nos acompañan hoy; con nosotros están los 7 campesinos de la masacre del Jute, (en abril se cumplieron 58 años de tan vil crimen), con nosotros está Edickson Lemus, dirigente campesino, presidente de la Central de Trabajadores del Campo, de El Progreso, ( CNTC), asesinado en los años 90, cerca de este lugar, también está José María Reyes Mata, el padre Guadalupe Carney, Jorge Salazar, asesinados y desaparecidos en olancho, nos acompaña Tomás Nativí, secuestrado y desaparecido junto a Fidel Martínez el 11 de junio de 1981, justo ayer se cumplieron 42 años. Está con nosotros Manuel Montoya, desaparecido también en los años ochenta, Dagoberto Padilla, y sus compañeros asesinados en Las Guanchías, Juan Angel Caballero asesinado en San Pedro Sula, todos ellos hijos de esta ciudad, pero también están los que han entregado sus vidas, en la defensa de los territorios y de nuestros recursos naturales, nos acompaña el ejemplo de los defensores de Guapinol, de los defensores de Pajuiles, de los defensores de Arizona, de los defensores de la zona sur. Nos acompañan, Margarita Murillo, Magdalena Morales, Berta Cáceres y todos los asesinados y desaparecidos en la terrible noche oscura de la década de los ochenta.
Sirva este acto público en honor a Herminio para reivindicar la memoria de esos hombres y mujeres valiosas de nuestra Honduras. Por ellos, por nuestros muertos, por nuestros mártires, exigimos justicia. Una justicia que debe partir de la verdad, del esclarecimiento de los crímenes y del castigo a los culpables. Es hora, que los archivos de las Fuerzas Armadas se abran, para conocer la verdad que se nos ha ocultado, para conocer donde se encuentran los restos de los desaparecidos, quiénes son los responsables de los asesinatos políticos. Es hora, de que las Fuerzas Armadas dejen de ser instrumentos de represión y muerte. Es hora, de que las Fuerzas Armadas se vistan de pueblo, y no con el disfraz que le imponen la oligarquía, los grupos de poder y el imperialismo.
Es hora para la paz, pero una paz que emane de la justicia, es hora, para que las familias de las víctimas sean reparadas, esas familias que durante décadas han vivido en el abandono social; es una deuda histórica que el estado de Honduras tiene con todas esas familias, y hoy recogemos su justa demanda; como también valoramos altamente la iniciativa del estado a través de la Secretaria de Derechos Humanos que dirige Natalie Roque, y de la Secretaria de la Presidencia que dirige Erick Vidal, del diputado Bartolo Fuentes por parte del Congreso Nacional, para iniciar el proceso de reparación de las familias de los mártires del Jute, familias que hoy nos acompañan aquí y son el ejemplo viviente del enorme sufrimiento enfrentado.
Es hora para la democracia, para el respeto a la participación colectiva en la reconstrucción de nuestra patria, donde las ideas no sean asesinadas, donde se respete la diversidad y los derechos humanos de un pueblo que merece la prosperidad, que merece acceder a la justa distribución de la riqueza.
Es hora, de que nuestros mártires descansen en paz, sabiendo que les hemos cumplido, y reafirmamos nuestro compromiso de estar siempre del lado correcto de la historia, acompañando a nuestro pueblo en sus luchas reivindicativas, en sus justas luchas sociales.
Termino recordando, que hoy hace 37 años, mi padre Domingo Deras, ese hombre que dejó su impronta de constructor en esta ciudad, que generaba empleo, que formó a obreros de la construcción, a carpinteros, maestros de obra, fontaneros, agobiado por el sufrimiento sin límites infringido por el Estado contra toda la familia, viendo cerradas sus fuentes de empleo y destruido su patrimonio, tomó la decisión de suicidarse. En una entrevista realizada por la periodista Patricia Murillo de Diario Tiempo, manifestando el terrible dolor que atravesaba, expresó: “es jodido vivir así” fue el preámbulo para la decisión que tomó.
Por Herminio, por nuestros muertos, por nuestros mártires, juramos ser leales siempre, traidores jamás.
Patria aquí estamos.
Hasta la victoria siempre.
Alba Luz Deras García