La no elección de los fiscales general y adjunto a esta fecha del año es atribuida por las estructuras sobrevivientes de la dictadura Hernández a la dificultad del partido Libre para alcanzar consensos. Y le sugieren cada vez con más insistencia que procure el diálogo y baje la confrontación hasta concretar la negociación.
La no elección de los fiscales general y adjunto a esta fecha del año es atribuida por el partido Libre a la imposibilidad del Bloque de Oposición Criminal, BOC, de reunir el dinero suficiente para comprar 86 votos e imponer la negociación. Con ese método lo hicieron dos veces consecutivas durante la dinastía Chinchilla-Hernández, con el consenso de las elites, a 30 o 50 millones por cabeza, y así ya no puede ser.
Si analizamos sin prisa y con profundidad estas dos visiones del momento, no es difícil concluir que la realidad política de Honduras cambió radicalmente en el cortísimo tiempo de 15 años sobre el calendario solar.
No se trata de la imposibilidad del BOC para reunir 50 millones de lempiras multiplicados por 15 o 30 cabezas, porque esos millones los tienen o los pueden conseguir entre sus socios beneficiados de la dictadura Hernández-Guzman Loera. Tampoco se trata de la imposibilidad de amarrar voluntades traidoras, comprables a ese precio, porque existen siempre acechando este proceso transformador desde el inicio del mandato de Xiomara.
Realmente de lo que se trata ahora es de la existencia de un desbalance político del antiguo consenso del Status Quo nacional, que va más allá de las mezquindades de unos cuantos. Que se trata, a decir verdad, de un asunto serio.
Para decirlo claramente, la elite dueña del partido liberal y nacional perdió su eje de control. Perdió la influencia de sus medios y su religión oficial; la confianza en sus bancos y en su modelo empresarial de negocios, y perdió sus coyotes líderes.
No existen clones de Zúniga Agustinus, Villeda Morales, Rivera López, Callejas Romero, Hernández Alvarado, ni siquiera Flores Facussé, el último elector oculto que envejece cansado y al margen de esta disputa del BOC, donde los actores no son legales, son criminales. No son élites, son carteles. No son partidos, son bandas. No son futuro, son el atrás, están atrás. ¿Oíste Romeo? Y vos admirador de Pinochet…
En ese desplome moral del viejo consenso local tutelado por Washington surgió a pulso un nuevo actor político organizado, a prueba de sufrimiento y de coherencia: la resistencia popular, que es confluencia del Bloque, la Coordinadora y el Frente Nacional contra el Golpe, fusionados en Libre-Pinu-Honduras Humana y liberales independientes, que hoy tensan la cuerda de un extremo atornillado con pueblo, un pueblo que está decidido a más.
El viejo régimen reagrupado en el BOC con propósitos de sabotaje, conspiración y competición electoral futura, no termina de asimilar sus derrotas en 2013, 2017 y 2021, y se desliza reculando hacia su propio abismo, invocando a joh y a Pinochet. Menospreciando a este pueblo con memoria, el pueblo de Morazán.
En el bloque desesperado figuran los dueños de los medios de desinformación quedados en soledad, los chafas descerebrados que dieron el golpe en 2009, los carteles religiosos que lavaron dinero de los Valle y de los Cachiros, los empresarios corruptos que no quieren justicia tributaria, los partidarios de joh y los carretas de ese científico loco que se cree el Milei hondureño o, peor aún, la reencarnación de Pinochet el golpista asesino del 11 de septiembre de 1973.
El tiempo va corriendo, las diez familias mafiosas que sirvieron a Joh y se aprovecharon del Chapo, están perdiendo su fiscal general y el pueblo sigue avanzando hacia ellas exigiendo justicia. La manifestación popular del 29 de agosto y la fiesta nacional de independencia de ayer 15 de septiembre son mensajes potentes. No es tiempo de tolerancia a traiciones internas por mezquinos intereses ni es tiempo de volver atrás a la era de los saqueadores.
Sintiéndose acuerpado por este pueblo bravo, el extraordinario parlamentario Luis Redondo ha tomado cuatro decisiones clave en las últimas dos semanas: pedir el estado de cuentas del fondo departamental entregado a los diputados en los últimos años, integrar una comisión que investiga los delitos de Chinchilla y Sibrián, elevar el apoyo a la Unidad Fiscal Especializada Contra Redes Corruptas y retomar la sesión de votación de nóminas para fiscales, con nombre y apellido de cada legislador, de cara al público.
Desde el poder ejecutivo, por su lado, el ministro responsable de las rentas públicas Marlon Ochoa tomó la palabra al cartel de los empresarios y se fue directo al Ministerio Público en un camión con 18 cajas a presentar evidencias contra 10 familias mafiosas que no pagan impuestos, que se reservan exoneraciones indebidas y que dirigen la conspiración política contra el gobierno de la resistencia popular, que ayer les gritó en el estadio: paguen impuestos, ladrones!.
El día de las cajas, el miércoles 13 de septiembre, cuando los ejecutivos del Consejo de empresarios creado por la embajada de Estados Unidos en 1967 se vistieron de blanco para hostigar la presentación de Marlon en el Ministerio Público, ese mismo día el fiscal Luis Santos de la UFERCO llevó sus propias cajas a la Corte Suprema de Justicia.
Las cajas de Luis Santos, cuyas réplicas están en el Congreso Nacional, contienen las pruebas que respaldan los requerimientos fiscales contra personas responsables del Fondo Vial, que convirtieron el cartel de Los Cachiros en un proveedor oficial de servicios al Estado entre 2010 y 2014. Es decir, que convirtieron el Estado en su lavadora.
Entonces, a juzgar por estos primeros hechos que van señalando el desbalance positivo del Status Quo nacional, el día que se retome la sesión abierta para elegir fiscales del Ministerio Público, habiendo ganado tiempo importante en el Congreso, en el Ministerio Público y en la UFERCO, estarán en curso nuevas acciones legales que implicarán a diputados electores, a empresarios financiadores de partidos y a elites corruptas comprometidas con el crimen organizado. Y ya viene la CICIH.
Esto es apenas el comienzo de una era de justicia bajo presión popular que los criminales llaman persecución política, como repetía el líder de Zambrano, Rafael Callejas, quien terminó cazado por sus amigos de Estados Unidos, que hoy tienen también agarrado de las mechas a su pupilo del río Grande, el coyote líder de la manada.
Si Honduras no sigue avanzando por los caminos de la justicia, si la generación actual no escucha el clamor popular de lucha contra la impunidad de las diez familias responsables del atraso nacional, si doña Laura se vuelve a meter en medio a su favor, el recorrido será pesado y tardío. Pero ya no habrá vuelta atrás.
Podemos decir con optimismo que el curso que van tomando los acontecimientos es el correcto. Que sea el pueblo quien gane de este retraso entre las elites. Que sea la gente la victoriosa de este cambio de era. Que Xiomara siga inaugurando canchas y carreteras y museos y conciertos, que los equipos nacionales de deportes diversos sigan triunfando y sonriendo, que crezca el orgullo legítimo por la dignificación del gentilicio hondureño, y que nunca más vuelvan las ratas narcotizadas a dirigir la Nación. Buenas noches.
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 16 de septiembre de 2023