Tegucigalpa, Honduras.- Vivió un siglo de vida, la cual le dio fuertes dolores cuando su familia fue atacada por la dictadura de Jorge Videla, pero emprendió un camino de 43 años denunciando las violaciones de derechos humanos en Argentina. Este 23 de julio de 2020, Haydeé Vallino de Lemos dijo adiós.
El enorme dolor de su partida, fue compartida a través de un comunicado de prensa de parte de las Abuelas fundadoras de Plaza de Mayo, icónica institución en la búsqueda de las víctimas de detención-desaparición forzada.
El próximo 27 de agosto hubiera cumplido 101 años, «El terrorismo de Estado diezmó a su familia. Ella se sobrepuso con la firmeza que la caracterizaba y transformó su tragedia en lucha colectiva», afirmaron desde la fundación Abuelas.
«La pena es muy grande», expusieron por la partida de la activista de derechos humanos a quien la dictadura en Argentina le desapareció a dos hijos y recuperó diez años después a su nieta que nació en cautiverio.
Nació en la Buenos Aires de 1919, y como la mayoría de madres de los Pañuelos Blancos. Asistió a la sede de Abuelas para continuar con la búsqueda de los nietos y nietas de sus compañeras, hasta que su estado de salud se lo permitió.
Era conocida por sus comentarios agudos, recordó Abuelas. Su lucha es parte de la herencia que deja a sus nietas María y María José, quienes la acompañaron siempre y fueron aprendiendo de ella, incluso se incorporaron a la Asociación. Actualmente María José es la responsable del área de genética y María, psicóloga de profesión, fue integrante del equipo terapéutico de la histórica fundación.
Haydeé trabajó desde joven en la sección de sastrería de la reconocida Casa Muñoz y allí conoció a quien sería su marido, Alberto Lemos, que era cortador de camisas. Se casaron el 11 de octubre de 1946, compraron un terreno en Caseros donde construyeron su casa.
Del matrimonio nacieron en 1948 María del Consuelo, en 1951 Mónica María y en 1955 Mario. Con el tiempo, María del Consuelo se convirtió en arquitecta y en militante de la organización peronista Montoneros. Mónica María empezó a estudiar geología después de descubrir que las piedras hablaban y contaban secretos sobre la historia de la tierra. Mario tocaba la flauta traversa, tenía un taller de cuero en Liniers y era militante de la Juventud Guevarista. Los tres militaban en villas.
Jorge Rafael Videla, falleció en elaño 2014, condenado a 50 años de prisión por robo de bebés, fue el cerebro de la dictadura militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983, período en el que desaparecieron unas 30.000 personas según organismos de derechos humanos. Si bien, admitió la existencia de tales crímenes, nunca se arrepintió ni tampoco consideró que haya existido «un plan sistemático» para la sustracción de los hijos a las madres embarazadas. informó en 2012 el diario ElMundo.es
Mónica se casó en diciembre de 1975 con Gustavo Antonio Lavalle, compañero de militancia de María del Consuelo. En abril de 1976 nació su primera hija María. Se fueron a vivir a José C. Paz, un barrio humilde, para estar cerca de los pobres. En junio de 1977, Mónica estaba embarazada de nuevo y con su panza de ocho meses fue arrancada de la cama, una noche de invierno. Mónica, Gustavo y María –de tan sólo un año y tres meses de edad– fueron llevados a la Brigada de Investigaciones de San Justo donde estuvieron unos cinco días. María fue dejada en el umbral de la casa de su abuela materna. A la pareja la trasladaron al centro clandestino “Pozo de Banfield”. En un sótano, Mónica dio a luz a su segunda hija, María José.
El 5 de agosto de 1977 secuestraron de su trabajo a Mario. A las semanas allanaron la manzana en dónde vivía María del Consuelo con su esposo, quienes lograron escapar a Brasil.
Con la desaparición de Mónica y Mario, comenzó el calvario para Haydeé y Alberto, quienes se levantaban temprano y salían a buscarlos. Se dividían los lugares a donde ir y se encontraban a la noche.
Un día llegó Alberto con la noticia de que había un montón de gente que iba a pedir por sus familiares al Ministerio del Interior. Al día siguiente no se dividieron y allá fueron los dos.
Ese día una mujer le dijo a Haydeé que por qué no iba a la Plaza de Mayo, que allí había otras madres que no sólo buscaban a sus hijos sino también a sus nietos. Desde entonces Haydeé se integró al grupo, comenzó a participar del equipo de investigación y un día ella misma recibió una pista que la llevaría a su nieta, detalló en comunicado de este jueves.
Recién nacida María José fue apropiada por una mujer policía y por su marido quienes la anotaron como suya. Las denuncias llegaron a partir de 1985 y finalmente se presentó una causa judicial. El juez ordenó un análisis genético. En octubre de 1987 se supo que María José era la hija de Mónica y Gustavo. De inmediato la niña se fue a vivir con sus abuelos y su hermana María.
“Quiero decir que a María José la pudimos encontrar gracias a las Abuelas. Porque si no me hubiera unido al grupo, no la hubiera encontrado. Solas no hubiésemos logrado nada”, decía Haydeé
“Con la partida de Haydeé se va una parte de la historia de Abuelas. Ella fue una de las 12 mujeres que hace ya casi 43 años se dieron cuenta que debían unir fuerzas para encontrar a sus nietos y que dejaron todo en esa búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. Que en paz descanses, querida Haydeé, tu legado de amor sigue vivo en tus nietas y en nuestros entrañables recuerdos de vos”, concluyen Las Abuelas que han hecho de sus hogares una Plaza de Mayo.