Por: Riccy Ponce
Choluteca, Choluteca.- Doña Elsita como le decían cariñosamente, partió a su última morada aferrada a una fotografía de su hijo, la llevaba entre sus brazos sobre su pecho, y el pañuelo blanco cubría su cabeza.
El 19 de septiembre de 2017 doña Elsa cerró sus ojos a la vida, el mismo día de su nacimiento: y en la misma fecha que su hijo desapareció. Sus familiares entre lágrimas repetían que “no fue casualidad, sólo las personas especiales mueren el mismo día que nacen”.
Durante los últimos 24 años, doña Elsa Gómez fue muriendo poco a poco por la tristeza de no saber el paradero de su hijo Miguel Ángel García Gómez, quien le fue arrebatado por militares un 19 de septiembre de 1993, cuando ella cumplía 64 años.
En el velatorio era palpable la tristeza, mostrada a través de lágrimas y dolor al saber que doña Elsa se fue preguntándose ¿Dónde está Miguel Ángel García Gómez?, así como se ha ido las otras madres de los detenidos desaparecidos por razones políticas.
Su último reposo está con los símbolos de las madres de los detenidos- desaparecidos, ese mismo pañuelo blanco que utilizaba en los plantones del primer viernes de cada mes, convocado por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), para exigir verdad y justicia y preguntarle al Estado ¿dónde están? los detenidos desaparecidos.
Durante 24 años doña Elsa viajaba desde la ciudad de Choluteca, al sur del país, donde residía, hasta Tegucigalpa; pero por motivos de salud era representada por su hija Guadalupe.
Incluso, el 30 de noviembre del 2015, conmemorando el aniversario 33 de este Comité, Guadalupe recibió a nombre de su madre la estatuilla “COFADEH”, junto a las madres de detenidos desaparecidos que aún siguen con vida: Liduvina Hernández, presidenta del COFADEH y madre de Enrique, detenido desaparecido (1982), y Marco Tulio, asesinado (1991); y Elvia Zelaya, madre de Roger González Zelaya, detenido desaparecido en 1988.
Su memoria exige justicia
Así como las otras madres, María Elsa Gómez, era una luchadora incansable que siempre demando justicia y castigo para los culpables de la detención y desaparición de su hijo, en el gobierno de Rafael Leonardo Callejas, en el marco de un decreto de Amnistía para exiliado políticos.
Nohemi Pérez, una de las fundadoras del COFADEH, describió a su “viejita” como la llamaba de cariño, de la siguiente manera “doña Elsita fue una señora con una fortaleza increíble, con la que nos trasmitía energía, ella llegó al COFADEH con la esperanza de ver qué pasaba con Miguel, con la esperanza de encontrarlo, ya fuera vivo o muerto”.
La última vez que la fui a visitar me dijo: yo me voy a morir mi muchachita, pero no me voy triste porque yo sé que ustedes van a seguir exigiendo justicia por mi hijo”, relató Nohemi a defensoresenliena.com.
Así mismo, Bertha Oliva, coordinadora general del COFADEH, expresó su pesar por la pérdida de una de las madres de los pañuelos blancos «te fuiste compañera, pero nos heredas tu amor, tu fuerza y tu sed de justicia».
Doña María Elsa Gómez llegó al COFADEH en el año de 1993 a la edad de 64 años con una sola esperanza, encontrar a su hijo. Pasaron los años y esta incansable mujer no dejó de buscarlo, exigiendo justicia y castigo para los responsables materiales e intelectuales de su desaparición.
Pero lastimosamente, por la impunidad, falta de investigación y voluntad estatal, después de 24 años de lucha, su luz se apagó sin saber ¿dónde está? su hijo.
Se fue doña Elsita, otra madre que anheló saber ¿que pasó con su hijo? Esa madre que siempre gritaba dónde estaban los responsables del desaparecimiento de Miguel Ángel y de todos los 184 detenidos desaparecidos en la década de los ochentas e inicios de los noventas, registrados oficialmente por organismos de derechos humanos como el COFADEH y contenidos en el informe “Los hechos hablan por si mismos” del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH.
El COFADEH, lamenta que otra de nuestras madres de los Pañuelos Blancos, se vaya de esta vida esperando justicia, viendo más impunidad, repetición de crímenes de lesa humanidad y sin la respuesta anhelada de aquella pregunta que se hizo cada instante ¿Dónde Está?
Su partida, es para el COFADEH reforzar el compromiso de seguir luchando por la justicia, por la memoria, por la lucha de cada uno de las y los detenidos desaparecidos.
Las honras fúnebres de doña Elsita se realizaron en medio de amistades y familiares en Choluteca, hasta donde viajó un equipo de procuradoras de derechos humanos del COFADEH, el miércoles 20 de septiembre.
Doña Elsita, ahora se encontrará con su amado hijo por el que tanto luchó, y ese abrazo simbolizado en la foto sobre su pecho, será real y eterno.
No olvidamos que «de los hechos y los hechores, ni olvido ni perdón»