A un mes del asesinato de mi hija

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Como saben ustedes, yo soy la madre de Bertha Isabel Cáceres Flores, asesinada el 2 de marzo del presente año. Ha pasado un mes de ese abominable y cobarde crimen, por lo que, he decidido, aunque es doloroso para mí, hacer pública la presente, para que pueda ser leída o escuchada por la mayor cantidad de personas posibles, con los objetivos siguientes:

1.    Quiero expresar el más profundo agradecimiento a todas las personas, organizaciones sociales, organismos de derechos humanos, representaciones de pueblos indígenas y afrodescendientes, organizaciones de mujeres, organizaciones políticas,  representaciones de diferentes iglesias , representantes diplomáticos acreditados en el país, organizaciones magisteriales, organizaciones de jóvenes, organizaciones de la diversidad, organizaciones ambientalistas, representantes de los medios de comunicación, en fin, a todas aquellos(as) que han mostrado la solidaridad en este tiempo tan difícil que me ha tocado vivir con este acto de violencia criminal y, bueno, a mis nietas y mi nieto a quienes se les arrebató a su madre de la manera más repugnante y de igual modo al resto de familiares que han sufrido esta irreparable pérdida.

Decirles que yo he servido a mi pueblo con mucho esmero, desde mi condición de enfermera partera, alcaldesa, gobernadora y diputada, lo que me permitió impulsar la aprobación del convenio 169 de la O.I.T. la defensa de los derechos de las mujeres, los niños y niñas así como los derechos humanos en general. A mis 83 años este crimen me ha golpeado duramente y sólo me mantengo con fortaleza por la solidaridad consecuente que he recibido de ustedes.

Expresarles que no quisiera partir de este mundo sin que se logre justicia para mi hija Bertita, quien ha dado la vida por nuestra madre tierra, los derechos de los pueblos indígenas y negros, las mujeres y los ríos. Por lo que les pido, me sigan apoyando fuertemente para lograr justicia y que cese la impunidad en un país tan golpeado por la violencia política de los opresores del pueblo contra las personas que trabajan por construir una sociedad más justa y más humana. Les reitero mi agradecimiento y les pido que hagamos más grande nuestro reclamo de justicia ya que solo así podremos lograr que este crimen no se quede en la impunidad.
Ustedes definen la forma de hacerla desde una plegaria, un afiche, una marcha, un dibujo en una pared, una acción no violenta pero muy fuerte. Hermanos y hermanas ustedes han demostrado una gran creatividad. Sigan porque un mundo sin violencia puede ser posible.

2.    En segundo lugar me dirijo a ustedes para señalar como uno de los responsables de este crimen al estado de Honduras por las razones que a continuación les voy a señalar: El estado de Honduras había asumido la responsabilidad de garantizar medidas cautelares para asegurar la vida de mi hija y el estado no cumplió con este compromiso internacional.

El estado de Honduras ha aprobado concesiones de los bienes comunes naturales, incluyendo el Río Gualcarque, río que es parte de la territorialidad lenca, sin impulsar un proceso de consulta previo libre e informado, sabiendo que hay un convenio internacional que ha sido aprobado por el estado de Honduras. Que es el Convenio 169 de la O.I.T. y que el mismo habla del derecho a la consulta. La violación de este convenio ha generado tremenda conflictividad, en las comunidades que ha llevado a que se presenten hechos sangrientos, con asesinatos de los liderazgos indígenas y de ambientalistas.

El estado de Honduras criminalizó a mi hija usando la supuesta   institucionalidad para montar sendos procesos en su contra, por el hecho de desempeñar una labor de defensora de los bienes comunes naturales y los derechos de los pueblos indígenas y negros de Honduras.

El estado de Honduras ha asumido un rol de defensor de los intereses particulares de las empresas extractivas, al grado que cuando mi hija en su condición de coordinadora general de COPINH dirigió una marcha en el recién pasado mes de febrero, en presencia de elementos policiales y del ejercito fue insultada, vilipendiada y amenazada por personas vinculadas a los intereses de DESA y estos mas bien asumieron una actitud de represión al grado que decomisaron los buses en que la población lenca se desplazaba.

El estado de Honduras en lugar de cuidar e investigar la escena del crimen, la contaminó.

Ha pasado ya un mes y pese a la presión nacional e internacional, el estado no ha sido capaz de dar captura a los responsables materiales e intelectuales de este crimen que nos ha enlutado como familia y como pueblo.

Después del golpe de estado salieron listas de personas, que tenían escuadrones de la muerte, para ser asesinadas. La primera de la lista era Bertha Isabel.
Sé que nadie ni nada podrá devolver la vida de mi hija, pero no voy a renunciar a enfrentar con decisión, con las fuerzas de mi vida, que aún me quedan, luchar para que el asesinato Bertita, no quede en la impunidad.

Esto pasa por que el estado de Honduras permita una comisión independiente que investigue este penoso asesinato, porque el estado de Honduras cancele las concesiones de los bienes comunes naturales que se han otorgado en clara violación al convenio 169 de la O.I.T.  Y, particularmente del rio Gualcarque, que fue y es una lucha de mi hija en cualquier lugar en donde ella este. Que el estado de Honduras se comprometa a no permitir más crímenes contra defensores y defensoras de los derechos humanos. Que el estado de Honduras permita a nuestra familia participar en la investigación. Que el estado de Honduras cese la criminalización de COPINH y las organizaciones Sociales.

Expreso mi deseo para que la UNESCO declare al rio Gualcarque patrimonio natural y cultural de la humanidad.

Quiero aprovechar la oportunidad para expresar alegría por que ha sido posible el retorno de Gustavo Castro a su país, amigo entrañable que también sufrió el atentado.

Termino pidiendo a todo nuestro pueblo de Honduras y a todos los pueblos del mundo, que asuman la lucha por la defensa de la madre tierra y la vida.   En este sentido, cito las palabras textuales de mi hija: “DESPERTEMOS HUMANIDAD YA NO HAY TIEMPO”

Con firmeza, gratitud y fraternidad, atentamente.

Austra Bertha Flores López