Por: Sandra Rodríguez
Que no olvidara su lucha, fue de las últimas peticiones que Wilfredo Yánez hizo a su esposa Berlin Cáceres, hace un año, antes de partir al encuentro eterno con su hijo Ebed Jassiel Yánez Cáceres, un menor de 15 años, asesinado por un miliares en mayo del 2012.
Don Wil, como se le recuerda siempre en el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), fue un incansable buscador de justicia. Exigió hasta el último momento la verdad, aunque al final sólo uno de los tres co homicidas fue condenado a 16 años de reclusión, en enero del año 2015, por la sala V de juicios orales y públicos de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Trás padecer cáncer, Yánez expiró a los 57 años, la madrugada del uno de septiembre del 2016, y hoy al cumplirse el primer aniversario de su partida, ha sido difícil para su esposa e hija, pero ellas confían en Dios, que siempre hay un propósito para sus vidas.
Después de 25 años de casados se siente su ausencia, ha sido difícil, reiteró su esposa.
“Wilfredo me decía que no me preocupara que Dios siempre me iba a cuidar cuando él ya estuviera y que no olvidara su lucha, de hecho he estado pendiente del caso de mi hijo, porque sé qué, lo que mi esposo hizo no puede quedar en el olvido, ni en vano”, declaró Cáceres.
Creo que él no se ha ido del todo, mientras sigamos luchando por ideales, por justicia, buscando siempre que ya no haya más impunidad, las personas que han dejado su vida en luchas justas, han dejado una huella que los demás debemos seguir, como no callar, exigir al gobierno nuestros derechos y que haya justicia.
En este caso la justicia fue a medias, y don Wilfredo murió esperando una justicia real, pues la familia sabe que de la justicia divina nadie se va escapar, sin embargo Cáceres cree que su esposo está descansando.
Como personas cristianas, están consientes que hay cosas que los seres humanos no le pueden dejar sólo a Dios, compartió Cáceres, pues Él les dio sabiduría, hay leyes y autoridades a quienes de una u otra manera la ciudadanía debe exigir que cumplan con sus funciones, y espera acciones de parte de una fiscalía transparente.
En espera de justicia total
Y aunque en el caso de Ebed Jassiel, se aplicó la justicia a medias, que este derecho no sea sólo para unos pocos, porque todos y todas tienen derechos y estos deben ser respetados, sin embargo, lamenta que existe una sociedad apática a las violaciones como si ese trato fuera parte de la cotidianidad.
Doña Berlín, quien estuvo junto a su esposo en cada audiencia del juicio contra los militares acusados como autores materiales del crimen, expresó que “aunque él ya no está físicamente sus ideales y espíritu de lucha está presente en nuestra familia”.
Por el crimen que acabó con la vida del menor, está en prisión el sargento de las Fuerzas Armadas Eleazar Abimael Rodríguez. Mientras que el cabo Felipe de Jesús Rodríguez y el sub teniente a cargo de la patrulla Josué Antonio Sierra fueron dejados en libertad, porque el Ministerio Público no los acusó de homicidio, solamente de abuso de autoridad y falta a los deberes de los funcionarios, cuando realizaban el operativo “relámpago”, y Ebed no atendió un alto, sino que pasó el retén a bordo de la motocicleta de su padre, en una noche que salió sin permiso de la casa, y ya iba de regreso.
Tras la condena don Wil expresó que ese día sentía que le habían vuelto a matar a su hijo, en esa ocasión el ejecutor era el Poder Judicial, que absolvió a dos de los homicidas.
Ebed Jassiel actualmente tuviera 20 años, sería un estudiante de economía, declaró su madre, quien lo describe como un joven muy sociable y solidario.
“Con un vecino en más de una ocasión se iba a apagar los incendios del entorno donde vivimos”, agregó. Y luego se convirtió en una llama que encendió -en la familia- la fuerza de denunciar y enfrentarse a las fuerzas militares, que se suponen están para proteger”.
Hay muchos casos de asesinatos de jóvenes, que por temor no denuncian, pero nosotros sentamos precedentes que cómo los civiles podemos hacer cambios exigiendo a las autoridades el cumplimento de sus deberes, por lo que hay más denunciar, afirmó la madre.
En el Ministerio Público me han dicho que hay que esperar en el caso de Ebed, que actualmente está en casación, pero esto es como una estrategia para que las personas que exigimos justicia nos cansemos o haber quien tolera más, detalló.
“Pero don Wilfredo y Ebed siguen en nosotras, y con ellos la exigencia de justica”.
En esta fecha, estar en COFADEH, significó para Berlín Cáceres sentirse en casa, porque con la organización han compartido tantos momentos que es estar con su familia, “y mi esposo apreció mucho este lugar que lo acompañó en el proceso de búsqueda de justicia”.
Me siento agradecida por todo el apoyo moral y de lucha. Ánimo a las personas que sienten que sus derechos han sido violentados a que se acerque aquí, que denuncien, que aquí no se ve partido político, raza o religión, aquí siempre están con los brazos abiertos, finalizó la defensora de derechos humanos que continua exigiendo justicia por el asesinato de su hijo a manos de militares, y asi continuar con la lucha emprendida por su esposo Wilfredo Yánez.
“Wilfredo era un hombre fuerte, pudo ver de frente a los militares que le dispararon a su hijo. Enfrentó personalmente la denuncia pública contra ellos y empujó el juicio en los tribunales. No tuvo miedo”. Wilfredo Yanes se marchó, Editorial del COFADEH