En este Día de Acción Global, Voces contra el Olvido saluda la memoria encarnada de Berta Cáceres, líder autóctona, feminista, anti racista y anti patriarcal, asesinada y resucitada el 2 de marzo de 2016 en La Esperanza, Intibucá.
En esta noche, igualmente, saludamos la valentía de Austraberta, de sus nietas Laura, Bertita, Olivia y Salvador, y del COPINH, porque sin ellas y ellos la memoria de Berta Cáceres no sería este grito sonoro que rompe el tímpano del tiempo.
Durante tres años consecutivos hemos seguido activamente las acciones de conmemoración, condena y demanda de justicia por este crimen cometido por DESA en complicidad con el régimen hondureño nacido del golpe de Estado de 2009, y sostenido por los gobiernos de Canadá y de los Estados Unidos.
Igual que millones de personas alrededor del mundo, nosotras tampoco queremos olvidar un instante la exigencia de justicia de Mama Berta, el COPINH y el pueblo en resistencia, que aplauden la sanción penal contra una lista de 7 autores materiales del crimen provenientes del Ejército, la Secretaría de Ambiente y de la sociedad anónima contra el río Gualcarque.
Pero igual que millones de personas también demandamos el castigo a los autores intelectuales, que son los mismos que pagaron por la ejecución del crimen, ejecutivos privados de DESA con acceso directo al poder político. Estos actores ocultos vienen de utilizar al juez de Lepaera, Lempira, Rolando Argueta, para criminalizar por difamación a la diputada María Luisa Borjas, justo en la víspera del tercer aniversario del crimen, en un intento por evitar ser nombrados.
Dice el comunicado del COPINH del 20 de febrero 2019: “Los Atala nunca podrán quitarse de encima su responsabilidad en el asesinato de Berta Cáceres. Ni con jueces comprados ni con pintura gris contra los letreros de Berta Vive en todas las ciudades y caminos de Honduras. El banco FICOHSA de Atala Faraj, las empresas de Atala Zablah, todo su dinero y negocios están manchados de la sangre de Berta Cáceres y el pueblo Lenca. Mil sentencias de la justicia del régimen no quitarán esa mancha ni obstaculizarán la decisión de un pueblo que no deja de gritar la verdad”. Fin del comunicado del COPINH, 20 de febrero 2019.
Es evidente que esta lucha por la verdad y la justicia, en el caso de Berta, se da en el contexto de un régimen caracterizado por la corrupción, el crimen organizado, la impunidad, la represión y la violencia, que cuenta con el pleno respaldo político, económico y militar de Estados Unidos y Canadá, y de otros actores de la “comunidad internacional”.
Y en este último aniversario, particularmente, la dictadura ha sido capaz de todo, sólo una dictadura es capaz de pensar las vísperas con tanta perversidad. Veamos la cronología: en enero de 2016, los tribunales de Santa Bárbara perseguían a Berta por una arma implantada dentro de su vehículo y el 2 de marzo de ese mismo año la asesinaban. Antes del primer aniversario en 2017 presentaban en audiencia a los primeros autores materiales del crimen como un ardid mediático de acción judicial; después, antes del segundo aniversario en 2018 nuevos imputados materiales ligados a DESA fueron presentados en público para simular la justicia, incluyendo a militares activos que participaron como ejecutivos intermedios de DESA. Y vean la víspera del tercer aniversario: condenaron a María Luisa Borjas por señalar a los Atala como los autores intelectuales del crimen y enjuiciaron a 32 liderazgos locales de Guapinol, por defender como Berta el derecho a su territorio y a sus bienes naturales. Por enfrentar a los represadores y a los mineros. Y a los militares narcos, que es en realidad lo que tenemos por fuerzas armadas.
Así ha llegado este tercer aniversario de la multiplicación de Berta Cáceres, en medio del sufrimiento creciente de un país sacudido por las secuelas del robo electoral del 26 de noviembre de 2017, avalado por Washington y Ottawa. Desde ese día, más de 50 mil personas abandonaron el país para salvar sus vidas, más de 40 han sido asesinados por fuerzas estatales durante las manifestaciones por la democracia, cientos de personas se recuperan de heridas y torturas graves, y existen docenas de personas encarceladas ilícitamente en condiciones abusivas en cárceles militarizadas.
Entonces, es nuestro deber ético no olvidar nunca el señalamiento de Berta contra sus propios asesinos: los mineros y desarrolladores eléctricos privados, financiados por los bancos agiotistas de Norteamérica, Europa, Centroamérica y Tegucigalpa, amparados por el BM, el FMI y el BID, y protegidos por del crimen organizado. Ellos están matando a los defensores y defensoras ambientales. Por eso Honduras es el país más mortífero para los defensores de la tierra y sus bienes.
Es nuestro deber, por tanto, recordar a los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y la Unión Europea que su insistencia en apoyar la continuidad de la dictadura militar asociada al crimen organizado en Honduras les hace directamente responsables de este crimen y de las posteriores consecuencias que obligan al pueblo a migrar. A luchar. A resistir.
Esta noche, Honor y Grandeza al pueblo de Guapinol, porque igual que Reitoca, Zacate Grande, Río Blanco, Tutule, Santa Fe, Pajuiles, Florida, Azacualpa y centenares de lugares más en resistencia pacífica, confirman que el espíritu de Berta está vivo en los montes, ríos y quebradas de nuestra Honduras.
Fuerza a los pueblos garífuna, tolupán, misquito, maya chorti y lenca, particularmente, en defensa de sus territorios, tradiciones y riquezas frente al sistema criminalizador, como un testimonio vivo del legado valiente de nuestra lideresa ancestral Berta Cáceres.
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 2 de marzo 2019