Por: Sandra Rodríguez
Tegucigalpa, Honduras.- Seguido del encuentro de la Nieta número 129, el camino de las Abuelas de la Plaza de Mayo -Argentina, se acerca a una estación más en búsqueda de verdad y justicia, que será en el Tribunal Oral Federal de San Martín, el próximo lunes.
Ante la justicia comparecerán 22 imputados por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo, de los cuales trece no tienen condena previa y nueve ya han sido sentenciados por otros delitos.. En el debate se escuchará a unos 750 testigos para develar los delitos cometidos contra 323 víctimas, entre ellas 14 mujeres embarazadas.
Los violadores se derechos humanos, en este caso son 8 miembros del Ejército, la Policía Federal y la Gendarmería Nacional, por los crímenes cometidos en perjuicio de 46 víctimas, entre ellas 14 embarazadas, 9 padres de niñas y niños apropiados, y otros 23 casos vinculados. De los niños nacidos durante el cautiverio de sus madres o secuestrados junto a sus padres y madres -objeto de esta Mega Causa- ya se han restituido cinco casos, pero aún buscamos a diez de ellos, hoy adultos, detalló la histórica organización.
Entre el grupo querellante está Abuelas de Plaza de Mayo, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), las Secretarías de Derechos Humanos de Nación y Provincia, y al abogado Pablo Llonto. Además, la Mega Causa agrupa 169 casos como los de Mercedes Benz, el Colegio Militar, Área 400 y los Ferroviarios, entre otros, que suman 323 víctimas. También se encuentra los casos del hijo y la nuera de la abuela fundadora de Abuelas, Raquel Radío de Marizcurrena, Andrés Marizcurrena, y su compañera Liliana Beatriz Caimi, quien estaba embarazada de cinco meses.
Campo de Mayo es uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionó en la Argentina desde 1976 hasta 1983. Allí existieron al menos cuatro espacios de detención y tortura: la cárcel de los Encausados, las casitas, El Campito, y el Hospital Militar de Campo de Mayo. Se estima que por Campo de Mayo pasaron alrededor 5000 detenidos desaparecidos, entre ellos activistas sindicales del peronismo y la izquierda, miembros de comisiones internas de fábricas y empresas como Mercedes Benz, o Ferrocarriles Mitre y Belgrano Norte. Por esas víctimas busca justicia este debate.
Mientras tanto, abuelas, nietos, nietas restituidas y familiares, instan a quienes tienen duda sobre su origen para que se aboquen a la fundación que, el pasado 10 de abril confirmó la recuperación de la nieta 129, a quien su padre Carlos y hermano Marcos la esperaron por cuatro décadas.
Las Abuelas de Plaza de Mayo expresaron una enorme felicidad por el encuentro de una nueva nieta, quien era hija de Norma Síntora, secuestrada embarazada de 8 meses, y de Carlos Alberto Solsona, con quien finalmente se abrazó, después de 42 años.
La Nieta 129, víctima de la dictadura de Jorge Videla, pudo haber nacido en Campo de Mayo.
“El familiar del desaparecido no puede hacer el duelo, los padres de Norma murieron sin saber nada de sus dos hijos», declaró a la prensa Carlos Solsona, padre de la Nieta 129, y agregó: «En el marco de mi felicidad y alegría y la de todo mi núcleo familiar no puedo olvidar un segundo a los que siguen buscando, para ellos todo mi aliento y espero que el de toda la sociedad»
Norma y Carlos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). A ella sus compañeros la llamaban «La Morocha», «Raquel», «Marta» o «La Turca». Hacia finales de 1976, ante la ferocidad de la represión, la pareja decidió dejar a Marcos al cuidado de sus abuelos maternos por los riesgos que estaban corriendo y empezaron a pensar en el exilio. Por entonces, Norma cursaba su octavo mes de embarazo.
Pero el 21 de mayo de 1977, alojada en la casa de sus compañeros de militancia Isolina Beatriz Rocchi y Rubén Castro, en Moreno, provincia de Buenos Aires, Norma fue secuestrada junto a ese matrimonio. Los tres continúan desaparecidos.
Al momento del secuestro, Carlos Alberto se encontraba fuera del país y luego debió exiliarse. La familia Solsona-Síntora pretendía escapar de la dictadura y reencontrarse en España: Norma con Marcos y su bebé –a quien pensaban llamar Pablo, si era varón, o Soledad, si era mujer–, y Carlos, ya fuera de Argentina. Nada más se supo de Norma ni del bebé nacido/a en cautiverio. Se presume que, por la zona del secuestro, podría haber sido llevada a Campo de Mayo, donde habría dado a luz en alguna de las maternidades de ese centro clandestino de detención.
Marcos creció con sus abuelos, con una verdad contada lentamente y hasta los 10 años se reencontró con su papá que tuvo otro hijo, Martín.
Desde el 2012 inició la aproximación del caso para dar con la nieta 129, que tenía una partida de nacimiento apócrifa firmada por un médico de la Policía Federal Argentina y que el parto había ocurrido en domicilio.
En 2013, el equipo de Aproximación del área de Investigación de Abuelas, contactó a la presunta hija de desaparecidos que vivía en España, para invitarla a realizarse el examen de ADN.
La mujer adelantó que en 2014 viajaría al país para seguir conversando sobre la posibilidad de analizarse y se le transmitió que la prueba genética también podía efectuarse a través del Consulado. Ante la falta de respuesta subsiguiente, el área de Investigación informó a la presunta nieta que su caso sería derivado a la Unidad fiscal especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado.
El juez Sergio Torres tomó la causa y, a través de la representación diplomática del país donde reside la mujer, intentó en dos oportunidades que se analizara. Ante las negativas, envió un exhorto a la Justicia de ese país, que rechazó realizar un allanamiento para verificar la identidad de la joven.
En junio de 2017, a partir de un allegado de la joven que la incentivó a buscar su origen, se pudo retomar el vínculo. Este amigo, que vive en la Argentina, fue atendido por el equipo jurídico y el de Presentación Espontánea de nuestra Asociación, para despejar dudas y restablecer los puentes para que la mujer accediera finalmente a analizarse.
Hace unas semanas la nueva nieta ingresó al país y, por una notificación de Migraciones, se presentó a la Justicia el miércoles 3 de abril. Allí, con intervención del equipo interdisciplinario de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), aceptó realizarse voluntariamente el análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que arrojó que es hija de Norma Síntora y Carlos Alberto Solsona.