Tegucigalpa.- Eran aproximadamente las 7:30 de la noche del 3 de agosto cuando Rufino Portillo López se encontraba platicando con un amigo afuera de su casa en Trascerro,s Nueva Frontera, Santa Bárbara, cuando llegaron elementos represores del estado a detenerlo sin ninguna razón, lo torturaron hasta matarlo, así lo expresaron sus familiares.
Al momento de la detención, Rufino no opuso resistencia, pero en cuestión de tiempo, la familia recibió una llamada en la que les informaban sobre su muerte.
Los familiares procedieron a denunciar el crimen en diferentes medios de comunicación, afirmando que Portillo López “fue detenido sin ningún rasguño y se los entregaron muerto, con aparentes signos de tortura y sin darles ninguna explicación”.
“Toda la familia estamos seguros que lo mataron, porque él tiene un ojo destripado, está desnucado, tiene una herida profunda bajo una de sus orejas, con el hueso quebrado y golpes en todo el cuerpo y en la espalda, lo torturaron y lo golpearon”, señaló en ese entonces su esposa Lidia Cardona.
Hoy a dos meses del crimen a manos de la policía Nacional, no hay nadie pagando por el asesinato de don Rufino, por lo que su familia continúa la exigencia de justicia, así lo expresó doña Lidia Cardona a defensoresenlinea.com.
“Lo que queremos es justicia, esos personajes que estuvieron aquí hicieron mucho daño y no solo a mí, sino que a otra gente, pero las personas no se quejaban por esos delitos que comete la policía”, señaló.
Asimismo expresó que el crimen de su esposo a manos de la policía de Nueva Frontera, es un crimen que dejó impactado a todo un pueblo, ya que aunque Rufino no era originario de ahí, la gente lo apreciaba porque él era una persona que le gustaba ayudar al prójimo.
“Mi esposo era una persona buena con todos, con los niños y ancianos. El día del entierro se reunieron todos, ancianos y jóvenes han venido aquí a decir que ellos si les duele mucho, eso porque él les ayudaba, si alguien no tenían de que vivir él se sacaba de su dinero y les ayudaba con lo que podía”.
Agregó también que Rufino fue una persona muy trabajadora desde que era un niño, y que además se había ido 13 años para Estados Unidos y tenía apenas tres años de haber regresado con su familia.
“Él fue una persona muy trabajadora, en su vejes fue a los Estados Unidos, se estuvo 13 años y tenía tres años que había venido, porque sus hijos le dijeron que él ya les había servido bastante, que ahora les tocaba a ellos retribuirles el sacrificio de padre”.
Lidia denunció que el día que fue detenido, Rufino andaba diez mil lempiras en la cartera y se le perdió, “ellos mismos se lo quitaron”.
Agregó que a la policía de la zona no le importa nada, solo hacer daño.
“A mí me dijeron que fuera a Quimistan, que lo iban a llevar para allá. Me trasladé y me dijeron que no lo habían llevado, entonces fuimos a hacer denuncia, y quizá lo archivaron todo, porque no se siguió nada; presentamos hasta las llamadas que le hicieron a un familiar, quien le pidió una llamada para hablar con él para ver cómo se encontraba y no se la quisieron dar, lo sorprendente es que en menos de tres horas lo dieron por muerto”.
Lidia siguió relatando que “a las 7:30 de la noche lo recogieron aquí de la acera de mi casa y cuando eran las diez de la noche ya estaba muerto, quiere decir que horas antes lo mataron y le decían que estaba grave y ella (un familiar) les decía pásemelo pues, y ellos le decían que no, que no podemos pasárselo y ya al rato le dijeron que estaba muerto”.
Por su parte Juan Carlos Portillo, uno de sus hijos, expresó que se siente impotente porque las autoridades correspondientes no están haciendo nada para esclarecer el hecho y castigar a los responsables.
“Yo me siento como impotente viendo qué tipo de autoridades tenemos y el tipo de sistema que hay en nuestro país, que a pesar de que las cosas fueron muy claras, muy trasparentes, sin embargo no han hecho nada para esclarecer este hecho y castigar a los culpables”.
“Todo el pueblo está indignado por lo que pasó, no solo el vacío que tenemos nosotros como parientes, cuando salimos la gente solo el mismo tema nos toca, porque la indignación y el dolor no solo lo sentimos nosotros como familia, si no que lo siente mucha gente; ya ni salir queremos porque nos hablan de él lamentando lo que pasó”, añadió.
Así mismo agregó que al igual que su madre y el resto de la familia exige justicia ante este crimen cometido contra a su padre.
“Exijo justicia, que la cosas se aclaren, queremos justica. No es el primer caso de violaciones a derechos humanos, anteriormente han golpeado a muchas personas aquí, de hecho hay un caso de un muchacho que golpearon y además tratan de intimidar a las personas, los niños cuando miraban la patrulla más bien les tenían pánico, porque sabían cómo eran”.
La comunidad de Trascerros, Nueva Frontera, ha mostrado su apoyo a la familia por el crimen cometido contra Rufino Portillo López, además expresaron su indignación por los actos de violaciones a los derechos humanos que están cometiendo las fuerzas represoras del Estado que, sin importar la edad de las personas a quienes les violentan sus derechos humanos, los torturan hasta matarlos como es este caso.
En el marco del toque de queda por la pandemia del coronavirus, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), ha documentado casos de violaciones a derechos humanos cometidos por la Policía-Militar contra ciudadanos en diferentes municipios de Santa Bárbara, así como en diferentes departamentos a nivel nacional, sin que se aplique justicia para las víctimas.
En lo que va de estos seis meses de confinamiento por la pandemia, no solo el caso de Rufino se ha reportado, también está el caso de Rinel Argueta, asesinado por agentes de la Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad (TIGRES) y agentes de la Policía Nacional preventiva, hecho ocurrido en el municipio de San Esteban, Olancho, el 21 de junio.
Así mismo el pasado 24 de abril agentes la Policía Militar del Orden Público (PMOP) asesinaron a Marvin Alvarado en la comunidad de El Paraíso, Omoa, Cortés.