A diez años del golpe de estado del 28 de junio de 2009, desde el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos nos solidarizamos y apoyamos la valiente resistencia del pueblo hondureño. Desde el Observatorio reconocemos que el golpe de estados del 2009 no fue sólo un ataque en contra del presidente electo Manuel Zelaya, sino que además es una afrenta a la democracia hondureña, a su soberanía como país independiente y, principalmente, a la voluntad de un pueblo que se ha resistido a rendirse a los intereses económicos, políticos y militares de los Estados Unidos y Canadá, apoyados por la oligarquía local.
Los gobiernos posteriores al golpe de estado han desplazado a Honduras del camino de la independencia del régimen estadounidense a ser un modelo servil a los intereses extranjeros en la región: Mientras que el gobierno de Manuel Zelaya buscó reformas al salario mínimo, a la distribución de la tierra, en favor de los derechos sexuales y reproductivos, en apoyo a las comunidades GLBTQ y para atender la pobreza y violencia que forzan la migración; los gobiernos de derecha -representados en la actualidad por el régimen dictatorial de Juan Orlando Hernández- han sumido al país en una espiral de violencia, marginación y pobreza que se reflejan en los altos índices de personas asesinadas, de personas desplazadas internamente y de personas expulsadas de su Honduras para buscar refugio en otras latitudes del continente.
Actualmente, Juan Orlando Hernández es el heredero de la tradición de traición y violencia en contra del pueblo hondureño que ha sido perpetuada por la extrema derecha nacional, por Estados Unidos y Canadá. El asesinato de Berta Cáceres en 2016 y de más de 130 defensores de la tierra desde 2010; los índices de pobreza y pobreza extrema que afectan a más del 66 por ciento de la población; el asesinato de más de 32 periodistas, 1552 estudiantes, de por lo menos 250 integrantes de la comunidad GLBTQ, además de ataques en contra de líderes indígenas, abogados y población en general bajo el régimen de Juan Orlando; el fraude electoral de 2017, la represión que dejó más de 30 personas asesinadas por fuerzas de seguridad hondureñas y la detención de los presos políticos Edwin Espinal, Raúl Álvarez, Gustavo Cáceres y más recientemente de Rommel Herrera; y el aumento del éxodo del pueblo hondureño hacia los Estados Unidos, son algunos ejemplo de las consecuencias del golpe de estado de 2009.
Hoy en día, vemos que el espíritu de lucha del pueblo hondureños se ha articulado en el movimiento de la Plataforma para la Defensa de la Educación y la Salud Pública, el cual ha permeado a distintos estratos sociales, grupos generacionales y sectores políticos. Una vez más estamos atestiguando que a las órdenes del Fondo Monetario Internacional, a los proyectos de muerte de orden neoliberal y a la intervención estadounidense y canadiense, la sociedad hondureña responde con demandas de equidad, dignidad y justicia. No podemos quedarnos callados ante la llegada de 300 marines estadounidenses, quienes junto a aliados militares de Brasil, Perú y Colombia, pretenden aumentar la militarización de Honduras con el pretexto de ayuda humanitaria en caso de catástrofes naturales. Denunciamos también los acuerdos de cooperación militar entre el régimen de Juan Orlando Hernández e Israel, y rechazamos la posible llegada de mil soldados israelíes a Honduras para apoyar la represión de personas migrantes y refugiadas. No podemos dejar sin respuesta los llamados a la solidaridad activa.
Las organizaciones, colectivos y personas que integramos el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos, reconocemos el espíritu de lucha del pueblo hondureño y saludamos la resistencia popular que se ha levantado por más de una década en defensa de la vida. Desde los Estados Unidos, México, Colombia, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Perú, Argentina, Chile, España y Palestina le decimos al pueblo hondureño ¡No están sólos!
Ante los constantes agravios que el pueblo de Honduras sufre con el gobierno dictatorial de Juan Orlando Hernández, las personas y organizaciones firmantes exigimos de manera inmediata:
-Alto a la represión y asesinatos en contra del Pueblo Hondureño
-Alto a la militarización de Honduras y el fin a la intervención de los Estados Unidos y Canadá
-Libertad Inmediata a los presos políticos Edwin Espinal, Raúl Álvarez, Gustavo Cáceres y Rommel Herrera
-Justicia para las personas asesinadas, heridas, y víctimas de tortura, y la aparición con vida de las personas desaparecidas como consecuencia del golpe de estado de 2009 y de las represiones recientes
-Que los culpables, desde el poder ejecutivo, mandos militares, funcionarios extranjeros, hasta los cuerpos policiales, reciban castigo por los crímenes cometidos
En solidaridad y resistencia
Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos
Ver Comunicado: Declaración Observatorio Derechos Humanos de los Pueblos