Tegucigalpa.- En el mes de agosto de 1982, después de haber sido secuestrado, fue asesinado el presidente de la seccional 1 del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (SITRAUNAH), Félix Martínez Medina.
A 41 años de su asesinato, su familia, amigos y ex compañeros de lucha, siguen demandando justicia, castigo para los culpables, ni olvido ni perdón.
Según el informe del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), “Los Hechos hablan por sí mismo”, publicado en 1994, “en 1986, un miembro de la denominada contra nicaragüense admitió durante una entrevista con una periodista norteamericana haber participado en el asesinato de Eduardo Becerra lanza y Félix Martínez, explicando con detalle la forma que le dieron muerte”.
En su declaración, sigue diciendo el informe de Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, el miembro de la contra nicaragüense, señaló “que el capitán Alexander Hernández le entregó a estas personas con la clara instrucción de darle muerte, especificando que Becerra Lanza debería desaparecer”.
Después de varios días de angustia y búsqueda, el cuerpo de Félix Martínez fue encontrado en Concepción de María, en el sur de Honduras, en un lugar conocido como La Pintada.
Félix Martínez era padre de tres hijos, quienes tras su asesinato, pasaron dificultades porque no fueron tratados en ningún momento por psicólogos, no recibieron ayuda, y con sus esfuerzos lograron superar ese trauma y graduarse de una licenciatura.
Además, durante esa época, fueron perseguidos, eran vigilados en los centros educativos donde estudiaban, no hallaban que hacer, relató su hija Guadalupe Martínez, quien en ese entonces tenía 16 años.
Guadalupe, recientemente participó en una reunión de socialización de una propuesta de Ley Integral para las víctimas de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional, iniciativa que es impulsada por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecido en Honduras (Cofadeh), donde narró las dificultades y persecución que vivieron y que siguen enfrentado hoy en día, donde uno de sus hermanos, por llevar el nombre de su padre, se le cierran las puertas laborables.
En la década de los años ochenta, era muy común ver madres, esposas, hijas y hermanas hundidas en la desesperación, cuando su familiar por tener ideas diferentes, por luchar por un país mejor, eran perseguidos por el gobierno, mediante la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional.