Por Riccy Ponce
Tegucigalpa.- El 5 de julio de 2009, un joven de 19 años se encontraba participando de una manifestación en el marco del restablecimiento del orden democrático, cuando fue asesinado con un disparo en la cabeza por militares que resguardaban el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa, luego que militares, políticos y empresarios dieran un golpe de estado al presidente Manuel Zelaya Rosales.
Hoy, el pueblo en resistencia y sus familiares lo recuerdan en la lucha y la memoria.
Isy Obed Murillo Mencía tenía 19 años cuando la bala de un franco tirador militar le quitó la vida.
El joven de 19 años se levantó muy temprano, acudió junto a su padre y otros hermanos a la multitudinaria marcha que recibiría al presidente derrocado Manuel Zelaya, que había anunciado que regresaría al país ese día.
La movilización, donde participaron más de 100 mil hondureños, salió de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán rumbo al aeropuerto Toncontín, el cual se encontraba súper militarizado, con francos tiradores ubicados en lugares estratégicos dentro del predio aeroportuario, listos para disparar sus armas contra la multitud que exigía el retorno del presidente constitucional.
Cuando la aeronave se acercaba y la multitud comenzó a vitorear el nombre de Mel, los militares que estaban dentro de los predios del aeropuerto hicieron uso de sus armas y comenzaron a disparar contra los manifestantes, quienes corría despavoridos para refugiarse y protegerse de los proyectiles. Desafortunadamente un proyectil encontró el blanco y se incrustó en la cabeza de Isy Obed Murillo.
Varios manifestantes lo auxiliaron y pidieron una ambulancia, pero el disparo había sido mortal que el joven de 19 años no pudo sobrevivir. Así Isy Obed se convirtió en la primer víctima mortal durante las manifestaciones que repudiaban el golpe de estado contra Manuel Zelaya Rosales y que exigía la salida del presidente de facto Roberto Micheletti.
Silvia Mencía se había quedado en su casa, no quiso asistir a la movilización. Un presentimiento comenzó a invadirla, no había tranquilidad interior. Cuando una madre siente eso no se engaña, algo estaba pasando, pero no sabía que era. Le suena el móvil, era uno de sus hijos, y al escucharlo supo que algo malo pasó. Su vástago no tuvo la fuerza para decirle de la tragedia, sino que fue su esposo, David Muillo, que le transmitió la mala noticia, se derrumbó, quedó sin fuerza y sintió que el mundo se le vino abajo.
Por lo que doña Silvia expresó con su voz entre cortada como han sido estos 10 años de ausencia de un hijo, que le fue arrebatado por el ejército hondureño durante una manifestación contra el golpe de estado de 2009.
“Estos años han sido muy difíciles, las madres nunca olvidamos a un hijo y cada día parece que es el mismo día; muy difíciles y mayormente en la dictadura que tenemos porque si hubiera habido algo para decir que hubo justicia, me parece que hubiera sido diferente nuestro dolor”.
La madre de Isy Obed criticó a los llamados padres de la patria ya que durante el golpe de estado estos mandaron a asesinar al pueblo, “donde han visto que un padre va a asesinar a un hijo, si son llamados padres de la patria, porque permiten que sean asesinados los jóvenes en las calles, entonces para mí ha sido doloroso, terrible ver las cosas que van de mal en peor”.
La madre del joven de tan solo 19 años añadió que “él luchaba por una Honduras libre, mire cuando miro jóvenes de la edad de él que ya han logrado sus metas, eso me duele saber que a él le truncaron su vida y no lo dejaron lograr sus metas”.
Isy Obed es una de las primeras víctimas del golpe de estado y a diez años de su asesinato su caso sigue en la impunidad.
Por su parte Berta Oliva, coordinadora general del Comité De Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), organización que lleva la representación legal del caso, dijo que “Isy Obed cumple diez años de haber sido asesinado a manos de militares, una década de exigencia y de demanda de justicia por parte de los familiares y de las organizaciones de derechos humanos, en especial de COFADEH que es la que tiene la representación legal del caso”.
“Como ya sabemos lo que significas hacer trabajo de justicia en nuestro país, o de búsqueda y exigencia de justicia, siempre estábamos preparándonos para saber que nos iba a pasar el tiempo y que iban a jugar al desgaste y al cansancio. Y es allí donde uno no entiende como hablan que ya casi no hay mora judicial y en el caso de Isy, yo creo que no ha llegado ni a requerimiento en Honduras y el tiempo ya pasó más que suficiente”, añadió Oliva.
La coordinadora del COFADEH agregó que debido a la falta de justicia en Honduras para el joven de 19 años, el Comité tomó la decisión de enviar el caso a instancias internacionales.
“El caso de Isy Obed sabíamos que la respuesta en Honduras iba a ser nula, entonces nosotros trabajamos y mandamos dos casos al mismo tiempo ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, uno es el de Isy Obed y el otro es el de Pedro Magdiel. De los dos está más avanzado el de Pedro Magdiel y en cuanto al de Isy Obed ya hay una admisión y una aceptación, ya tiene una expediente en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero cuando se hace esa tramitación es un caso que de repente va a tener que esperar un tiempo más, pero ya lo está conociendo la Comisión.
“Así nos toca a los familiares y a los representantes legales cuando decidimos no abandonar un caso, esperar, esperar, pero eso sí, no sentados si no luchando, construyendo, demandando, exigiendo y colocando pruebas e información requerida por el sistema interamericano de derechos humanos y en el sistema legal internacional”, agregó
Finalmente señaló que “no tengo nada personal contra el Ministerio Público, pero si tengo muchas reclamaciones que hacer en público y en privado del mismo, porque no es un ente que está haciendo ejercer sus mandatos, al contrario es un ente donde pareciera que allí es el primer paso donde se procesa la información para no llegar a la verdad”.
Durante el golpe de estado político militar y empresarial fueron asesinados 136 personas, mismos que a diez años de haber ocurrido y con tiempo suficiente para investigación, algunos hechos pudieron haberse comprobado mediante la cadena de mando, ya que estos crímenes fueron cometidos por el gobierno usurpador de Roberto Micheletti y las Fuerzas Armadas a cargo del general Romeo Vásquez Velásquez.
