Berta Cáceres, hermana, compañera y Coordinadora General, nos enseñó que debemos luchar por nuestros derechos, nos enseñó que el pueblo Lenca ha sufrido por mucho tiempo debido a la discriminación y dominación de siglos en nuestros territorios. Berta nos enseñó que la dignidad no se compra ni se vende y que las batallas justas le dan sentido a la vida de los pueblos, nos enseñó que entregar la vida a la lucha por la construcción de una nueva sociedad inclusiva vale la pena, y que no hay que tener miedo en defender lo que nos corresponde.
Hace un año asesinaron a la compañera Berta Cáceres, le quitaron la vida, porque no soportaron que una mujer, una indígena, se opusiera valientemente con su pueblo a la explotación de nuestros territorios y saliera victoriosa.
La asesinaron porque en este país se prefiere asesinar que dialogar y se piensa que matando personas se matan las ideas.
El COPINH exige que el Estado hondureño asuma su responsabilidad en el asesinato de la compañera Berta Cáceres, a quien no solamente desprotegió, sino a quien persiguió y criminalizó por su labor comunitaria. Que el Estado hondureño se responsabilice por la concesión de los territorios indígenas de manera inconsulta, que significa las muertes de las comunidades.
El congreso es culpable del asesinato de Berta Cáceres por otorgar de manera inconsulta, los territorios Lenca a la empresa privada.
El gobierno de JOH es responsable del asesinato de Berta Cáceres por desprotegerla y mantener en dictadura al pueblo hondureño, por proteger la impunidad y favorecer los intereses de quienes representa a costa del pueblo hondureño.
Responsabilizamos a estructuras criminales dentro de las Fuerzas Armadas de Honduras que son caldo de cultivo para el desarrollo del sicariato. La vinculación de los asesinos detenidos en el caso de nuestra compañera así lo demuestran.
Las Fuerzas armadas son responsables del asesinato de Berta Cáceres por formar asesinos y escuadroneros de la muerte, que por migajas acaban con la vida de pueblos y comunidades.
Demandamos ante todo que aparezcan los culpables intelectuales del crimen contra Berta, quienes ordenaron su asesinato siguen en la impunidad y seguramente planeando más asesinatos contra las organizaciones sociales.
DESA es la empresa asesina la que con el terror quiere despojar al pueblo Lenca de sus riquezas y matar a quienes nos oponemos.
Asesino es el Banco Centroamericano de Integración Económica, asesino es el Banco FMO, asesino es el fondo Finnfund, quienes solapados en el supuesto desarrollo invierten en la muerte de los pueblos indígenas.
Asesinos son los gobiernos de EEUU que arman a un pueblo para que se mate por sí mismo.
Asesino es un pueblo intolerante y racista que discrimina a su misma esencia cultural e histórica.
Sabemos de la precariedad de las acusaciones en contra de los imputados en el caso de Berta Cáceres, un juicio verdadero no podrá sentenciar a los detenidos, en especial a los intermediarios entre la empresa y los sicarios y todo se dirige a la total impunidad.
El Estado no quiere una comisión internacional de expertos para investigar porque teme que se demuestren sus responsabilidades.
A un año de su muerte Berta nos sigue enseñando que las ideas no se asesinan y que los procesos de los pueblos no se paran, que ella sigue presente y que es nuestro deber continuar con su legado de resistencia y lucha en contra de la injusticia.
El COPINH se declara en rebeldía, en insurrección contra la injusticia, contra la tragedia a la que ha sido conducida el pueblo hondureño y los pueblos indígenas. Y en la que nuestros compañeros y compañeras han caído asesinados en la defensa de la vida y por el futuro de la humanidad. A ellas y ellos les recordamos y abrazamos como ancestros y ancestras, que nos acompañan desde el plano espiritual.
Sin embargo, exigimos justicia, exigimos que los responsables sean castigados y sobre todo que se termine con la práctica de asesinar a quienes pensamos diferente.
El COPINH no está en contra de la vida digna y una sociedad justa en Honduras. El COPINH se opone a la mentira que llaman desarrollo por la cual quieren justificar tanta muerte y despojo en nuestros territorios. Que una empresa destruya un río y una comunidad no saca de la pobreza al país, por el contrario, la hunde en más desigualdad, cuando los únicos beneficiados son unos pocos que se llenan los bolsillos a costa del país entero. Queriendo ganar 500 millones dando 5mil a las comunidades, como sucede en la represa Agua Zarca.
Nunca va a existir una Honduras mejor si no se entiende y se respeta la autonomía de las comunidades indígenas, si no se toman en cuenta nuestras cosmovisiones y formas de ver el mundo. Pero no con una reglamentación de la consulta previa, manoseada y perversa, o con leyes terroristas que buscan criminalizar la protesta, sino con muestras de voluntad política de dialogar y debatir.
El COPINH sigue y seguirá luchando por esa inclusión y por ese respeto, en la búsqueda de una sociedad justa en la que la vida sea respetada.
La muerte de Berta Cáceres es una derrota, una pérdida invaluable para nuestra organización y para el pueblo hondureño. Pero es una victoria que sigamos aquí, presentes, denunciando la injusticia y proclamando nuestra lucha por el respeto de las comunidades, los territorios y la identidad del pueblo Lenca. A un año de la pérdida de nuestra coordinadora general, el COPINH se compromete con su legado y sigue de pie construyendo vida y siendo alternativa. Porque Berta Vive, el COPINH sigue.
Exigimos que se establezca una comisión independiente de investigación en el caso de Berta Cáceres que devele las estructuras de toda índole que planearon su muerte.
Demandamos la salida inmediata de la empresa DESA y toda su muerte del río Gualcarque, así como cualquier proyecto que intente afectarlo. Los dueños y gerente de DESA deben ser condenados por sus acciones.
Exigimos la derogación de todas las concesiones que existen en los territorios del pueblo Lenca, realizados sin consulta a las comunidades.
Llamamos a la terminación de la persecución contra el COPINH y las demás organizaciones que defendemos los territorios. Los ataques contra nuestra organización continúan y responsabilizamos de más muertes y agresiones a las autoridades hondureñas.
¡Berta Cáceres vive!
¡Berta Vive, el COPINH sigue!
¡Berta no murió, se multiplicó!
¡Fuera proyectos de muerte de nuestros territorios!
¡Con la fuerza ancestral de Berta, Iselaca, Lempira, Mota y Etempica se levantan nuestras voces llenas de vida, justicia, dignidad, libertad y paz!