El Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras (COFADEH) asiste con puntualidad a esta plaza al cierre de 2018, que nos deja un balance de país verdaderamente lamentable.
En Tijuana y alrededores aproximadamente 10 mil hondureñas y hondureños escapados de las violencias del narco-estado son la fotografía de Navidad: un gigantesco campo de refugiados frente al muro xenofóbico de los Estados Unidos.
Al otro lado del muro, la otra fotografía de fin de año: frente a la justicia federal un expresidente nacionalista fundador de la temible APROH y su colega de la mafia Fenafuth; el hermano del presidente impostor actual, alias TH, una familia liberal, otra familia cachureca y miembros de las agrupaciones con quienes lavaban dinero.
Asistimos a este plantón de diciembre en medio del peor desastre de país jamás visto en la historia de la República. Los hombres y mujeres que resistieron al fraude electoral, frente al crimen organizado disfrazado de fuerzas armadas, siguen en las cárceles en condición de presos políticos.
Lejos de la mano de Naciones Unidas, la OEA y la Unión Europea, Honduras en manos de un cartel corrupto es utilizada por el Departamento de Estado y el Pentágono, para sus fines comerciales. Puente de sus drogas. Tránsito de su dinero sucio a las bolsas. Un rol que mata la esperanza nacional.
En cambio, delante de la humanidad entera, el juicio por el asesinato de la líder indígena emblemática de América latina desplaza a las víctimas del proceso, juzga a los autores materiales – militares y sicarios – pero no toca a la estructura criminal de la junta directiva de DESA, que financió y ordenó la operación asesina en colusión con el grupo golpista que asalta el país.
Por eso, esta semana en la audiencia ante la CIDH se ha exigido al Estado de Honduras extender la sanción a los ejecutivos de la empresa criminal, que debe ser cancelada para siempre y extendida la investigación a ejecutivos del COHEP, del Partido Nacional y las Fuerzas Armadas, integrantes de la conspiración asesina.
En medio del desparpajo internacional generado por la extradición del más grande narcotraficante del área, que operó con apoyo de los militares mercenarios golpistas, que rompieron el orden constitucional en 2009, se producen montajes de incendios de buses para criminalizar al liderazgo estudiantil universitario.
En una serie de distracciones que buscan simular un funcionamiento normal de la mascarada golpista, el país pierde precioso tiempo.
En consecuencia, el Cofadeh llama con seriedad a las Naciones Unidas a ponerle fin a la pantomima de un diálogo político distractor de los problemas hondureños, concretamente al señor Garafulick que cese su papel de distractor al servicio de la estrategia estadounidense y que mejor se ocupe de atender la emergencia humana que representan las caravanas de migración forzada hacia Estados Unidos y Canadá.
Después de haber sufrido tantos dolores juntos durante 10 años continuos es una ofensa permitir que la demanda colectiva de la amnistía para los presos políticos de 2017 y 2018 sea convertida en una negociación entre las elites corruptas, que cometen crímenes comunes y no delitos políticos.
También hacemos un llamado serio a la comunidad internacional que intervenga con seriedad para acompañar al pueblo de Honduras en su autodeterminación. Los impostores corruptos violadores de la Constitución deberían irse del control del Estado sin orillar al pueblo a la violencia armada, el único elemento que falta en la crisis actual del país.
A la sociedad hondureña animamos a estar atenta, despierta y dispuesta a las tareas que demande la agudización de la crisis generada por el crimen organizado que controla los tres poderes del Estado.
A la oposición política hacemos un llamado a asumir con seriedad el momento actual, sin changonetas de personalismos mesiánicos ni poses de co-gobierno, y a la oposición social a unir sus convergencias y plataformas para asumir la transición, si los políticos insisten en dispersarse en el juego de las oportunidades.
De los hechos y de los hechores, ni olvido ni perdón.
COFADEH
Tegucigalpa, M.D.C., 7 de diciembre 2018