SOBRE LA DECLARACIÓN DEL RELATOR

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El viernes anterior terminó su visita a Honduras el relator especial de las Naciones Unidas sobre la situación de las personas defensoras de derechos humanos.

El señor Michel Forst recorrió el territorio hondureño entre el 29 de abril y el 12 de mayo; es decir, su misión duró casi dos semanas.

La primera declaración pública que ha hecho el señor a la prensa es interesante. Forst dice casi todo lo que tenía que decir. Todo aquello que la ONU puede decir.

Es clara su declaración al afirmar que los hombres y mujeres que defienden los derechos de las colectividades en todo el territorio hondureño están en alto riesgo, por distintos factores.

La impunidad, que produce más violencia, y la represión de las fuerzas estatales, son dos de esos factores explosivos.

Vamos a leer textuales sus primeras afirmaciones divulgadas ayer en un hotel de Tegucigalpa.

“(los defensores y defensoras) están en peligro en la mayor parte del país y no se sienten seguros debido a los numerosos ataques y amenazas, la criminalización de sus actividades y la falta de acceso a la justicia.

La estigmatización, encabezada por altos funcionarios y medios de comunicación, no sólo los desempodera, sino que además los expone a mayores riesgos. Se enfrentan a campañas de difamación dirigidas a desacreditar su trabajo, a menudo equiparándolos con la oposición política, o tachándolos de antinacionales, criminales o incluso hasta de traidores.

En numerosos casos, los defensores y defensoras han sido atacados, amenazados, llevados ante los tribunales y acusados con cargos políticos o cargos inventados.

He recibido varios testimonios creíbles de defensores y defensoras que denunciaron haber sido amenazados y atacados por empresas, especialmente en el ámbito de las industrias extractivas o hidroeléctricas. También he recibido testimonios de supuestas confabulaciones entre empresas internacionales o nacionales y políticos, a veces a nivel alto del Congreso”.

El relator de la ONU sabe lo que está pasando en Honduras. Escuchó a más de 400 personas que trabajan cada día acompañando a las vícitimas, que levantan los temores y las denuncias de los seres humillados por esta dictadura cobarde. Y habló, desde luego, con los delincuentes.

Y este es el pequeño gran detalle de la declaración del relator de la ONU. No llama por su nombre al causante de esta tragedia. No se refiere a la dictadura como dictadura, que además está basada en el fraude y en el lamentable reconocimiento de las propias Naciones Unidas, y de manera forzada por la Organización de Estados Americanos.

En tiempos normales el informe preliminar del relator Forst sería una joya, un posicionamiento ejemplar sobre todos los riesgos que amenazan la integridad física y la vida de quienes defienden la vida en Honduras.

Pero el informe, lamentablemente, le habla a una sociedad masacrada por una banda de criminales, corruptos y asaltantes de la voluntad popular, a los que Naciones Unidas llama gobierno. Y a quienes el relator hace recomendaciones.

Por favor, la próxima vez un buen documento debe ser pensado en el mal momento que es elaborado. Y debería ser expresado así, por el mínimo respeto a las vícitimas y a quienes estamos en proceso de serlo, sin pretenderlo y mucho menos sin desearlo.

Editorial Voces contra El Olvido, sábado 12 de mayo 2018