Por: Sandra Rodríguez
Ha pasado un año del deceso físico de la histórica defensora de derechos humanos, Gladys Petrona Lanza Ochoa, cuyo nombre está presente en la lucha social de este «pobre pueblo» cómo ella misma lo expresó entre sus últimas palabras.
La «Bruja Mayor» como la llaman de cariño sus allegadas, dedicó sus últimos años a la defensa de los derechos de las mujeres víctimas del sistema patriarcal.
Incluso por esa labor, la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la condenó por el delito de difamación, en perjuicio de Juan Carlos Reyes, director (2010) de la Fundación para el Desarrollo y la Vivienda Social (FUNDEVI), quien la llevó a los tribunales años antes; y así su estado de salud se deterioró, falleciendo a los 74 años, el 20 de septiembre del 2016, en Tegucigalpa.
Esta mañana sus compañeras del Movimiento de Mujeres por la Paz «Visitación Padilla» llegaron hasta su tumba, en el cementerio de la aldea Suyapa, al este de la ciudad, colocando flores, incienso y velas, cómo a ella le gustaba. De pronto unos cohetes de vara irrumpieron el silencio y el espacio, pues así era «Gladycita», explosión de alegría y emoción, compartieron » Las Chonas» como se les conoce a las defensoras feministas.
Cristina Alvarado, de la coordinación nacional compartió un texto con el que meditaron sobre la que fue su máxima lideresa hasta el momento de su partida.
Entre los fragmentos expresó que «la balanza de nuestros corazones, es lo que nos ata, también nos libera»
Exhortó a la unidad y ser positivas en su caminar «el mal es no apreciar la unidad de todo en el todo, es la no unidad».
Es asi que, para las buscadoras cómo personas libres, el mal es la pérdida de tiempo.
Herencia sin testamento
Y es que Gladys Lanza, dejó una herencia sin testamento, el cual es su legado de lucha, insistencia e integridad.
Pensar en Gladys, es evocar risas, recordar sus dones curativos, sus silencios y su mirada, poco hablaba de sí misma, consideraba que ese tiempo era más valioso para ayudar a las víctimas de violencia.
Sus pasos están marcados en la vida de muchas mujeres que acudieron a ella, están impregnados en la oficina del Movimiento «Visitación Padilla» que actualmente coordina Merly Eguigure.
Hablar de Gladys es hablar también de la heroína nacional Visitación Padilla, la maestra que vivió adelantada en su época. Ambas tienen mucho en común, luchar por sus derechos y de las demás mujeres en un mundo dominado por hombres, muchas veces ser incomprendidas, ser feministas desde antes que las reconocieran como tales.
Por eso, fue oportuno presentar el libro «La maestra Choncita».
El libro escrito por Maria Eugenia Ramos, es una idea de educación popular, que tanto que le gustaba a Gladys, compartieron los y las asistentes.
Así cómo este libro, cuya lectura la hizo íntegra su autora, se irá recopilando la historia, obra y vida, de Gladys de ese modo saberla viva, agregó el grupo de amigas y familiares de la defensora.
Se informó que «La maestra Choncita» estará en mil 80 bibliotecas públicas a nivel nacional, para fomentar el uso del libro y que el niño y la niña tomen gusto por la lectura.
Mientras que en la sala de la oficina dónde Gladys compartió con tanta gente, también se podrá apreciar su imagen el «árbol de las ancestras» junto a Visitación Padilla y otras defensoras chonas y víctimas de femicidio, que fortalecen esta lucha.
