Ángel Ariel, era un menor lleno de vida, con sueños y esperanza

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Tegucigalpa.- El sábado 5 de abril en horas de la noche, Ángel Ariel López Mejía (15), junto con otro joven, iba a bordo de una motocicleta en la salida hacia el sector Sabana Larga, municipio de San Marcos de Ocotepeque, Ocotepeque, cuando recibió un disparo de un agente de la Policía Nacional.

De acuerdo a la información difundida del sector, los jóvenes encontraron un operativo de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT), pero no hicieron caso a la señal de parada, por lo que un agente policial realizó un disparo.

Ángel Ariel López, a quien con cariño llamaban “chele”,  el pasado 9 de febrero había cumplido sus 15 años.

Él era un niño humilde, sonriente y de gran aprecio por todos los habitantes de Las Vueltas, Protección, Santa Bárbara.

Silvia Díaz Mejía, una productora de café de San Marcos de Ocotepeque, señaló al medio local TV San Marcos, que el joven Ángel Ariel trabajaban con ella durante la temporada de café y que era una persona llena de vida, con sueños y esperanza.

En la temporada de corte de café Ángel Ariel siempre venía a San Marcos de Ocotepeque a trabajar y luego se regresaba, pero en esta ocasión decidió quedarse para ayudar en la limpieza de la finca.

“Lamentablemente fue víctima de una violencia injustificada cuando un miembro de la policía le disparó en dos ocasiones en un retén policial”, señaló la productora de café

Añadió que “este acto no solo nos deja con el corazón roto, sino que nos recuerda la necesidad urgente de buscar justicia, seguridad y respeto por la vida humana”, señaló Silvia Díaz.

La productora de café le contó al medio de comunicación TV San Marcos que en el retén policial había tres agentes policiales y que estos solo tenían puesto un cono, cuando siempre hay entre tres y cinco conos.

Relató que ese día después del trabajo los jóvenes tenía deseos de comer arroz chino y que ellos le quitaron prestada la moto para bajar a compararlo y que cuando ya iban de regreso con la comida fue cuando sucedió la tragedia.

“Ellos eran bien portados, ese día acababan de llegar, alrededor de las cuatro a cuatro y media, y ellos desde temprano andaban diciendo que querían comer arroz chino. Bueno, me andaban diciendo, Silvia, por favor, préstenos la moto, por favor, y de tanto insistir les dije, pues sí, llévensela, váyanse con cuidado y ojalá todo bien”, testimonió Silvia Díaz.

En su narración comentó que al bajar no estaba el retén y que fue cuando iban de regreso, porque ahí llevaban la comida, hay comprobantes de a qué hora salieron, hay comprobantes a la hora que llegaron, dónde vinieron a traer la comida, porque ese día iban cenar todos arroz chino.

Asimismo señaló que el joven presentaba una herida letal de arma de fuego en su cabeza, en el lado derecho de su cráneo.

Indicó que el estudio forense señala que sí hay residuos de pólvora, de plomo, en  el cráneo del niño.

Indicó que el otro joven que acompañaba a Angel Ariel también resultó herido, luego que la bala que impactara en la victima saliera.

“Le tuvo miedo a la policía. Ese fue el único error, el único error de haberle tenido miedo a la policía”, señaló Silvia Díaz.

Silvia acompañó al menor cuando lo trasladaron a un hospital a la ciudad de San Pedro Sula, estuvo con él hasta el último suspiro de su vida.

En declaraciones a los medios de comunicación, el jefe departamental de Ocotepeque, Miguel Ángel Villatoro, relató que el agente que disparó, lo hizo en el suelo y que los jóvenes que iban en motocicleta se cayeron hacia el suelo debido al susto.

Señaló que los agentes que estaban realizando el operativo trasladaron al herido hacia un centro asistencial de Ocotepeque, pero que tenía heridas graves, y lo remitieron al Hospital Catarino Rivas de San Pedro Sula, donde falleció.

Asimismo, confirmó que la causa de muerte del joven es herida grave producto de un disparo, y que espera que se determine si la bala procedía del funcionario policial.

Las autoridades policiales y fiscales del Ministerio Público investigan la denuncia sobre que el joven recibió un disparo del agente de la DNVT.

El 27 de marzo del 2012 fue el asesinado Ebed Jassiel Yanes Cáceres, un niño de 15 años quien, a bordo de una motocicleta, por miedo, huyó de un retén militar a la una de la madrugada, cuando ya iba para su casa en la salida al oriente de Tegucigalpa.

El menor había salido sin permiso de sus padres y al no detenerse, fue asesinado por una patrulla militare con siete elementos que lo arrinconaron en un callejón. Los militares dispararon con rifles de asalto Remington R-15, una bala impactó su cuello y dos balas perforaron su espalda.

Según testigos, después del hecho criminal, recogieron los casquillos y se retiraron en una camioneta Ford cuatro por cuatro, doble cabina, posteriormente regresaron para ver si quedaban pruebas del homicidio.