OTRA VEZ ADÁN, LENIR Y LA POLICÍA

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Adán Funes es un operador político regional en Colón, un cacique liberal que se asoció a Libre en la municipalidad de Tocoa tras el golpe de Estado de 2009.

En su condición de calculador del timing político, se hincó primero ante Elvin Santos y enseguida fue al colegio donde nacía el Frente Nacional de Resistencia Popular, coordinado a distancia por el expresidente Manuel Zelaya.

A partir de aquel momento, Funes fue leal a las fuerzas económicas constituidas y a los grupos paralelos con poder fáctico en la riquísima región del Aguán, pero hostil hacia las fuerzas populares, campesinas y ambientalistas.

Para la prosperidad material de Tocoa, Adán Funes pactó con todas las fuerzas agroindustriales enemigas del medio ambiente. Surfeó entre Los Cachiros y el tío Mike, de quien heredó una alianza duradera con Lenir Pérez, el yerno de Terra, Pinares y la Termoeléctrica Ceibita.

Facussé era el tío que dirigía la policía y el ejército de Honduras a su antojo en la zona frutera de los valles Leán y Aguán, donde además opera la estadounidense Standard Fruit Company.

Lenir, por su parte, es un empresario aeroportuario, minero, siderúrgico, eléctrico, turístico y aeroportuario, entre otros sectores de negocios de alta gama, acostumbrado a comprar todo lo que tiene precio incluidas las personas.

Derrotado por el pueblo en tribunales, en la opinión pública y en cabildos abiertos, Lenir con sus retroexcavadoras Pinares tuvo que bajar del sector San Pedro, porque destruía el nacimiento del rio Guapinol en la zona núcleo de la montaña “Carlos Escaleras”.

Ubicado además con inversiones en Estados Unidos, este hondureño patrocinador de Bukele en El Salvador, ha estado bajo vigilancia del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos, el FBI, por sus tentáculos diversos.

Creador de empleos y problemas, amasador de riquezas y deudas, este empresario juega en ligas mayores donde sus tractores, bulldozers y grúas mecánicas aterrorizan faunas, biodiversidades y pueblos.

La destrucción de los parques naturales por el crimen organizado, que se valió del Congreso de JOH para cambiar las leyes en 2013, es una de las características del modelo neoliberal insaciable frecuentemente asociado a operaciones clandestinas ilegales diversas.

El pueblo del municipio de Adán en Colón ha sufrido mucho la voracidad de este modelo empresarial rapaz, igual que los pueblos de Florida y El Porvenir, en Atlántida, sometidos a destrucciones irreparables.

Hoy es la comunidad de Ceibita que enfrenta la venganza ambiental de Lenir con una planta eléctrica operada con un combustible no regulado en Honduras, el petcoke.

El Coke es un subproducto derivado del refinado del petróleo pesado. Por sus características de alto poder calorífico y bajo precio, lo convierte en un producto atractivo para la industria termoeléctrica, metalúrgica y cementera.

Adicionalmente, el petcoke tiene un alto contenido en carbono. Además de una cantidad elevada de azufre, entre 2 y 7 por ciento, y tiene un alto nivel de metales pesados (Níquel y Vanadio).

Por esas razones la población de Tocoa rechaza la instalación de esta planta en Ceibita, pero el jueves por sus pistolas el alcalde Funes acompañado por la policía antimotines impuso este negocio en un cabildo cerrado, que irrespeta el derecho a la consulta previa, informada y vinculante.

Además de esta violación, hacemos notar el riesgo de la contaminación ambiental dañina para la salud humana, animal y vegetal de los alrededores.

Hacemos notar, igualmente, el papel de la policía nacional que movilizó equipos ostentosos similares a los que utilizó contra trabajadores de maquilas exigiendo sus derechos en el norte del país.

La resistencia social y política, que hoy gobierna el poder ejecutivo a través del partido Libre, sufrió después del golpe el comportamiento abusivo de las fuerzas policiales y militares golpistas.

Eso está fresco en la memoria.

Un comportamiento similar en el presente es intolerable y se rechaza con toda la convicción de una organización humanitaria, que ha sufrido en las calles y en su sede, el Cofadeh.

La Policía Nacional no debe comportarse como guardiana del capital tóxico, mucho menos como fuerza pretoriana de caciques regionales ni mucho menos súbdita de capos del crimen organizado.

El uso de la fuerza disuasiva solamente en extremas circunstancias donde esté en peligro la vida de la población o de los agentes, y la exhibición de equipos de represión de manifestaciones públicas nunca debe ser realizada con la prepotencia de los tontos.

Presidenta Xiomara Castro, la policía nacional no debe comprometer la imagen de su gobierno en materia de respeto a derechos civiles y políticos, y la secretaría de recursos naturales y ambiente no puede andar autorizando cabildos controlados por empresarios, paramilitares y policías antimotines.

Que se respete la nueva ley emitida por su gobierno que impide toda actividad empresarial, artesanal o industrial, en los límites de zonas forestales protegidas, parques y reservas naturales.

El estilo de un gobierno policiaco no nos representa. Que se respete el NO de la gente a las industrias venenosas, contaminantes, de muerte. Que los señores Funes y Pérez acepten que nosotros no aceptamos sociedades anónimas contra la Madre Naturaleza.

Que acepten, ambos, que la derrota en Guapinol es para asimilar con madurez sus despropósitos. Ya paren su hermandad contaminante. Respeten la humanidad.

Buenas noches