Choluteca.- La persecución y hostigamiento por parte de la fuerza de seguridad del Estado por presión del poder económico de una empresa azucarera del país por más de cinco años, ha generado impactos y daños devastadores a miembros y familiares de la Empresa Campesina Nuevo Amanecer de El Tulito, Choluteca.
Unas 85 familias tomaron la decisión en el 2016 de realizar la recuperación de unas mil manzanas de tierra perteneciente al Estado hondureño, que estaban ociosas para poderlas trabajar para el sostén y sobre vivencia de su familia.
Al mes de haber realizado la acción de recuperación, los campesinos y campesinas son denunciados por la empresa azucarera La Grecia, quien alegaba que los predios que estaban siendo ocupados por los os campesinos eran de su propiedad.
Con esta denuncia comenzó la odisea de los campesinos y campesinas, quienes fueron criminalizados y sometidos a persecución, hostigamientos, amenazas y sobre todo a ser víctimas de constantes allanamientos a sus viviendas y comunidad por parte de las fuerzas de seguridad del estado.
En un periodo de dos años y medio fueron víctimas de más de 25 allanamientos, donde la cantidad de soldados y policías era exagerada, era como que si iban a una guerra.
Comandos, buses, vehículos pick up, caminaban llenos de soldados y policías cuando llegaba constantemente a la comunidad de El Tulito a realizar allanamientos, en busca de los líderes del movimiento de recuperación de tierra.
Esta situación generó impactos y daños devastadores tanto para las campesinas y campesinos, para sus familiares y para el resto de la población que habita en la comunidad.
En esta lucha por la recuperación de una mil manzanas de tierra, la Empresa Campesina Nuevo Amanecer perdió a uno sus miembros cuando en uno los tantos allanamientos, la policía asesinó a disparos a Marlon Montes, hecho sucedido el 25 de febrero de 2022. En este hecho cuatro personas más resultaron heridas por los impactos de bala que sin discreción, dispararon los agentes pertenecientes al entonces Escuadro Especial Antimaras y Pandillas.
32 campesinos y campesinas acuden semanalmente a los Tribunales a firmar y once, ocho mujeres y tres varones, se les ha dictado órdenes de captura. Y además tres estuvieron privados de su libertad por seis meses.
Los impactos que ha dejado esta persecución judicial y policial son complejos, el estrés, los nervios, la depresión y el miedo se ha apoderado de adultos, jóvenes y niños, principalmente en estos últimos.
“Mis hijos han quedado prácticamente traumados, han quedado nerviosos, es por eso que yo deseo salir este problema para poder tratar a mis hijos, porque veo que están viviendo una situación muy tremenda, porque ellos no pueden ver policías porque les agarran nervios, dicen a llorar y a gritar y no es justo lo que han vivido mis hijos”, señaló a defensoresenlinea.com Danelis Cerrano Núñez, que es una de las ocho mujeres que tienen orden de captura.
Añadió que “ha sido difícil, hay días enteros que no hemos podido dormir. Nos tocó dormir bajo agua y sin comer y sin beber agua en el monte, expuesta a que una culebra nos mordiera u otro tipo de animal. También he quedado mal, necesito también ayuda psicológica, así como mis hijos”.
También agregó que no puede salir de su casa, porque “si tantito salgo fuera de la comunidad, inmediatamente los policías andan rondeando alrededor de lo que nosotros andamos haciendo. Mi vida ha tenido un cambio drástico”.
Por su parte María Elvia Hernández Ortiz indicó que hemos sufrido bastante, expuesto a que una culebra nos picara, u otro animal; hemos dejado botados a nuestros hijos, a la pareja. Yo dejé botada a mi niña que en ese entonces tenía tres añitos.
Añadió que nos fuimos por dos meses, a los dos meses regresamos y aún ellos venían a buscarnos y cuando nos decían viene la policía, salíamos corriendo nosotros a escondernos al monte otra vez.
“He sufrido bastante, he sufrido una depresión triste, con ganas de llorar, con ganas de salir corriendo por ese cañal que está ahí, es horroroso eso”, manifestó.
Con los ojos vidriosos por las lágrimas que se le quieren escapar, agregó que “yo si miro la policía en la calle yo le tiemblo, he quedado traumada con tanto carros que entraban con policías y soldados. No hemos tenido tranquilidad”.
Al igual que a los otros diez, María Elvia también no puede salir de la comunidad por temor a que en un operativo la lleguen a detener y la envíen al centro penal.
“Estar con orden de captura es triste, porque no poder ir ni a Choluteca uno, por miedo a que haya operativos y me puedan capturar. Entonces ese es el temor de uno de ir a Choluteca o a otro lado”.
Argentina Heriberta Núñez, madre del joven Marlon Feliciano Montes, asesinado por la policía Antimaras y Pandillas el 25 de febrero de 2022, indicó que necesita apoyo psicológico, ya que no ha tenido ningún apoyo emocional y apoyo para hacer justicia por la muerte de mi hijo.
“Para no pensar, hago tortillas para vender y de esa manera distraerme para no estar pensando en lo que ocurrió a mi hijo”, indicó.
“Esta situación me limita salir de la comunidad, durante mi embarazo no pude tener un control prenatal y al momento que nació mi hija tuve que dar a luz en mi casa por la limitación de salir de la comunidad”, manifestó María Luisa Morales, quien también es otra de las afectadas con orden de captura.
Por su parte Erika Vidaldina Núñez Peralta, manifestó que nos encontramos encerradas en la aldea, no podemos salir para ningún lado porque tenemos orden de captura. “Cuando di a luz a mi tercer hijo, tuve que ser trasladada por el abogado al hospital; tampoco logré tener control durante mi embarazo por temor a ser capturada”.