EL PODER DE UNA SENTENCIA

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En la agenda pública internacional y local hierven los temas que merecen toda la atención de una organización de defensa y promoción de derechos humanos.

Por ejemplo, la agresiva política anti migratoria del gobierno chileno a imagen y semejanza del etnocentrismo europeo de Borrel o del nazionalismo italiano.

También la manipulación de la criminal industria global de inteligencia artificial sin ética, la apología a la guerra por parte de la maquinaria armamentística, o las nuevas estrategias electorales de las derechas fascistas en España, Francia, México o en Honduras.

Una lectura de ese contexto internacional es siempre obligatoria para anticipar los escenarios venideros y tomar medidas preventivas a nivel local. Deberemos ocuparnos de eso más adelante.

Pero hoy, mientras las mentes lúcidas del país encuentran una forma de detener la ambición insaciable de la banda de delincuentes azules y colorados, que retienen en el Estado el 70 por ciento de sus empleados, que además acaparan la Corte Suprema y quieren su fiscal general, nosotros vamos a ocuparnos igualmente de asuntos serios.

Hace unas semanas hablamos tranquilamente en su despacho con la presidenta Xiomara Castro, aprovechando la experiencia de los 40 años democráticos de Argentina que sufrió la dictadura de Videla, Macera, Galtieri y todos esos otros canallas de la operación Cóndor.

Hablamos de las deudas históricas del Estado hondureño. De las heridas profundas cometidas por sus fuerzas armadas, por sus grupos clandestinos creados con la supervisión de la CIA y el Pentágono, cuyos desastres humanos deben ser sanados con acciones de justicia, de reparación, de compromiso moral y de no repetición. No importa el tiempo.

A propósito de la sentencia condenatoria de hace un año en la Corte Interamericana de derechos humanos por el crimen del educador sindical, obrero, filósofo y comunista brillante, Herminio Deras, hablamos de esa generación de malos hombres y malas mujeres que han ejecutado el terror en Honduras y que andan por ahí caminando lento, sin visas curiosamente, olvidados por su 3-16, y sin perdón de la vida.

En parte el cumplimiento de las sentencias condenatorias 40 años después de los hechos está dividido en dos, una parte es para ser escuchada por el sistema público y privado que construyó el discurso criminalizador que condujo a la tortura, desaparición y asesinato de opositores políticos, y la otra parte del cumplimiento de las sentencias está dirigida a las familias, amistades y vecindarios vivos de las víctimas, que conservan de ellas lo mejor.

En una semana aproximadamente, la compañera presidenta – la única mujer en toda la historia patriarcal de Honduras que fue mandatada por más de 2 millones de personas para comenzar la transición de la narco dictadura a la democracia, de la corrupta delincuencia organizada al rescate del Estado de Derecho, esa mujer estará el 12 de junio en la tierra de origen de Herminio Deras, en El Progreso, Yoro.

En el Museo Ferroviario de la ciudad que convive con el río Ulúa y con la gigante historia obrera bananera, ahí la presidenta llegará con representantes de las fuerzas armadas, de la Procuraduría, la Corte Suprema y del Ejecutivo, para reconocer públicamente la responsabilidad internacional del Estado en los términos del párrafo 109 de la Sentencia de San José.

No será un acto de cumplimiento, será una ceremonia. Un reencuentro con la historia. Una ofrenda de dignidad. Una rectificación oficial. Un palpitar de corazones.

Este acto será realizado en la misma fecha que el padre de Herminio, don Domingo Deras, decidió ponerle fin a su tristeza, al sentimiento de impotencia que internalizó por no haber protegido como él creía a sus nueve hijas e hijos detenidos, secuestrados y torturados como consecuencia del activismo social y espíritu de lucha que se enseñó en su familia.

Xiomara caminará de la tumba municipal de Herminio hasta el museo, para cumplir esa sentencia en representación del Estado cobarde y criminal de 1980 que siguió al pie de la letra, como lacayo, las consignas de la embajada de Estados Unidos que dirigía el siniestro Juan Demetrio Negroponte y un séquito de lame-botas, que levantaban el discurso anticomunista para robar. Como quieren repetirlo ahora.

Xiomara bien pudo solamente pedirle al Banco Central que honre los compromisos económicos con las víctimas, como hicieron antes los liberuchos y cachurecos con las sentencias de Manfredo Velásquez, de los 4 puntos cardinales, de Juan Humberto Sánchez, etcétera. Aquellos políticos miserables cumplieron las sentencias sin cumplirlas, sin azotar ni juzgar a los victimarios ni a sus cómplices, sin reivindicar la memoria de los mártires y sin honrar a sus familias sobrevivientes.

Esta vez el gobierno de transición a la democracia quiere cumplir seriamente lo que dice la sentencia. Hemos trabajado para que así sea. La Corte ordena un acto público de reconocimiento de responsabilidad en los hechos en el cual se haga referencia a las violaciones de los derechos humanos declaradas en la Sentencia y al contexto de la aplicación de la doctrina de seguridad nacional.

Es el momento de recrear memoria histórica a partir de un texto jurídico que constituye jurisprudencia, que educa en el nunca más.

La ceremonia pública, según la descripción de la sentencia, debe realizarse en presencia de las víctimas declaradas en el Fallo y de sus representantes, si así lo desean. Para tal efecto, el Estado deberá cubrir los gastos en que puedan incurrir.

Asimismo, dice la sentencia, el Estado debe garantizar la participación en este acto de altos funcionarios de, al menos, la Corte Suprema de Justicia, la Procuraduría General, Secretaría de Defensa Nacional, el Estado Mayor, el Ministerio Público y la Secretaría de Derechos Humanos.

La determinación de la fecha, el lugar, el programa y el contenido del mensaje a verbalizar durante el mismo deben ser acordados previamente con las víctimas y/o sus representantes. Y eso ya está acordado.

Además, esto es muy importante, el Estado debe difundir el acto a través del canal de televisión del Estado, la Televisión Nacional de Honduras, al menos una estación de radio con cobertura nacional y publicar la sentencia completa en el diario oficial. ¡Hacerla visible!

Y esto así será. La mañana del 12 de junio empezará con una caminata desde la tumba del filósofo callejero, profesor de luces y pregonero popular de tiempo completo Hermnio Deras, hacia el Museo del antiguo Ferrocarril en El Progreso; y luego la ceremonia de reconocimiento.

El programa de esa ceremonia incluye el Himno Nacional seguido de la lectura del texto sobre la vida y obra de Herminio Deras; el recuento de los hechos que condujeron a su asesinato, la identificación de los responsables, la persecución atroz de la familia Deras, el sufrimiento del exilio forzado y la poesía como invitada.

Enseguida, intervendrán las autoridades obligadas y Xiomara la presidenta cierra las palabras oficiales en nombre del Estado, les cuadre o nos les cuadre a los asesinos. A los Regalado Hernández, a los Discuas, a los señores del 1 al 10, al sacauñas sin visa gringa, y a todos esos miserables que deben rendirle cuentas a la sociedad hondureña.

La ceremonia terminará con un acto cultural a la altura de un ser humano extraordinario que nos falta por culpa de Estados Unidos y de su satélite de 1980, el país portaaviones, el país minado, el país militarizado forzado a emigrar, el país empobrecido, el país que hoy quiere recuperar su dignidad. ¿Entiende esto señora Dogu, señores del Cohep, señor científico loco, ustedes discípulos del coyote mayor que va a sentencia en septiembre próximo por narco? ¡Venga la sentencia! Nos vemos en El Progreso el lunes 12.

Buenas noches

Editorial Voces contra El Olvido, sábado 3 de junio de 2023