El programa vasco de acogida temporal a defensores y defensas cumple diez años protegiendo a quien defiende los DD.HH.

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Nohemí Pérez (derecha) participó, en 2018, en el Programa Vasco de Protección Temporal a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos,

Tegucigalpa.- Este 2021 el Programa Vasco de Protección Temporal a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos, está cumpliendo diez años de fundación y apoyó a defensoras de diferentes países.

El Programa Vasco de Protección es una herramienta de solidaridad política, cuyo objetivo es proteger a defensoras y defensores de derechos humanos que vean amenazada su vida o integridad física, por la actividad que desarrollan en sus países de origen, a través de la acogida en Euskadi, por un periodo de seis meses.

esukadi programa1Leire Laza, una de las encargadas del Programa Vasco de Protección para personas defensoras de derechos humanos, señaló que el mismo nace en el año 2011, en el marco de una red vasca de solidaridad con Colombia y fue abriendo sus fronteras a otros países, incluyendo Honduras.

“Nos encontrábamos diferentes organizaciones de cooperación y de derechos humanos,  y hacía unos años veníamos viendo con mucha preocupación como la situación de los colectivos que estaban trabajado en defensa de los derechos humanos en Colombia, cada vez se encontraban en una situación de mayor riesgo, de mayores amenazas, persecuciones, lo que estaba de alguna manera obstaculizando  gravemente su trabajo, y también poniendo graves limitaciones a su integridad física,  emocional y atentando contra su vida directamente”.

Señaló que siguiendo un poco el ejemplo de otro programa de protección que ya existía en el Estado español en Asturias, decidieron poner en marcha en Euskadi un mecanismo de protección de estas características.

Indicó que el principal objetivo del programa de protección es contribuir a proteger la vida y los espacios de trabajo.

“El tiempo de estancia en Euskadi son seis meses, aquí lo que permite tener un respiro, estar un tiempo en un espacio en la que no existe esa situación de inseguridad y amenaza permanente, y por tanto legitimar también el cuidado como el derecho a cuidar el descanso, como una herramienta fundamental para la protección, no solamente individual, si no colectiva, porque contribuye  intensamente al fortalecimiento de las personas, y por tanto pueden retornar a sus territorios en mejores condiciones”.

“Durante los diez últimos años ha sido muy diversa la participación de las personas que han pasado por el programa, uno de los requisitos fundamentales es que las personas que se postulen hagan parte de colectivos de comunidades de organizaciones, porque de alguna manera, aunque la acogida sea individual, sí pretendemos que el trabajo que aquí se haga de fortalecimiento contribuya al colectivo y esa protección colectiva”, agregó.

invitaciónExpresó que el programa “además de ser un enfoque feminista, también priorizamos el acceso de mujeres que hacen parte de colectivos feministas en defensa de la diversidad sexual, y en estos diez últimos años ha habido personas vinculadas, pertenecientes al pueblo indígena, el pueblo negro, comunidades campesinas, organizaciones feministas, organizaciones de la diversidad sexual, organizaciones de derechos humanos que acompañan a comunidades víctimas del conflicto”.

Asimismo “de organizaciones como el COFADEH (Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras) que están acompañando a personas víctimas de desaparición es forzada, victimas del Estado, es decir, ha habido un abanico muy amplio de pedirles que han hecho parte del programa y que, además, lo que esto permite es nutrir y fortalecer mucho al programa, porque nosotros vamos aprendiendo, permanentemente de las luchas, de las estrategias, de la capacidad de resistencia de las personas que van pasando por aquí”.

Leire Laza señaló a defensoresenlinea.com que “son muchos los desafíos y los retos que tenemos por delante en el trabajo de protección da personas defensoras en riesgo, pero nosotros igual señalaríamos dos principales, uno es un desafío nos lo pone el contexto que vivimos, en un contexto cada vez más lento en términos globales, que tiene, obviamente, violencias más o menos desacertadas en territorios y países, y además donde los gobiernos están cada vez más cooptados por otros poderes, por el poder corporativo, poderes coestatales con lo cual también eso de alguna manera nos interpela, porque debemos de alguna manera restructurar nuestras estrategias de protección ante este cambio de paradigma”.

“Por otro lado un desafío también para nosotras es el ser aterrizaje, la transversación de la perspectiva feminista, no solo desde la conceptualización teórica de como realizamos nuestro trabajo, sino también desde la praxis, desde lo cotidiano como ponemos el cuidado en el centro de nuestra acción política y eso se traduce en cómo nos relacionamos unas con otras y cómo vamos desarrollando desde el cuidado, ese trabajo en defensa de los derechos humanos”, puntualizó.

En estos diez años, un promedio de 30 personas que han sido acogidas principalmente de Colombia, probablemente también porque el programa nace en el marco de una red solidaria con ese país, y luego se va abriendo a la posibilidad de participación, de otros países, del cual Honduras es el segundo con mayor número de personas que han pasado por el programa.

Una de las defensoras hondureñas que participó en el programa de protección es Dora Oliva, procuradora de Derechos Humanos del Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos en Honduras(COFADEH), quien señaló “el programa significó un antes y un después, tuve tiempo para mí, me reinventa, replantee mi vida, renací, me di cuenta de lo que hacía, y confirmar qué estaba bien y estaba transitando por el camino correcto, regresé llena de energía y con más deseos de seguir”.

Agregó que su participación en el programa fue muy valiosa y muy interesante, conocer personas maravillosas, cuidarme, sentirme, quererme, valorarme, el sentirse escuchada y querida por personas que todo lo dan por solidaridad es maravilloso; estuve en la universidad de Miramar en San Sebastián, luego participé en el curso de movimientos sociales en América Latina impartido por la universidad vasca. Fue un tiempo en el cual me reinventa y me hiso seguir soñando, y estoy agradecida por mi tiempo en el programa.

Otra de las personas que fue acogida es Nohemí Pérez, defensora de derechos humanos del COFADEH, quien cuenta su experiencia.

El programa de protección del País Vasco nace con una iniciativa de apoyar y de abrir sus fronteras a todas aquellas personas que lo necesitan en este caso, podemos decir que refugiados, repatriados y en esto se enfocan en un programa de protección para personas que tiene riesgos en este país.

Como defensora de derechos humanos y miembro del COFADEH desde  muchos años, he venido recibiendo persecución, amenazas, como la institución también ha tenido; podríamos decir que como COFADEH es una institución de derechos humanos que tiene a nivel internacional una gran credibilidad, entonces por medio de otra organización que nos avaló para participar en el programa, fuimos en el 2018 y no solo yo como Nohemí Pérez  de COFADEH ha participado, muchas personas de otras organizaciones del país también.

Para Nohemí, no fue fácil salir de su país, y dejar a su familia en un contexto desolador y en el cual se encuentra Honduras, “salir de mi país no fue fácil, tener que dejar a mi familia y estar en un momento tan crítico como está viviendo Honduras desde el golpe de estado, el rompimiento del orden constitucional, no fue fácil, pero fue un gran reto para mí, porque ir a otras tierras donde no conocer a nadie, pero con la esperanzas de saber que lo acogían a uno, llegué allá al País Vasco, me recibieron con familiaridad, con una agenda muy amplia, muy profesional y a mi regreso le dieron seguimiento a mi caso”.

“Nosotros tenemos diferentes culturas y conocimientos, y ver como los migrantes son apoyados allá por CEAR (Comisión Española de Ayuda a los Refugiados), el cual tiene un gran equipo, son muy profesionales, saben manejar estos temas, y creo que la satisfacción, no solo mía si no que de todas aquellas persona que hemos pasado por este programa, es saber de qué ellas van seguir adelante con este  programa”.

En lo personal creo que fue una gran satisfacción haber participado esos meses que estuve allá y devolver todo lo aprendido, para venir de nuevo a mi Honduras y decir que es lo que significa el programa.

El programa vasco de protección a defensores tiene diez años de haber nacido y han pasado al menos 30 defensoras, de diferentes países que tenían un altor riesgo de vulnerabilidad por el ejercicio de su trabajo y la defensa de los derechos humanos.