Tegucigalpa.- El 6 de febrero de 2021, Keyla Martínez, estudiante de la carrera de enfermería en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH,) se levantó como un día cualquiera, planeo reunirse con sus amigas para ir a cenar para pasar una tarde agradable.
Luego de la reunión con sus amigas, según trascendió, Keyla Martínez recibió un mensaje de su “amigo” el doctor Edgar Velázquez; ella acudió a la cita, con él estuvieron en un restaurante hasta que el dueño del lugar les dijo que se tenían que marchar, porque como estaba en toque de queda, alguien había llamado a la policía para denunciar el lugar.
Después de salir del local, la joven enfermera fue detenida junto al doctor, por violentar el toque de queda impuesto para evitar la propagación del Covid-19 en el país, según el Decreto Ejecutivo PCM 012-2021.
En horas de la mañana del domingo, la joven de 26 años fue encontrada sin vida dentro de su celda, en la Unidad Departamental de Policía número 10 de La Esperanza, Intibucá, y la versión de la policía fue que la joven se suicidó con su suéter, cosa en la que sus familiares no creyeron, porque la conocen y saben que sería incapaz de atentar contra su vida.
La Secretaría de Seguridad avalaba la versión de los oficiales si realizar una investigación previa.
La familia junto al pueblo de La Esperanza se unen en una sola voz y en una sola lucha para exigir justicia para Keyla, y los cuerpos represores del estado empiezan a reprimir el grito de justicia del pueblo para para la joven enfermera.
A eso de las 12:00 del mediodía del 9 de febrero, dos días después, familiares de Keyla Martínez retiraron su cuerpo de las instalaciones de medicina forense en Tegucigalpa y fue trasladada a hasta La Esperanza para darle cristiana sepultura.
Hasta las instalaciones de medicina forense llegaron familiares, amigos, compañeros, docentes de la facultad de enfermería para exigir justicia para Keyla.
También en un acto intimidatorio se vio una cantidad de elementos de la Policía Militar del Orden Público pasearse de una manera extraña e intimidatoria, y no parecía tener respeto por el dolor de las víctimas.
La autopsia practicada en la morgue judicial del Ministerio Público en Tegucigalpa, revela que Keyla fue víctima de asfixia mecánica, o sea homicidio, lo que confirmaba que no se había suicidado.
La familia de la joven, así como estudiantes de la UNAH, realizan una serie de plantones y manifestaciones exigiendo justicia y que se castigase a los responsables de ese crimen, pero en respuesta reciben represión y criminalización, donde cinco estudiantes fueron detenidos el 10 de febrero, mientras participaban en un plantón en el Parque Central de Tegucigalpa exigiendo justicia para Keyla Martínez.
De los cinco detenidos, tres recibieron sobreseimiento provisional y dos mantienen medidas sustitutivas a la prisión por los delitos de daños e incendio, informó el equipo de defensa legal del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), después de la audiencia inicial el 24 de febrero.
Al cumplirse casi los tres meses del asesinato de Keyla Martínez bajo custodia policial, el 16 de abril fue detenido Jarol Rolando Perdomo Sarmiento, uno de los 13 policías mencionados en el caso. Se le realizó la audiencia de presentación de imputado ante una fuerte presencia policial y antimotines que agredieron a los familiares que exigían su derecho a estar presentes en dicha audiencia.
Familiares y amigos de Keyla llegaron hasta los Juzgados de La Esperanza para estar presentes en la audiencia contra el policía Jarol Sarmiento, acusado de femicidio agravado, pero fueron agredido físicamente por los oficiales que superaban en número a las personas que se encontraban en las afueras de los juzgados, señaló Lilith Cálix, quien forma parte del equipo legal en el caso de la joven estudiante.
La audiencia inicial contra el agente de escala básica Jarol Rolando Perdono, único acusado hasta el momento del asesinato de la estudiante de enfermería, se realizó a finales de abril y duro dos días.
En dicha audiencia se evacuaron varios medios de pruebas, como testificales, periciales y documentales, por lo que la juez al ver que existía el mínimo indicio de participación que se requiere, le dictó auto de formal procesamiento.
Bajo un fuerte cordón policial, a la audiencia se presentaron a declarar un testigo protegido denominado CK, el sub comisario Melvin Alvarenga, quien era el encargado de la posta policial esa noche, la doctora Patricia Zúniga, quien se encontraba de guardia la noche que Keyla fue llevada sin vida al Hospital Enrique Aguilar Cerrato por dos policías, también se presentaron videos, entre otros medios de pruebas.
Patricia Zúniga, médico asistencial del hospital Enrique Aguilar Cerrato, dijo a defensoresenlinea.com “que una de las primeras personas que la recibió es la que estaba encargada de la guardia, la licenciada de la sala de emergencia, ella fue la que vio a la policía cuando entró, y cuando yo llegué, casi inmediatamente a emergencia, ya estaba en la camilla y evidentemente ella ya iba fallecida”.
La doctora Zúñiga expreso que Keyla llegó al hospital a las 2:55 de la madrugada y los de medicina forense llegaron más o menos a las 4:00 de la mañana.
En el caso del asesinato de la estudiante de enfermería al interior de la posta policial de La Esperanza, se menciona a los agentes policiales Brayan Isaac López, Jonás del Cid Álvarez, Danilo Vásquez Sánchez, Jarol Rolando Perdomo, Marvin Carmelo Manueles Reyes, Gerson Esteban Figueroa López, Manuela Judith Suazo Morazán, Raquel Sarahí Núñez Reyes, Yorman Anael Ventura Galeas, Zacarías Domínguez García y Elmer Leonel Domínguez Hernández.
También a Marlon Antonio Aguilar Cárcamo, Tomás Galeas Moreno, Jorge Alexander Vásquez Bautista, Marvin Rodríguez Blanco, Luís Fernando Bueso Flores, Erasmo Licona Martínez, el sub comisionado Melvin Alexander Alvarenga Deras y el doctor Edgar José Velásquez, con quien capturaron a Keyla la noche del 6 de febrero de 2021 en La Esperanza.
Hasta el momento el único señalado y que se encuentra guardando prisión es Jarol Rolando Perdomo Sarmiento.
A seis meses de su asesinato, su familia continúa la exigencia de verdad y justicia con actos públicos, tanto nacional como internacional, junto al COFADEH, quien junto a la abogada Lilith Calix, prima de la joven, forman la acusación privada para lograr castigar a todos y cada uno de los responsables de este atroz y condenable crimen.
Keyla nació el 22 de noviembre de 1993, estudio su educación primaria en la escuela Valerio Meza en La Esperanza; su amor y su vocación de servicio la llevaron hasta la UNAH para estudiar la licenciatura en enfermería, carrera que no pudo terminar porque su vida le fue arrebatada dentro de una fría celda policial.
Como toda joven, tenía muchos planes para su vida y esos planes era viajar a Madrid y luego poder seguir estudiando y trabajar, según contó su madre Norma Rodríguez, quien exige verdad, justicia y castigo para todos los implicados en el asesinato de su hija.