EN LA PLAZA DE JULIO

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Casi 40 años después de su nacimiento, el Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en Honduras asiste puntual a su cita histórica de reclamación en el centro de Tegucigalpa.

Sin embargo, debemos decirlo: este centro antiguo está vaciado del poder simbólico que tuvo durante las desapariciones forzadas de personas en 1981.

La temible Corte Suprema del poema de Roberto Sosa fue la primera en alejarse debido al ruido de los pájaros y de las multitudes atravesando la avenida Cervantes. Se fue la justicia lejos de las madres, hijas y esposas de los seres desaparecidos por rosuco, azcona, callejas, sus chafas, sus religiones y sus gringos.

Después se fue la Casa Presidencial debido al tufo insoportable que salía de sus ventanas y de sus puertas, expresiones nauseabundas que en la pluma del inmortal Gautama Fonseca significaban desde el río cloaca la imposibilidad siquiera de una idea limpia en la cabeza de sus inquilinos.

Es por tanta putrefacción que la sede de los ejecutivos salta desde siempre de un lugar a otro, de un complejo gubernamental mal construido a un palacio de país de empobrecidos, sin tener un presidente de verdad, sin tener fragancia de dignidad y de respeto, sin poder limpiar todavía el nombre de Honduras.

Aquí sólo queda el Congreso, el triste legislativo del “Planeta verde” que pertenece a la Red de Pandora presente en la “lista Engels”, un edificio vaciado de simbolismo y de poder, porque la dictadura se llevó sus sellos en maletines a operar como ventanilla virtual de zoom al servicio de las mafias sionistas, pro gringas y narcóticas que avanzan hacia las zedes.

Pero en medio de este vaciado simbólico, nosotras hacemos acto de presencia frente a la conciencia universal de la humanidad para expresar desde aquí nuestro pensamiento cada mes, libres de odio y de venganza, plenas de amor y de ternura por nuestros seres queridos siempre presentes.

Este primer viernes de julio, igual que los pueblos originarios de Canadá exigen verdad y justicia a la Iglesia Católica inglesa, nosotras exigimos aquí igualmente su parte directa en el proyecto de muerte de la APROH, la doctrina de seguridad nacional y la guerra sucia de 1979 a 1992. Es un tema que no olvidamos.

Las familias de los pueblos indígenas canadienses jamás olvidarán que los pensionados fueron usados para imponer el inglés sobre las lenguas nativas, asimilar en los cerebros de millares de niñas y niños indígenas la religiosidad para desplazar la espiritualidad autóctona, los abusos sexuales para matar la conciencia del ser y los cementerios clandestinos para ocultar sus pequeños cuerpos macerados.

Nosotras  no olvidamos que las fuerzas militares hondureñas tenían siempre un capellán para bendecir sus armas y sus crímenes, que muchas veces hubo un confesor ataviado en medio de las torturas para obtener declaraciones útiles al régimen represivo, y no olvidamos que la Arquidiócesis ofrecía comunión a los asesinos 3-16 de la dinastía Álvarez Martínez, como sigue haciéndolo hasta nuestros días al amparo de la virgen de Suyapa.

Hoy lo que tenemos es una serie de sindicatos cristianos evangélicos recibiendo mensualidades del presupuesto público, viajes al “Muro de los lamentos” y donaciones a pastores millonarios para lavar corrupción y tráficos diversos, afin de mantener adormecida la conciencia colectiva desde radios, televisoras y púlpitos que matan la espiritualidad del pueblo con cultos a la dictadura criminal.

Declaramos que ese cristianismo falso estallará desde lo profundo en las generaciones de pastores y falsos profetas, hasta quemar de raíz sus mentiras y profanaciones.

Nos despedimos de esta plaza con el recuento de Andre Nuila quien nos recuerda las cifras de hace DOCE AÑOS contenidas en el informe de la Comisión de Verdad.

“El total de denuncias derivó en 5,418 violaciones o hechos delictivos, que representaron 89 tipos diferentes de actos represivos que van desde las “Intimidaciones/amenazas”, “Represión de manifestaciones públicas”, la “Detención ilegal”, pasando por “Tortura física/psicológica”, la “Desaparición permanente”, hasta “Muerte en contexto político” o el “Asesinato de periodistas” y otro tipo de asesinatos….de estos datos (5,418 delitos) cerca del 552 casos (el 10.2%) de las denuncias se refieren a Represión de manifestaciones públicas, 241 (4.4%) son detenciones ilegales, 94 (1.7%) son Tortura física/psicológica, 58 (1.1%) son muerte en contexto político, 37 (0.7%) Intimidaciones/amenazas, 14 (0.3%) son Asesinato de periodistas.»  http://derechosdelamujer.org/…/Informe-de-la-Comision…

De los hechos y de los hechores, ni olvido ni perdón
COFADEH

Tegucigalpa, M.D.C., 2 de julio de 2021