Estudiantes recorren la ruta de la memoria histórica de los crímenes de lesa humanidad

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Estudiantes de secundaria de cuatro centros educativos de la Capital conocieron el camino escabroso recorrido por las víctimas de la desaparición forzada de la década de los años 80’s, tras recorrer la ruta de la memoria histórica que comprende más de 10 estaciones ubicadas en el centro, norte, oriente y sur del departamento de Francisco Morazán.

En la jornada que se realizó el fin de semana participaron más de 22 estudiantes de los institutos Jesús Aguilar Paz, Pineda Ponce, Normal Pedro Nufio y Técnico Nueva Suyapa, quienes se reunieron en la sede del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), lugar donde comienza el recorrido de la ruta de la memoria histórica.

Este pequeño viaje al pasado ha sido organizado por el Cofadeh desde hace varios años atrás y en esta ocasión a petición del Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Victimas de la Tortura (CPTRT) se realizó el sábado 23 de julio de 8:00 de la mañana a 4.30 de la tarde, donde se visitaron 10 lugares en el Distrito Central y uno en el municipio de Santa Ana.

Con una historia cargada de acontecimientos trascendentales, la sede del Cofadeh fue el inicio de este recorrido donde se visitaron primeramente los puntos históricos de memoria del centro de la Capital, donde se destacan la antigua sede del Poder Judicial, la Catedral, la Plaza de La Merced (conocida como Plaza de los Desaparecidos), la antigua Casa Presidencial, la sede donde funcionó la desaparecida Dirección de Investigación Nacional (DIN)  y el edificio donde funcionó por muchos años la sede del Cofadeh.

Luego se trasladó a las afueras de la ciudad, al sector de El Reventón, ubicado a unos 41 kilómetros de Tegucigalpa, sitio que fue utilizado en esa época por los agentes del Estado para ejecutar personas. Ahí se realizó una exhumación donde se encontraron cuatro osamentas, las cuales aún no han podido ser identificadas.

En la misma zona también se visitó la Casa del Terror o Casa de Amarateca, la que fue utilizada como centro de tortura y muerte, y sus predios utilizados como cementerio clandestino. Y muy cerca de ahí está El Diamante, lugar que en los 80`s funcionaba un hospital clandestino de la contra revolución nicaragüense. También sirvió como cárcel clandestina.

El recorrido finalizó en la Aldea La Joya en el municipio de Santa Ana, en el Hogar contra el Olvido, lugar que ha edificado el Cofadeh para mantener fresca la memoria y viva la esperanza.

Antes de comenzar el recorrido, en la sede del Cofadeh a los estudiantes se les dio a conocer la historia del surgimiento del Cofadeh, de como 12 familias afectadas por la desaparición de un pariente se aglutinaron para darle vida a la institución, un 30 de noviembre de 1982.

Sobre las fotografías de los desaparecidos y asesinados en la década de los 80`s, que están en la Sala de Memorias, se les explicó a los alumnos que son de distintas nacionalidades y que por eso el nombre del comité lleva en Honduras para poder representar a las víctimas que no son hondureñas, pero que estaban en nuestro territorio cuando desaparecieron por las políticas que se estaban aplicando en el país.

Durante la segunda mitad de los años 70`s y toda la década de los años 80`s, conocida también como la guerra fría, Centro América vivió una situación conflictiva por razones políticas y en ese marcó se implementó en Honduras la doctrina de seguridad nacional la que dejó más de un centenar de personas desaparecidas y muchos asesinados, que estaban involucrados en los movimientos sociales, estudiantiles y sindicales del país.

“El terror contra los derechos humanos en el país ha ido cambiando de rostro, antes era Gustavo Álvarez Martínez y posteriormente cuando lo asesinan en 1989, cambia el rostro del terror y ese rostro se llama Alexander Hernández. Sale del escenario Alexander Hernández a finales de los años 90 y entra otro rostro del terror que se llama Billy Fernando Joya Améndola, ese es el actual rostro del terror, pero no solo es el único, hay un montos de rostros y muchos nombres que permanecen en el beneficio del anonimato y con el beneficio de la impunidad”, les explicó Mery Agurcia al grupo de estudiantes.

Asimismo les explicó que la memoria histórica o la impunidad tiene tres aristas, la impunidad jurídica, en la que casi no se puede hacer nada porque depende de un juez; la impunidad histórica, con la que sí se puede hacer mucho y si esa se consolida es culpa de la sociedad por no difundirla, y la impunidad política.

“Para nosotros es de gran satisfacción que logramos conocer y apropiarnos de esa historia, una historia que le ha pasado a compañeros y compañeras que están en lo mismo que nosotros estamos”, dijo uno de los participantes.

Para Mario Zavala, quien trabaja en el CPTRT en un proyecto que involucra a los estudiantes de secundaria, es del criterio que el sistema como tal nos ha hecho creer que no hay historia y por lo tanto ese es un derecho negado y que al hacerse parte de ese derecho, al tomarlo por propia cuenta, eso permite verlo desde otra perspectiva.

“Es interesante porque los chavos se apropian de un derecho que les es negado por este mismo sistema, un sistema que te condena a olvidar a aquellas historias, y son historias que cuando se olvidan se vuelven a repetir”, enfatizó Zavala.

A los estudiantes los acompañó la profesora Aleida Lozano del instituto Técnico Nueva Suyapa, quien confesó que en la década de los ochentas su familia fue afectada por la política de Seguridad Nacional implementad en ese tiempo, cuando fue desaparecido Oscar Alexis Colindres (desaparecido en 1981), quien era el novio de una de sus hermanas.

“Mi hermana vino a estudiar Química y Farmacia aquí a Tegucigalpa y se hizo novia de Oscar Alexis Colindres y cuando eran novios él desapareció y eso nos afectó mucho porque donde vivía mi hermana los agentes represores de aquel tiempo allanaron ilegalmente la vivienda, lo que obligó a mi hermana abandonar los estudios”, explicó la profesora.

Agregó que hay un montón que no aparecen en la lista, porque un tío de ella de nombre Álvaro Rodríguez, quien era sindicalista, desapareció en esa época en San Pedro Sula y no está en la lista que el Estado reconoce en el informe “Los hechos hablan por sí mismos” que desaparecieron en el país.

Los participantes en el recorrido consideran que la pedagogía que implementa el Cofadeh permite que sea una historia que acompañe la vida de los estudiantes, que no solo se quedará con la exposición, sino se multiplicará porque esta experiencia será compartida con sus demás compañeros.

Los estudiantes que vivieron esta experiencia de conocer los puntos históricos de los crímenes de lesa humanidad, participan en los gobiernos estudiantiles de sus centros educativos y están organizados en la Federación de Estudiantes Socialistas (FES).