34 AÑOS

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Este próximo miércoles 30 de noviembre el Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras, cumple 34 años de existencia.

Es un largo camino recorrido desde 1982 hasta 2016, buscando personas, desenterrando osamentas, reclamando verdad, exigiendo justicia y procurando reparación a las víctimas.

Hemos dicho muchas veces que los torturadores y asesinos son incapaces de comprender esta lucha eterna de las madres, esposas, hijas y vecindades.

Son incapaces también la prensa corrupta que los acompañó. Los empresarios que financiaron la represión. Los cristianos que bendijeron las atrocidades. Y los policías, políticos y militares, que ejecutaron la desaparición en forma directa.

Esos sectores primero asecharon a las víctimas y a sus familias, después las atacaron, y ahora les temen. Cada vez que el Cofadeh parte el silencio con su reclamo, se crispan. Y enseñan sus colmillos.

Pero lo que hemos visto en 34 años es un grupo de mujeres valientes, que perseveran construyendo el futuro, aunque muchas ya no estén entre nosotros.

La estampa potente de doña Gertrudis Lanza hablando desde la plaza a la prensa internacional, por la desaparición de su hijo Eduardo, está ahí entre las primeras piedras de una reclamación vigorosa que persiste. Y junto a ella doña Tuy, Bertilia, María, Santos y una lista corta de mujeres contra la muerte.

Un ejemplo extraordinario de estos 34 años es el que impulsó Zenaida Velásquez en 1986 para lograr el primer juicio por la desaparición de su hermano Manfredo y de su amigo Saúl Godínez, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Ese juicio figura como el primero en América por desaparición forzada, y ahí están los nombres de los agentes del Estado que participaron en la barbarie.

Otro ejemplo es el de Liduvina Hernández y Fidelina Borjas, que iniciaron en Jacaleapa El Paraíso en 1994 el desentierro de osamentas humanas para buscar la verdad escondida bajo tierra por Discua y sus secuaces.

La potente obra de Bertha Oliva Guifarro, que heredó absolutamente su premio Tulipán 2010, para la construcción del Hogar contra el Olvido en Santa Ana, Francisco Morazán.

Ella lo dijo al recibir el premio del Reino de los Países Bajos en Amsterdam, que sería un homenaje a la memoria de las víctimas. Y lo cumplió, pese a que el reconocimiento era a su persona.

El Hogar contra el Olvido es un espacio colectivo de memoria histórica sobre las antiguas terrazas indígenas lencas, desde donde se levanta el vuelo de una ave futurista sobre el bosque de los desaparecidos.

En este hogar, las generaciones de jóvenes defensores y defensoras de derechos humanos se forman para tomar la antorcha de la lucha por la vida y la libertad.

En este Hogar contra el Olvido el próximo miércoles, la organización de las madres fundadoras y de las madres continuadoras, conmemoran su nacimiento, el crecimiento y la consolidación de una organización seria, creíble y responsable.

Este año las víctimas están decididas a reclamar de nuevo con más fuerza su derecho a la reparación. Está pendiente el traspaso de la Casa del Horror en Amarateca para convertirla en un Museo de memoria. Está pendiente la construcción de un monumento al holocausto de la desaparición forzada en Honduras. Sigue pendiente la sanción interna a los criminales del batallón 3-16 que exigen las sentencias de la Corte Interamericana. Y sigue pendiente la reparación de los daños patrimoniales a más de 184 familias de este país.

Mientras llega el miércoles 30, desde esta columna de opinión, enviamos nuestro abrazo fuerte a las madres, esposas, hermanas, hijas, demás parientes y amistades de las víctimas de la desaparición forzada.

Como dice la tarjeta de invitación que hemos recibido: esta organización es una Madre mirando fijamente hacia el pasado, pero de cara al porvenir.

El Cofadeh es una madre convocante y amorosa, en cuya casa grande se reciben a los hombres y mujeres maltratados por el sistema impune, violento y corrupto que hoy padecemos. Es un vientre amoroso donde nacen y se multiplican las luchas de este pueblo sufriente pero valiente.