El próximo jueves 10 de diciembre el mundo conmemora la Declaración Universal de Derechos Humanos firmada en 1948 después del fin de la segunda guerra mundial. Fue un día glorioso para las Naciones Unidas.
Desde aquel momento hasta la hora actual han pasado 72 años a través de los cuales la humanidad ha estado a punto de sufrir el estallido de las nuevas armas nucleares que penden sobre nuestras cabezas.
Pero quizás esas armas no han sido necesarias para destruir la vida de tantos seres humanos como lo hacen la pobreza y la desigualdad.
En estas siete décadas transcurridas, las personas más empobrecidas sufren las consecuencias de un modelo económico salvaje, concentrador y egoísta, especialmente en el sur global.
En África central, en el oriente medio y en América Latina, los efectos del cambio climático son devastadores. La sequía y las lluvias desproporcionadas obligan a la población a huir en masa hacia el Norte global, que provoca esos desastres. Y que aún no es castigado y obligado a pagar los daños.
El arribo de millares de migrantes negros a los países europeos, la mayoría provenientes de naciones empobrecidas colonizadas por Francia, Holanda, Inglaterra y España, han exhibido la brutalidad de los privilegios blancos. Al tiempo que se muestran sorprendidos, sacan a flote sus valores discriminatorios y racistas.
Es lo mismo que ha pasado en los países del centro de Europa con las marejadas de migrantes pobres provenientes de los países del Este. Moldavia, Armenia, Albania, Macedonia, entre otros.
Cerca de nosotros, la Centroamérica angosta ubicada en el corredor de la sequedad, sufre actualmente los efectos de un modelo económico minero, que reemplazó la rica agricultura de nuestros ancestros sabios por los cultivos únicos de Monsanto, avaros y venenosos.
En Nicaragua, Guatemala y Honduras el año 2020 cierra con millones de personas afectadas por la degradación del clima, víctimas de la pandemia viral de la Covid y sometidos a regímenes impopulares
Al cierre del año, millares de migrantes deportados por México y Estados Unidos, regresan al Triángulo Norte de Centroamérica, que es gobernado por Guiamattei, Bukele y Hernández, abiertamente progringos sin vergüenza.
Los tres países del norte, Canadá, Estados Unidos y México, petroleros, monocultivadores, mineros y participantes del tráfico de drogas, han provocado daños irreversibles al clima que hoy padecemos en esta región ecuatorial.
En Santa Bárbara, al Occidente, y en casi todo el valle de Sula al Norte de Honduras, el Día Internacional de los Derechos Humanos será conmemorado en macro albergues, cerca del lodo, lejos de las viviendas inundadas, muy distantes de la riqueza prometida.
Por eso causa náuseas escuchar a los cristianos manipuladores culpando a los pecadores por enojar a Dios que se expresa en huracanes y tormentas. Nohombre, ya paren!
Es una perdedera de tiempo explicarle a postores y fieles fanáticos que son precisamente los hombres de negocios que pagan sus diezmos los causantes de este desastre.
Son los mineros sucios, los caficultores atrevidos, los areneros sin escrúpulos, los barones del crimen organizado, vaqueros y taladores. Y los políticos bajo su control.
Como ocurría hace 22 años, después del Mitch, se repiten las mismas palabras: reconstrucción, puentes, bordos, casas, damnificados, condonación, préstamos, deuda externa, pobreza, ayudas, comida, emergencia…
Como ocurría hace 22 años después del Mitch los principios de Estocolmo de desarrollo durable, transición ecológica, transparencia, respeto a la Naturaleza, crecimiento económico responsable con transformación nacional… son otra vez olvidados.
Y cuando haya pasado el recuerdo de Eta y Iota, y falte la comida, la casa nueva, la educación y el amor en las zonas devastadas, el camino hacia el Norte global será retomado.
En los últimos 20 años Honduras vio partir a casi dos millones de compatriotas huyendo de la pobreza, la desigualdad, la sequía, las violencias, la incertidumbre, la rabia con una élite miserable que nutre con las diásporas forzadas los bancos tahúres y el comercio agiotista.
Unas horas después que el líder de la dictadura haya regresado de endeudar el país en Washington con los tiburones del Banco Mundial, el BID y el Fondo Monetario, las caravanas volverán a levantarse.
Así de este modo, el Día Internacional de los Derechos Humanos en sólo 4 días será conmemorado en medio de tres tragedias: la Covdid que ha matado casi 3 mil personas, la corrupción que en dos meses nos robó 300 millones de dólares para hospitales, y las inundaciones que en tres días tocaron los patrimonios de más de dos millones de personas.
Por eso nos duele esta imagen de un hondureño migrante en Washington, enojado, impotente y a la vez digno, que al ver salir a joh de la sede del Banco Mundial enciende su teléfono y grita todas las rabias juntas enfrente de la seguridad gringa: vos, maldito ladrón, ¡dejá de endeudar a nuestro país, y vete!
La libertad de expresión, el derecho a la protesta, el medio ambiente sano, la libre opinión, son derechos humanos que celebramos este próximo jueves. ¡Buenas noches!
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 5 de diciembre de 2020
