Lidia Ramos: “La vida de mi esposo corrió peligro después de ser capturado”

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Tocoa, Colón.- “Al momento de ser capturado se encontraba en la casa, no había almorzado porque no había tenido tiempo, a eso iba a comerse un pedacito de hígado, cuando iba a comer no lo dejaron, ni que se cambiara, así con ropa de trabajo y botas se lo llevaron, yo empecé a reclamar y más bien a mí me estaban regañando todos ellos, porque yo empecé a llamar porque tenía temor”, expreso  doña Lidia Ramos Simeón, esposa de Jeremías Martínez Díaz preso político por defender el agua y la vida.

Doña Lidia, una mujer de 60 años, narró como fue el momento cuando detuvieron a su esposo don Jeremías, que tiene al igual que ella más de 60 años, quien a pesar de la edad, lucha para defender los bienes comunes de la naturaleza en Guapinol y sector San Pedro en Tocoa, Colon, y que por ese motivo ya lleva más de 14 meses recluido en un Centro Penal de La Ceiba, a pesar de contar medidas del Mecanismo de Protección.

Ella tuvo que hacer cargo de todo a falta de su esposo, a pesar de tener problemas de salud, debido a un derrame facial que sufrió a consecuencia del asesinato de uno de sus hijos, ella no perdió la fuerza y sus ganas de luchar por su libertad, y afirma que él es un hombre humilde, honrado y de buen corazón, que lo único que ha hecho es defender los bienes comunes de la naturaleza.

“Para mí ha sido muy duro, porque he hecho el papel de él, para mí y ya no es lo mismo, he sufrido porque el concepto de que él esté preso, en la casa ya no es lo mismo, mi esposo es una persona muy honrada, honesta, criamos 7 hijos, pobres, pero con honradez”.

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El saber plenamente que él está recluido por reclamar el medio ambiente, porque habían botado árboles de 50, 60 y 100 años y nosotros nos pusimos a reclamar porque no nos contaminen el agua.

A don Jeremías y Lidia, les asesinaron un hijo, en la comunidad de la Concepción donde ellos residen, y él cómo defensor lo llevó a acudir al mecanismo de protección para pedir asilo político para su familia y poder protegerla por temor, mismo que no fue concedido, pero si les otorgaron algunas medias de protección como una escolta policial que les brindara seguridad, sin imaginarse que sería la misma policía la que lo entregaría, poniendo en riesgo su vida.

“A  raíz de  que me habían matado un hijo,  nosotros fuimos al mecanismo de protección en  Tegucigalpa y allá les dijimos que nos dieran asilo político porque teníamos mucho miedo, mucho  temor. No sé si fue que no quisieron o no pudieron. Nos regresamos para acá, pero si nos pusieron a la policía que nos protegiera y mi esposo firmaba todos los días un libro, ponía el nombre de él. Los primeros meses fueron tranquilos, en eso entraron Los Pinares y nosotros empezamos a reclamar y a protestar porque no nos contaminaran el medio ambiente, a él le giraron orden de captura, y los policías, los últimos que mandaron a brindarnos seguridad, fueron los que pusieron el dedo (lo entregaron)”, narró Ramos.

Además, doña Lidia denunció que la vida de su esposo Jeremías Martínez estuvo en riesgo el día que lo capturaron, ya que en el trayecto a San Pedro Sula lo bajaron en una posta e intentaron matarlo, pero con las acciones que ella había realizado logró salvarle la vida.
“Él me dice que no teme a nada, que él solo reclama lo justo y lo que es peor que a él lo iban a matar cuando lo llevaban para San Pedro (Sula), entre La Ceiba y Tela lo bajaron en una posta dos encapuchados vestidos de negro moteado, lo bajaron y lo iban a matar como la muerte de Berta Cáceres, que la mataron como ambientalista”.

“Pero como yo tenía los números de los derechos humanos y de protección, empecé a llamar y eso me ayudó a que no le hicieran nada, él me dijo que lo bajaron y lo iban a matar con una almádana, y le hicieron tres impulsos a matarlo, pero Dios lo libró de la muerte, ya que el otro encapuchado le dijo que ya no se podía hacerle nada porque su ‘perra esposa’ había llamado a nivel nacional y a nivel internacional y que ya no lo podían tocar”.

Jeremía, a sus 60 años, aún practicaba el fútbol
Jeremía, a sus 60 años, aún practicaba el fútbol

Cuando él me contó eso, yo lo denuncié y lo sigo denunciando, porque, así como mataron a Berta Cáceres, pueden seguir matando ambientalistas que reclaman sus derechos, por reclamar que no nos ensucien el agua, que no boten los arboles de las fuentes de los ríos, y esto es lo que están haciendo aquí Los Pinares, hicieron y siguen haciendo todavía, añadió.

Cabe señalar que doña Lidia, trabaja en las palmeras recogiendo palma y hasta chapeando, para lograr salir adelante y poder tener para llevarle todo lo necesario a su esposo quien está enfermo de la próstata y padece de un reflujo y además tiene dificultades para dormir, y la comida tiene que ser especial.

“Yo voy cada ocho días, mi esposo está enfermo, padece de la próstata y de un reflujo, él no es cualquier comida que come, porque le hace daño, yo tengo que llevar dinero para que compre la comida semanal y llevarle el medicamento, además él tiene que dormir bien debido a su enfermedad, son más de 3,000 lempiras que le tengo que llevar cada vez que voy para que no se empeore de su salud. Y solo tengo el apoyo de Juan López, de Guapinol y de mis hijos”.

La esposa de don Jeremías recordó como era un día con el antes de que fuera detenido por defender el agua y la vida. “Él se levantaba jugando con los nietos, bailaba y danzaba con ellos, una persona muy alegre y a pesar de que está preso, él no se mantiene triste y lo quieren muchos, porque es una persona muy linda”.

“Él dice que va a regresar a la casa y que va a volver a tener una vida muy diferente porque estar preso no es fácil. Él sonríe y su autoestima la tiene bien alta y yo me alegro por eso, me aflijo más yo, porque tengo que estar aquí afuera trabajando, orando por para que lo dejen libre”.

Su hija Heili Martínez, se detuvo por un momento de hacer sus actividades diarias para expresar a defensoresenlinea.com la falta que le hace su padre.

“Lo extrañamos bastante, ya que él ha sido el eje de la familia y hemos quedado solas desde que el cayó preso, ha sido difícil para nosotros porque imagínese él preso por algo justo, por algo que él no ha cometido, pero esperamos en Dios que pueda salir pronto”.

Recordó que “él estaba alegre porque estaba junto a nosotros con la familia, pero ya ve que se lo llevaron preso por manifestarse en contra de la minera para que no nos contaminen el rio y el medio ambiente”.

Samuel Martínez
Samuel Martínez

Por su parte Samuel Martínez Díaz, dijo que el único pecado que cometió su hermano fue luchar por el medio ambiente y el agua.

“Mi hermano el único requisito de estar preso es por defender las cuestiones ambientales, él no ha tenido otro delito más que eso, y la situación es que los hondureños tenemos que defender lo patriótico, tenemos que defender los recursos naturales, porque si no los defendemos, quienes quedamos en la intemperie somos nosotros, porque a decir verdad ellos se van con su producto de todo lo que sacan y nosotros quedamos con todas las enfermedades en el lugar”.

El proceso de don Jeremías y los demás ambientalistas de Guapinol ha estado lleno de muchas irregularidades y su hermano Samuel dijo que “ellos están acusando a un mentado Jeremías Cruz y mi hermano es Jeremías Martínez Díaz, criados aquí en este lugar y nosotros no hemos tenido ningún requisito malo ante las autoridades, nosotros hemos sido personas honradas hasta este momento, nunca  hemos  andado en las cárceles hasta ahora por este noble requisito que lo acusan a él de cuidar los recursos naturales de aquí del departamento, es lo único.

Finalizó diciendo que las autoridades deben de comprender que si van a juzgar, deben de hacerlo con la persona indicada y ellos están en esas condiciones, juzgando a su hermano que no debe nada, ha sido una persona honrada.

Don Jeremías y su familia han sido personas trabajadoras, amantes del deporte a pesar de su edad y sobre todo han sido defensores de los bienes comunes de la naturaleza, han defendido el agua y la vida de las grandes empresas que solo traen enfermedades y muerte a las comunidades. Él se encuentra privado de libertad en una cárcel de La Ceiba, hasta donde cada semana se traslada su familia para poderlo ver y saber las condiciones de salud en las que se encuentra.

Su familia exige justicia y la libertad para él y los siete defensores que también están recluidos en el Centro Penal de Olanchito departamento de Yoro, por defender los bienes comunes de la naturaleza en Guapinol.

Además de Jeremías Martínez Díaz, se encuentran privados de libertad en el centro penal de Olanchito, por defender el agua y la vida:  Porfirio Sorto, Arnold Alemán, Daniel Márquez, Ewer Cedillo, Kelvin Romero, José Cedillo y Orbin Hernández.