“Nadie pudo parar la búsqueda de verdad y la exigencia de justicia”

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Bertha Oliva | Foto: Giorgio Trucchi | Rel UITA

Giorgio Trucchi

Este 30 de noviembre, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) celebró su 37 aniversario, rodeado de amigos y amigas que viajaron hasta el Hogar contra el Olvido, lugar emblemático de memoria dedicado a los desaparecidos y desaparecidas de la década de los ochenta.

-¿Qué representan estos 37 años de vida del Cofadeh?
-Estamos en plena madurez política y sabemos que nunca estuvimos equivocadas en la búsqueda de verdad, la exigencia de justicia, y en nuestra forma de interactuar con el pueblo hondureño, con los más débiles.

La gente que hoy nos acompaña es pueblo. Así lo quisimos hace 37 años y así queremos que siga siendo.

Nunca hemos perdido la esperanza. Cada año nos animamos más y trasladamos esta esperanza a nuestro alrededor, a nuestra gente, a amigos y amigas a nivel nacional e internacional, como por ejemplo la Rel UITA.

Con todas estas personas armamos sueños, plasmamos esperanza, rompiendo las cadenas de la impunidad y del silencio. Por eso hay tantas voces que en el mundo están atentas a lo que pasa en Honduras.

Soñamos socializar y dinamizar la memoria, porque la memoria es el poder que tienen los pueblos y es a través de la memoria que hacemos acciones dignas de reivindicación.

También sabemos que está en marcha un proceso de manipulación para que la juventud no tenga memoria. Debemos articular la lucha para detener esta embestida criminal y salvaje.
Dar vida a la muerte

-¿Qué significado tiene para Cofadeh la frase “ni olvido, ni perdón”?
-Por esta frase han venido satanizándonos, acusándonos de tener el corazón lleno de rencor y odio, de querer venganza por lo que pasó a nuestros seres queridos.

Por supuesto que no se trata de eso. En mi corazón no hay ni rencor, ni odio, sino dolor y sed de verdad y justicia.

Sin esto, no pueden exigirnos olvido y perdón. Además, son los mismos represores que piden que olvidemos y perdonemos, y esto tiene un gran contenido político.

En estos 37 años de trabajo sin descanso por la verdad y la justicia, contra el olvido, la violación de los derechos humanos y la desaparición forzada, he aprendido a sonreírle a la vida, a amar al pueblo, a los procesos de recuperación de la memoria para construir futuro.

-¿Qué representa el Hogar contra el Olvido?
-Es un lugar de memoria que nos proyecta hacia el futuro. Este proyecto, por ejemplo, de “Un árbol por cada vida que perdimos” es hermosísimo. Es como traer la vida de las detenidas y detenidos desaparecidas a través de estos árboles.

Todo lo que estamos construyendo en este terreno es para que la gente se sienta parte de la memoria y de la historia.

También está el proyecto de la casa en Amarateca, donde operó una cárcel clandestina y donde se torturó y asesinó. Queremos transformar el horror en amor y esperanza. Vamos a dar vida a la muerte.

El llamado que hacemos a todo el mundo es que está prohibido olvidar.