Fotos y Texto: Sandra Rodríguez
A 30 años después, de la desaparición forzada del Padre Guadalupe (James France) Carney, s.j, centenares de personas, se convocaron a seguir sus pasos y memoria de lucha para seguir construyendo una sociedad más justa y humana.
Hoy se recuerda que en 1983, más de 80 personas, entre ellos el padre Guadalupe Carney, el doctor José María Reyes Mata, Oswaldo Castro Ruiz, José Alfredo Duarte Rodríguez, Jorge Maldonado Padilla y José Armando Moncada Ferrufino, fueron desaparecido por militares en Olancho.
Para dicha conmemoración, el Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación – Honduras (ERIC-SJ), convocó a una movilización en la ciudad de El Progreso, Yoro, después a una Eucaristía concelebrada por los sacerdotes Juan José Colato, Ismael Moreno (director del ERIC),Marco Aurelio Lorenzo (Santa Bárbara), José Mulligan (Nicaragua) , Francisco Isnardi (Guatemala), Rafael García (EEUU), y Valentín Meléndez, superior de los Jesuitas.
En la homilía se dijo que no es fácil para los más pobres vivir con esperanzas, si les falta salud, educación y justicia, y que lo que la boca habla de lo que hay en el corazón, por lo que no se debe tener odio, rencor ni venganza.
Así vemos que el padre Guadalupe era de corazón bueno, sencillo, su lucha y entrega hoy tiene actualidad.
Vino a Honduras en 1958, por una experiencia vocacional, pero el 1961 lo destinan a trabajar en Yoro, y fue en a mediados de los años 70 que se convirtió en el cura de los campesinos, era su guía y amigo, a tal grado que cultivaba la tierra junto a los ellos y vestía igual que ellos.
En la presentación de dones, durante la misa, el pueblo observó el cáliz, libros, folletos, morral y estola que usaba el sacerdote.
Además, se hizo memoria, que el padre Guadalupe, en 1971 expresó a amigos y familia su desacuerdo con la forma en que su país natal, Estados Unidos trata de conquistar el mundo para su bien propio y económico, tratando de imponerles su forma de vida.
En un evento conmemorativo se escuchan historias, anécdotas de personas que en su momento conocieron y compartieron con nuestros detenidos desparecidos por razones políticas, el profesor Héctor Antonio Mejía, de Yoro, dijo que el padre Guadalupe, le enseñó a manejar automóviles en 1963.
En su reingreso a Honduras, volvió vestido como campesino, y su explicación fue que “el Padre Nuestro no puede entrar en un estómago vacío, tenemos que organizar a nuestro campesino porque están muriéndose del hambre, los ricos están acaparando las tierras”, eso fue haciendo que “Lupe” –como pidió que lo llamaran- creara junto a la riqueza espiritual y sobre el camino de Jesús, un camino de libertad y de reconquista de la tierra.
“Viajábamos a lugares muy distantes por lo que necesitábamos del carro, y él me dijo “yo tengo que descansar y vos me tienes que ayudar a conducir, era un hombre práctico de agenda corta, pero de una acción de vida tremendamente extensa que todavía, después de 30 años de su martirologio, lo estamos recordando como si fuera ayer”.
La noticia de la desaparición del padre Guadalupe salió publicada en algunos medios de comunicación, el profesor “Tony” mantiene vivo el momento en que “Compré la prensa y abrí dos páginas, en una de ellas estaba un amigo, el doctor “Chema” Reyes Mata, en otra un compañero campesino, del padre Guadalupe sólo miraba su estola, breviario y un copón de madera, la gráfica era en blanco y negro y me impactó”.
Haciendo un poco de memoria, compartió a defensoresenlinea.com que la noticia decía “desarticulado un grupo de rebeldes en Olancho, el ejército nacional se anota un triunfo más al desarticular una columna… diario La Prensa, más o menos el 17 de septiembre…”
El padre Guadalupe, logró cumplir con el propósito de dar su vida por los pobres, de imitar los pasos de Jesús que sin importar la amenaza de la muerte, creyó que ésta comienza cuando el pueblo empieza resucitar, como lo estamos haciendo hoy a 30 años de su martirio, recordando y comprometiéndonos con continuar con el sueño de él, luchar por una reforma agraria.
Se decía que la columna había disparado contra ellos y que el ejército se había defendido, era un ejército de cobras, se habían especial ido en guerra de guerrilla, declaró don Antonio.
Los compañeros se habían organizado como ejército popular para iniciar alguna gestión de lucha por la tierra.
El padre Guadalupe nos decía “yo soy un revolucionario, soy un capellán del ejército popular, los ejércitos imperialistas tienen su capellán, jamás he asesinado a nadie, ni he apuntado a nadie ni lo voy hacer, soy enemigo de la muerte, si amigo de la vida”.
Él tenía la condición de tranquilizarnos y de sentir que su lucha tenía una razón humana y de vida, eso nos animaba a nosotros que pensábamos y rezábamos por él todos los días, ya que era un hombre de mucha acción y decisión.
Al “sacerdote de los campesinos” lo consideran un rayo de luz que se convierte en un profeta permanente para más de 350 mil familias campesinas que luchan por el derecho a la tierra, para vivir y producir arroz, frijoles, arroz, maíz y demás alimentos.
Lamentan que en la actualidad los agroindustriales se han apoderado de esos espacios, haciendo que los campesinos se vayan a la ciudad, a trabajar en la construcción o maquilas, por lo que no están en su ambiente, ni en su tierra.
El Director del ERIC-SJ, padre Ismael Moreno, dijo que Guadalupe Carney, es un héroe, su memoria se mantiene viva porque su temática siendo vigente, ésa es la característica de un profeta, que sabe identificar en la historia aquellos factores que más tienen que ver con el llamado de Dios para transformar la historia de la sociedad.
Los temas que siguen vigentes son el de los derechos humanos, tenencia de la tierra y la organización social, popular y campesina.
Por eso la figura y memoria de Guadalupe Carney, se eleva cada vez más, las personas que no tienen compromiso con la historia se mueren y quedan en el pasado, mientras que personas como el padre Guadalupe, cada día se hace más actual, declaró Moreno.
También nos compartió que “fue el primer sacerdote que conocí en mi vida, la última vez que lo vi fue en julio de 1983, para mi es una responsabilidad poder actualizar su memoria cada año, porque es de las personas que saben caminar en la historia dejando huellas, y esa historia hoy la vemos en los 30 años.
Explicó que la historia oficial da cuentas de próceres oficiales, la historia real da cuenta de héroes vivos y reales.
Es por eso que la historia “Ha querido ser ocultada la historia del padre Guadalupe, y siempre se ha querido dar a conocer sólo la historia de líderes con discurso, con la retórica que los medios de comunicación dan realce, por eso en las comunidades de base -el pueblo pobre- , él sigue cada día más vivo y en la medida que pase el año la presencia y figura del p. Guadalupe, va ser una figura con un alcance nacional”, aseguró Ismael Moreno
más de 80 personas, en Olancho, representantes de comunidades de los departamentos de Yoro, Colón, Cortés, Santa Bárbara y Francisco Morazán, dieron palabras de agradecimiento y recuerdos de los compañeros desaparecidos al ser parte de la columna revolucionaria en 1983.
Melba Reyes, hermana de José María Reyes Mata, dijo que a 30 años de su desaparición o asesinato de estos compañeros, las familias siguen con el profundo amor que lees heredaron ellos por este pueblo, buscando que les digan la verdad de donde quedaron sus cuerpos y luchando y trabajando por construir esa nueva Honduras con la que ellos soñaron.
“Hoy más que nunca está vigente la lucha de nuestros hermanos Padre Guadalupe y Chema Reyes”, dijo la defensora de derechos humanos.
Melba, agregó que, en 1982 trabajé con él en la edición en español de su libro “metamorfosis de un revolucionario” y “así es la iglesia” les invito a que sigamos en la lucha con amor por un país de igualdad y vigencia de nuestros derechos.
Mostrando el paso de los años, un hombre dijo que, “Una vez, en el Bajo Aguán, el padre Guadalupe nos preguntó ¿a que vino a Cristo a este mundo? Cristo vino a cambiar este mundo, por un mundo mejor, este es un mundo de injusticias, luchemos por la transformación de una nueva sociedad”.
El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, quien registra 184 desapariciones forzadas, expresó su agradecimiento porque el pueblo recuerda y está presente en la lucha de esos jóvenes que fueron desaparecidos por sus ideales, dijo Nohemy Pérez, hermana de Samuel Pérez, desaparecido en 1982.
Y el cantautor hondureño Héctor Lezama, dedicó la canción “Cristo Guadalupe”, al maestro, padre, amigo y revolucionario, Lupe, de modo que todos nos sintamos ser él, explicó.
La movilización unió no solo a grupos eclesiales, sino sindicatos, obreros, campesinos, jóvenes y mujeres que también creen en la lucha por la igualdad y un mejor país.