Policía y militares atacan al pueblo intibucano

0
1455

Tegucigalpa, Honduras.- Tres jóvenes fueron capturados y torturados por la policia, en el marco de manifestaciones sociales por la defensa de la salud y educación.

Como una brutal represión, describió lo vivido este jueves 20 de junio, en La Esperanza, Intibucá, la lideresa social y diputada, Olivia Zúñiga.

La Policía Nacional y Policía Militar reprimieron desde la 07:00 a.m. hasta caer la tarde, a la población, en su mayoría indígena lenca, que permanente está en resistencia contra el sistema opresor y la dictadura que lidera Juan Hernández.

Edwin Cantarero Flores (16), es uno de los jóvenes capturados por la policía, esta mañana, acusado supuestamente por quebrar el vidrio de un carro. En horas de la tarde se le entregó a su madre Nolvia Flores.

El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), estuvo atento a comunicarse con agentes de la posta policial donde estaba el menor, quien denunció ser víctimas de ataques dentro del recinto.

Según denuncias de Zúñiga, la ciudad «de Berta Cáceres» (su madre), era «una bola de humo» a causa del las bombas lacrimógenas, y las agresiones de los uniformados afectaron a niños y ancianos.

Y su padre, el defensor de Derechos Humanos, Salvador Zúniga, nuevamente fue atacado. La semana pasada una turba fugaz hasta le rompió la camisa, cuando velaba por la integridad de cinco menores de edad, estudiantes que apoyan el paro del sector salud y educación.

El testimonio del joven, que fue detenido, torturado y amenazado por la Policía Nacional de Honduras, lo compartió el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), a través de su radio comunitaria «Guarajambala»

«Hoy si vas a conocer el diablo», «te vamos a ir a tirar a El Salvador para perderte» fueron algunas de las amenazas recibidas por Edwin.

El pueblo indígena intibicano en general fue gaseado sin piedad por mantener acciones populares convocadas por la Plataforma de lucha por la Salud y Educación, que ya tiene siete semanas demandando respeto a estos derechos humanos.