42 años sin verdad y justicia para Jorge Zavala Eurake

Hondureño, secuestrado el 8 de agosto de 1981 en el barrio El Bosque de Tegucigalpa.

0
582

Tegucigalpa.- En sus declaraciones ofrecidas en 1982 en México, el coronel Leonidas Torres Arias, ex jefe de Inteligencia Militar (G-2), menciona a Jorge Zavala Eurake como una de las víctimas del general Gustavo Álvarez Martínez y del entonces capitán de policía Alexander Hernández Santos.

El día 8 de agosto de 1981, alrededor de las 10 de la mañana, la mujer que llevaba la tienda de alimentación del barrio La Leona, en Tegucigalpa, vio a Jorge Zavala Eurake cuando salía de su domicilio para hacer la compra. Le conocía bien porque era cliente habitual de la tienda.

La mujer vio cómo, tras haber caminado unos metros calle abajo, un grupo de hombres vestidos de civil le salían al paso. Después observó atónita cómo los hombres, unos cinco, armados todos ellos, le agarraban y se lo llevaban en un vehículo amarillo tras introducirle violentamente en él.

Al enterarse de lo sucedido, los familiares de Jorge Zavala visitaron todos los puestos de seguridad de la FUSEP, pero no consiguieron averiguar nada sobre su paradero. Preguntaron en hospitales y funerarias, pero sin resultados. Presentaron peticiones de hábeas corpus en varias secciones de las fuerzas de seguridad, pero todas ellas negaron tenerle detenido.

No está claro cuáles pudieron ser los motivos de su secuestro por las fuerzas de seguridad, pero su caso ilustra el hecho de que la técnica de la «desaparición» no se usaba sólo contra presuntos activistas políticos.

En octubre de 1982, se produjo un importante progreso en la búsqueda llevada a cabo por la familia, cuando un coronel del ejército retirado dio una conferencia de prensa grabada en la ciudad de México, en la que afirmaba que Jorge Zavala Eurake y otros «desaparecidos» habían sido secuestrados y ejecutados por el jefe de la unidad especial de inteligencia conocida como Batallón 3-16, a las órdenes del general Gustavo Álvarez Martínez.

El jefe de la unidad especial de inteligencia escribió una carta a la madre de Jorge Zavala, Mercedes Eurake, en mayo de 1984, en la que negaba toda implicación en la «desaparición» y prometía investigar el caso. Las autoridades judiciales nunca investigaron las denuncias presentadas en su contra.